No hizo falta que se le introdujera en su interior un caballo, como lo recoge la leyenda troyana, novelada por Homero, para que ardiera la así llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD); está ardiendo por sí sola.
La derrota es huérfana, hasta ahora ningún vocero de la oposición venezolana ha reconocido la derrota sufrida en las recientes elecciones municipales, en las que se plantearon darle a esos comicios un carácter plebiscitario, enmarcado en el objetivo estratégico de derrocar al gobierno, por la vía del acoso insurreccional al que lo someterían como consecuencia del caudal de votos mayoritarios que, supuestamente, obtendrían. Públicamente han sido muy tímidas las alusiones autocríticas ventiladas en los medios. Algunos audaces quisieron hacer ver que hasta habían obtenido un triunfo.
Pero la procesión va por dentro. Y ello, es el más contundente testimonio de la significativa derrota que se le propinó a la MUD; las consecuencias no se han hecho esperar, apenas han transcurrido 2 meses y ya comienzan a aflorar las contradicciones en su seno e incluso más allá, porque grupos opositores que se expresaron al margen de la tarjeta de la MUD, como es el caso del MAS e independientes, han acentuado su deslinde de la matriz mudista.
En el panorama opositor se observan diversas expresiones y reagrupaciones, que hacen avizorar, que el futuro inmediato de la mentada MUD está signado por la desolación.
Y no podía ser de otra manera, porque una supuesta unidad pegada con saliva de loro es imposible que se mantenga; sin un auténtico programa, expresión de una visión innovativa de país, de una sociedad alternativa, difícilmente, puede sostenerse una propuesta política que sólo se queda en la negación del Proyecto Chavista o en la afirmación del pasado puntofijista. Un proyecto político, tan débilmente sustentado, que sólo puede presentar como propuesta el retorno al neoliberalismo excluyente, así cuente más sofisticado aparataje comunicacional, con el apoyo de tradicionales factores de poder: la jerarquía eclesiástica, fedecámaras, la estructura gremial-profesional, el tinglado de ONGs de la llamada sociedad civil, etc., y, por supuesto, del inefable imperialismo estadounidense; no puede, a estas alturas del juego, constituirse en opción para un pueblo, que como el venezolano, ha madurado políticamente como nunca antes en toda su historia, que ha alcanzado una conciencia crítica que le permite discernir entre los cantos de sirena de las élites privilegiadas de ayer y el esfuerzo colectivo de construcción de la utopía concreta de una Patria nueva encarnada en el legado del Comandante Chávez.
Entre toletes y toleticos te veas
Ya les es difícil a los más conspicuos voceros e intelectuales orgánicos de la derecha ocultar las contradicciones presentes en su interior, dando forma a la aparición de fracciones que van configurando los toletes o toleticos en que se está cuarteando la MUD.
En primer término, resalta el sector que agrupa, a los más radicales, ese que se identifica en la idea de que hay que propiciar la salida de este gobierno en el menor tiempo posible, porque está llevando el país al abismo. Es un grupo variopinto, lo cual denota su debilidad intrínseca, conformado por: María Corina Machado y su llamada “movida parlamentaria” a la que se adhieren, entre otros, intelectuales como Carlos Blanco y Germán Carrera Damas; Leopoldo López y su partido Voluntad Popular; Bandera Roja e independientes como Luis Miquilena, Diego Arria, Pablo Medina, Paciano Padrón, etc., y el concupiscente alcalde metropolitano Antonio Ledezma y su grupete de Alianza Bravo Pueblo; hasta Pompeyo Márquez ha declarado en sintonía con la línea de este sector que se orienta en el propósito ”de que hay que salir de este gobierno, antes de que culmine el mandato presidencial, para ello el pueblo debe volcarse a la calle a ejercer la protesta, pero, eso sí, en el marco de la Constitución”. Vaya eufemismo. Basta con mirar hacia Ucrania, para apreciar que es lo que realmente pretende este tolete de la derecha opositora, cuyos líderes reales, Machado y López, los más definidos fascistas de entre todos, giran en torno a la onda de Gene Sharp, el agente imperial estadounidense, creador del nefasto instituto “Albert Einstein”, propiciador de las nuevas y desaguisadas modalidades subversivas que el imperialismo ha puesto en práctica en diversos países del mundo; siendo la guerra económica uno de sus dispositivos más concurrentes.
En segundo término, destacan los partidos tradicionales, AD y Copei, más oportunistas que nunca, tratando de aglutinar, cada uno de ellos, a sus respectivos y derivados correligionarios ideológicos, socialdemócratas y socialcristianos, jugando a una posición dual, aparentemente receptivos al planteamiento de diálogo formulado por el gobierno nacional pero sin marcar distancia con quienes pretenden tumbar al gobierno “constitucionalmente”; eso, por si acaso. Son de los más miserables.
Por otro lado, se ubica a Henri Falcón y su Movimiento Progresista, intentando labrarse una referencia candidatural para el 2019. Él también tiene su corazoncito. De este toletico está por separarse Ismael García y otros pocos “dirigentes” para incorporarse, cual saltimbanqui, a Primero Justicia ¡cada cual con su cada quien!
Capriles atormentado
Y por último Capriles Radonski, el gran derrotado del año 2013, vive el tormento del desgajamiento del frente opositor, con un liderazgo cada vez más devaluado y sintiendo que intentan “clavarle un cuchillo por la espalda”. Qué tristeza, dirá él, porqué un cuchillo. En su favor, así hay que registrarlo, ha declarado que no cree en atajos ni en golpe de estado para alcanzar el poder, mucho menos, cuando no se ve pueblo respaldando tal aventura. Señal de rectificación del Flaco? Amanecerá y veremos, por lo pronto sigue ardiendo la paja seca opositora.