Si la oligarquía asesinó a Chávez, como lo insinúan desde el Presidente hasta los ministros para abajo, la pregunta que supura en los corazones de los humildes es: ¿qué sigue, para qué lo asesinaron? La historia, que es implacable, hace emerger de los abismos de la realidad la culminación del exitoso plan que comenzó con el magnicidio.
La señal clara viene del diálogo entre la mud y el gobierno, éste nos conduce a conclusiones que sorprenden: todos los análisis apuntan hacia la restauración de la cuarta república, al regreso del capitalismo, a un nuevo asesinato del Comandante, que es el asesinato del Socialismo. Es asombrosa la rapidez con la que se produce la entrega. Repasemos la historia.
Asesinado Chávez, vendría una turbulencia en las filas revolucionarias, ya habían estudiado los centros pensantes oligarcas que la debilidad ideológica de la dirigencia chavista traería graves dificultades para consolidar al Socialismo, tendrían necesariamente que regresar al capitalismo. Una vez asesinado Chávez comenzó la presión económica, la manipulación de los medios, para forzar al gobierno a un dilema perverso: debía avanzar, profundizar el Socialismo, pero carecía de la fortaleza ideológica y el coraje para fundirse con los desposeídos, para buscar el camino, o tendría que ir al capitalismo y necesariamente caer en manos de los burgueses. Optó por aliarse con los capitalistas, he allí la explicación de las primeras entrevistas con cisneros y con mendoza. Al tomar esta opción, al pactar con el diablo capitalista, éste le mordió el cuello, y el deterioro fue veloz.
Fueron suficientes las guarimbas para cerrar el cuadro político, ya el escenario estaba completo, la lucha contra la violencia, contra el extremismo, justificaría la entrega descarada. Y es así que hoy la Revolución del Gigante se sienta con la mud, que es la parte dulce del plan, a discutir no el cese de las guarimbas, que ya cumplieron con éxito su papel y que en teoría la mud no gobierna, sino la culminación de lo que comenzó con el asesinato de Chávez: la restauración del pacto de gobernabilidad burgués, el pacto de punto fijo.
Queda demostrado así que la guarimba y la mud son dos tenazas del mismo plan, se cae la hipótesis de una oposición seria, democrática, lo que en verdad existe es una fracción que hace el trabajo sucio y otra que recoge los frutos en Miraflores o en la Cancillería.
El anterior diagnóstico a algunos les parecerá extremista, gamelote, voz agorera, pero la realidad habla, es el definitivo juez. Si revisamos los últimos pasos, veremos que todos conducen a la entrega de la Revolución, a la culminación del plan que comenzó con el magnicidio. Veamos.
Ya unasur muestra los dientes y por boca de lula, el inefable agente del capitalismo brasilero, pilar de esa alianza capitalista que es unasur, propone gobierno de coalición.
Será la cúpula de la iglesia católica la que arbitre el diálogo, los mismos que participaron del golpe en 2002, los mismos que mantuvieron en guarimba a nixon moreno.
Se plantea amnistía, un nuevo perdón.
Las mesas de entrega económica "van muy bien".
En el fondo, la función de la mesa de diálogo es dar forma política al pacto que ya se fragua con desvergüenza en lo económico, enterrar definitivamente al Socialismo, sustituir el Plan de la Patria, el de Chávez, por el plan capitalista, el de cisneros.
Ojalá estemos equivocados, si es así respiraremos aliviados, seremos los primeros en festejar el error. Ojalá el gobierno tenga holgura, regrese del reino de la candidez, se zafe del abrazo del diablo, ojalá el Socialismo siga siendo una posibilidad. Todo queda en manos de la realidad, esa que no se puede engañar ni falsificar.