Los más recientes acontecimientos generados a lo interno de la autodenominada Mesa de Unidad Democrática (MUD) parecen haber causado varias fisuras en los pilares que la sostienen, de acuerdo a lo expresado por diversos analistas políticos en el país.
La disyuntiva de asistir o no a las mesas de diálogo que impulsa el Ejecutivo Nacional fraccionaron a la dirigencia que integra la coalición opositora, aunado a la vacilación a la hora de fijar posición frente a las guarimbas.
Algunas pedradas fueron arrojadas al secretario ejecutivo del Movimiento Al Socialismo (MAS), Leopoldo Puchi, a quien destronaron por las redes sociales, sólo por participar en estos encuentros, así como a otros voceros, incluyendo al propio gobernador de Miranda Henrique Capriles, a quien, desde la ultraizquierda tildan de “traidor”.
“Es un paso muy positivo en función del trabajo que se nos ha encomendado por la paz (…) Tengo mucha fe de que este diálogo continúe avanzando”, manifestó Puchi a su salida de la Vicepresidencia de la República la tarde del jueves 27 de marzo de este año, lo que produjo que se ubicara en las primeras tendencias en Twitter, durante varias horas, producto de las menciones que obtuvo; la gran mayoría de ellas cargadas de vilipendios y muestras de intolerancia por parte de los simpatizantes opositores.
POSIBLE SOLUCIÓN
Para el secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, los “sectores radicales”, ubicados en ambos lados, dinamitan la esperanza de entendimiento que la mayoría de los venezolanos apoya, según los más recientes sondeos de opinión recogidos por las encuestadoras Hinterlaces, International Consultig Services y Consultores 30.11, entre otras, los cuales revelan que entre 70 y 80% de población avala las reuniones para buscar salidas más efectivas a los problemas que aquejan al país.
“Que se encaren directamente el Gobierno y la oposición y se digan lo que cada uno se tenga que decir. A lo mejor podría surgir una solución a este atolladero en el que se encuentra el país”, argumentó Ramos Allup, durante una entrevista con la empresa Venevisión el pasado miércoles 26 de marzo, asegurando, además, que aquellos voceros de partidos que no están de acuerdo con el diálogo lo hacen por temor a perder “agendas políticas” individuales.
“Hay sectores en la oposición que dicen que si nosotros nos reunimos con el gobierno son (sic) unos traidores, y hay gente del lado del gobierno que dice que si se reúnen con nosotros sería traicionar la memoria de (Hugo) Chávez”, agregó el diputado al Parlamento Latinoamericano.
GUERRA A CUCHILLO
Basado en informes y fuentes que maneja, el periodista José Vicente Rangel considera que las fricciones expresadas en los últimos días por los sectores de la derecha “son cada día más evidentes y apuntan hacía su desaparición”.
Rangel cree que dentro de la MUD “imperan las aspiraciones grupales, partidistas e individuales” que no hacen posible el sostenimiento de la unidad interna y terminan, más bien, por desmoronar la figura del coordinador general Ramón Guillermo Aveledo, quien, al parecer no cuenta con un respaldo mayoritario de la militancia.
“Los pronósticos en cuanto a la continuidad de su existencia orgánica y política que hasta ahora encarnó son sombríos y sus días están contados”, aseguró Rangel en su programa dominical, difundido el domingo 23 de marzo, al referirse a la confederación derechista.
El exvicepresidente Ejecutivo de la República sostuvo que los grupos más extremistas de la derecha, dirigentes partidistas y parlamentarios, con notable respaldo mediático, insisten en la necesidad de tomar las calles que promueva “la salida” del presidente Nicolás Maduro Moros.
Dentro de esta banda se ubican Voluntad Popular, parte de Primero Justicia y el ala dominada por la exdiputada María Corina Machado, quien obtuvo sólo 110 mil 420 votos (3,73%) durante las elecciones primarias celebradas el domingo 12 de febrero de 2012, donde resultó vencedor el actual gobernador de Miranda, Enrique Capriles Radonski, con un millón 900 mil 528, para un 64,22%.
CONTRA LA PARED
A otro que parece haberle caído una “pava macha”, pero en el estado Carabobo, fue al alcalde de Valencia, Miguel Cocchiola, quien “no pega una” luego de haber asistido, sin condicionamientos previos, a todas las convocatorias hechas por el Gobierno.
El rechazo público a las guarimbas, también, le ha costado una andanada de insultos vía Twitter, así como el veto en algunos medios de comunicación y el rechazo de Voluntad Popular, tolda que le quitó el apoyo.
El 15 de marzo, la periodista Nitu Pérez Osuna, conocida por su ferviente repulsión a la Revolución Bolivariana y todo lo que a ella huela, trató de llevar al terreno de la confrontación a quien también es propietario de Maderas Imeca, durante una entrevista con la cadena radial Unión Radio.
Ante la negativa de Cocchiola de responder como ella quería, Pérez Osuna, en evidente molestia, le espetó: “¡Entonces no podemos hablar más!”, con lo que cerró la posibilidad de entendimiento.
Pero, antes de todo esto, el secretario de la Universidad de Carabobo, Pablo Aure, vapuleó al burgomaestre valenciano por tener una posición conciliadora con la administración de Maduro.
“Lamento por aquellos alcaldes que habiendo sido electos por la oposición acudieron a un diálogo lleno de falsedades. Se hundirán juntos! (sic)”, sentenció Aure, a quien se le acusa de comandar grupos paramilitares en la entidad.
Lo que parece ser cierto, es que la MUD afronta uno de los peores momentos de su existencia. Las rencillas que durante años han tratado de disimular, ya es imposible que lo hagan. La dinámica propia del escenario político en Venezuela saca a relucir los sentimientos y frustraciones de cada uno de los dirigentes y el proyecto que defienden.
