La actual ofensiva de la contra-revolución venezolana está dirigida, no solo al derrocamiento, mediante el ejercicio de la violencia del legítimo Jefe de Estado y Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, sino de todo el orden constitucional surgido del proceso constituyente de 1.999 que dio origen al Estado Democrático y Social de Derecho y cuyos titulares de los Poderes Públicos han sido electos mediante procesos de elección y selección conforme a las normas establecidas en la Constitución de la República y demás leyes; orden jurídico que también han servido para legitimar el ejercicio de algunos órganos del Poder Público por parte de representantes de esas oposiciones de derecha.
La persistente y radicalizada conducta desestabilizadora, golpista e insurreccional del sector dominante de la oposición de burguesa venezolana no responde únicamente a una coyuntura política determinada ni, mucho menos, a problemas relacionados con el acceso a productos de la cesta básica familiar sino, a una decisión política basada en su INTOLERANCIA al modelo de Estado y sociedad que viene construyendo, pacífica y democráticamente, el gobierno bolivariano y la mayoría del pueblo venezolano y, a su profundo convencimiento, después de 18 victorias bolivarianas en 19 procesos electorales, de que es imposible alcanzar una victoria electoral que derroque la nueva realidad histórica que representa el chavismo venezolano y pueda restablecer el viejo orden partidocrático, corrupto y neocolonial de la Cuarta República.
Esta INTOLERANCIA al modelo político y de sociedad fue inyectada deliberada y científicamente a través de los medios de comunicación y las redes sociales al conjunto de los sectores sociales burgueses y de la pequeña burguesía e, incluso, a algunos sectores de la clase trabajadora, artesanos y campesinos, con el fin de ampliar la base social de la estrategia golpista y producir una escisión social profunda que impidiera posibles escenarios democráticos de superación de la normal confrontación de ideas y políticas entre la nueva hegemonía del chavismo y los nuevos y viejas expresiones de la decadente elite política burguesa.
Pero, ésta INTOLERANCIA, llevada desde el mundo de la política, al odio social y al uso de cualquier instrumento de violencia con el fin de alcanzar objetivos políticos, tiene un aspecto positivo constituido por el conocimiento, comprensión y desarrollo de la conciencia que se viene produciendo entre las amplias masas del pueblo acerca de que la confrontación que hoy se vive en Venezuela no es solamente una lucha entre el siempre candidato burguésderrotado Enrique Capriles Radonsky“ y, el depositario del Legado de Chávez y líder de la Revolución Bolivariana, el Presidente Nicolás Maduro Moros sino, la confrontación histórica entre el modelo burgués-capitalista de democracia de elites, neocolonial y explotador de los y las trabajador@s y demás sectores populares y, un nuevo proyecto histórico basado en el desarrollo histórico-concreto de nuestra Nación, las ideas y experiencias de las luchas de los hermanos pueblos de Nuestra América y el mundo, el cual el Comandante Chávez definió acerdamente como el Socialismo del Siglo XXI.
También la INTOLERANCIA de la minoría burguesa y, especialmente su sector fascista, representado por Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledezma y su proyecto golpista de la #SALIDAYA, ha favorecido el proceso de conocimiento, comprensión y educación del pueblo trabajador venezolano al evidenciar la presencia de estrategias desarrolladas para el derrocamiento violento del orden democrático y republicano diseñadas desde los laboratorios de la Guerra de Cuarta Generacion del gobierno y las corporaciones de los Estados Unidos de América, que han perdido su vieja influencia en el Estado y la Sociedad venezolana, quienes han financiado y dirigido quienes, por medio de sus agencias de inteligencia, son los principales responsables de las acciones de guerra económica, chantaje político y acciones violentas, antidemocráticas, xenófobas, racistas y socialmente de los grupos de la Guarimba Insurreccional, las cuales niegan toda vía pacífica y democrática para dirimir las diferencias ideológicas y políticas en el seno de la sociedad venezolana y que, tal como lo ha planteado y sostenido el Presidente Maduro, es el único camino posible para salvar a la Nación de la guerra social a la que la quiere llevar la burguesía enloquecida por la pérdida del Poder y sus aliados dominantes del gobierno de los Estados Unidos de América.
El Maestro Jorge Rodríguez (padre) sostuvo ante jóvenes militantes de la naciente Liga Socialista, que: “Existen dos tipos de maestros: los maestros negativos y los maestros positivos. Los maestros negativos enseñan lo que no ha de hacerse y los maestros positivos lo que debe hacerse”. Esa pedagogía de la dialéctica de lo Negativo y lo Positivo es hoy pertinente como instrumento para seguir haciendo uso de la INTOLERANCIA de la oposición burguesa insurreccional como medio pedagógico de enseñanza popular que potencia la importancia de la TOLERANCIA, como base de la hegemonía moral para la construcción de la Sociedad de la Libertad y la Justicia y que, aún en condiciones de la radicalización incendiaria y expresiones criminales que se hayan dado y se puedan dar en el largo proceso revolucionario bolivariano, es fundamental seguir invocando y construyendo la conciencia y la conducta de la TOLERANCIA de lo distinto, de lo diverso, de lo plural e incluso, de los contrario y antagónico, como base de la sociedad de la Justicia y la Libertad; sin que ello signifique renunciar a las ideas libertarias, ni ceder los espacios históricamente alcanzados, ni mucho menos, pactar asuntos contrarios a la defensa y consolidación del Estado Democrático y Social de Derecho, en el largo Tránsito al Socialismo del siglo XXI.