En respuesta a Nicmer Evans: Divisas para las comunas y para la empresa privada

Confieso, con algo de vergüenza, que siento un cierto respeto intelectual por Nicmer Evans, sus posiciones críticas dentro del Gobierno despiertan mis simpatías por su particular estilo defensor del libre pensamiento, pocas veces visto dentro de las filas afectas al llamado “chavismo”.

En razón de ese respeto, me permito responder a una columna titulada "Las comunas de Jorge Roig", publicada en el portal aporrea.org el 25 de julio del presente año. Confieso no tener grandes expectativas en que esta respuesta sea publicada en ese medio, menos aún de convencerle en un tema del cual su línea de pensamiento crítico no parece ser tan evidente como en otros. Así que solo me mueve el simple ejercicio de réplica a quien considero merece una explicación más detallada de mis declaraciones.

La columna en cuestión se dedica en gran parte a intentar desmontar unas declaraciones que efectivamente hice el pasado martes, al enterarme con sorpresa como Evans también confiesa que las comunas recibirían divisas del CENCOEX, información a la que respondimos: “las comunas al recibir divisas, se convierten en empresas”.

Evans comienza por reconocer su duda sobre la efectividad del mecanismo, no tanto por las comunas sino por la capacidad del estado de darle viabilidad a este procedimiento, en lo cual coincido perfectamente con él. Si las comunas van a depender de las divisas como ahora depende la empresa privada para sobrevivir, su futuro será muy incierto. Honestamente, no les deseo ese triste final. El proceso de asignación discrecional por parte del Ejecutivo en las divisas con un complicadísimo entramado burocrático para obtenerlas, se ha convertido -reconocido por el propio gobierno- en la principal causa de desabastecimiento, inflación y paralización de empresas, hasta el punto que, después de varios intentos fallidos ahora se piensa, con buen juicio, en unificar el tipo de cambio, y en hacer transparente su asignación como siempre hemos solicitado desde FEDECAMARAS.

Nicmer Evans, sin solidez alguna, afirma que “a Roig le preocupa que el Gobierno pueda asignar divisas a las comunas, pero no le preocupa el desfalco de 22.000 millones de dólares del SITME donde sólo podían participar empresas como las afiliadas a FEDECAMARAS”. El Sr. Evans, desconoce o ignora que es precisamente FEDECAMARAS quien más ha insistido en la publicación de la lista de empresas fantasmas a las cuales se les ha asignado divisas en forma contraria o atípica a los consumos tradicionales, y que con toda seguridad están más cerca de las esferas del poder que de la propia FEDECAMARAS. Se equivoca también el Sr. Evans en creer que el desfalco es exclusividad del SITME, dado que la mayoría de las importaciones irregulares y de altos montos fueron vía CADIVI y ahora por CENCOEX, en la cual la asignación de divisas es de exclusiva potestad del Ejecutivo.

Posteriormente, el Sr. Evans acude al diccionario de la Real Academia para encontrar una definición de empresa: “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. Sí, Sr. Evans, eso es un simplificado concepto de empresa y por eso declaré y lo ratifico: “las comunas al recibir divisas se convertirán en empresas”. Las comunas necesitarán entonces de una organización que no poseen, además de dotarse de una compleja administración, ya que para obtener dólares -al menos en el caso de la empresa privada- se requiere de tareas que entrañan excesiva dificultad y cuya ejecución ciertamente requiere decisión y esfuerzo. Hasta allí mis declaraciones. Nunca opiné sobre el carácter de la empresa comunal, ni siquiera me referí a la empresa capitalista. Eso lo agrega Evans de su propio tintero. Creo en lo personal en las comunas como organizaciones populares socio-productivas que pueden perfectamente convivir con la empresa privada.

Tenemos profundas diferencias con un estado comunal no inscrito en la Constitución vigente de la República Bolivariana de Venezuela y, para ser consecuente con Nicmer Evans -a quien tanto parece gustarle las definiciones de la Real Academia- cito la definición de comunas desde la misma fuente:

1. Conjunto de personas que viven en comunidad económica, a veces sexual, al margen de la sociedad organizada.

2. Forma de organización social y económica basada en la propiedad colectiva y en la eliminación de los tradicionales valores familiares.

Así que, Sr. Evans, si usted se ajusta a dicha definición, comprenderá que las Comunas no son exactamente –según la Real Academia- organizaciones adecuadas para otorgarles divisas. Afortunadamente, ni usted, FEDECAMARAS, el Ejecutivo, ni yo mismo creemos que esa sea la definición de comunas, pero ya que usted simplificó el concepto de empresa, nos permitimos usar la misma referencia para demostrar lo peligroso de opinar con ligereza.

Obviando los calificativos que usted injustamente me endilga como “buen representante de los intereses capitalistas corruptos”, opinión que asumo es producto del total desconocimiento que usted tiene de mi persona y sobre los valores y principios que como presidente de FEDECAMARAS defiendo, sí considero necesario el ratificar que a nuestro juicio las comunas, organizaciones que entendemos como una realidad y que con muchas de ellas mantenemos excelentes relaciones, nunca han sido atacadas de nuestra parte de manera alguna, tal y como usted señala. Ratificamos también que éstas no están preparadas para la administración eficiente de las divisas bajo el marco burocrático existente. Tenemos también serias dudas de la transparencia de estas asignaciones y más dudas aún sobre la efectividad de su manejo, por cuanto el complejo sistema de importar para producir requiere pericia, experticia, conocimiento y organización que usted tendrá que reconocer no son parte de las comunas en la actualidad, y que para adquirir dicha experiencia tendrán que convertirse en empresas, seguidas del adjetivo que prefiera, “socialista”, “bolivariana”, ”revolucionaria”, pero, empresa al fin y al cabo. Hasta allí mis declaraciones.

Culmino ratificándole que compartimos su preocupación por la asignación fraudulenta de divisas. Somos y hemos sido críticos hasta el cansancio en este particular, no teniendo la menor duda de que los controles establecidos crean el marco adecuado para la corrupción oficial, y por qué no, de muchos oportunistas de oficio, que más que mal llamarse “empresarios” merecen un calificativo más ajustado a nuestro Código Penal.

Los empresarios serios, que somos la inmensa mayoría, solo reclamamos la eliminación de estos controles que tanto daño le han causado a la economía venezolana, para permitir, bajo la observación y debido control del Gobierno, que sea el mercado y no unos funcionarios de turno, los encargados de asignar el justo valor a las divisas y la efectiva distribución de las mismas como sucede en todas las economías modernas. En ese escenario ideal, del cual estamos lamentablemente tan lejos, ni comunas, ni empresa privada, ni usted, ni yo, tendríamos que estar suplicando divisas, cada quien para su propósito dentro del margen de la legalidad que nuestras leyes establecen.

El autor es: Presidente de Fedecámaras

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