El periodista Pedro Cuartilla, optó ese domingo por descansar y por eso estaba acostado en una hamaca, oyendo un disco de Beto Valderrama Patiño y leyendo un libro de Roberto Malaver, titulado: "Memorias de un escuálido en la decadencia", donde con humor e ironía se muestran las miserias, la impotencia, los fracasos y lo apátrida de la oposición. En eso estaba, cuando sonó el celular, lo atendió, oyó y dijo: "Okey, nos vemos ahí".
Se levantó de la cama colgante, bajó hasta el garaje, donde estaba su viejo Malibú, entró, lo encendió y arrancó rumbo a su destino. En su recorrido, iba pensando: "Esta oposición, de verdad, no la entiendo, ni sé tampoco, por los pasos que van, a dónde diablo se dirige". Llegó al lugar convenido, apagó su automóvil, se bajó frente una lujosa quinta y ahí un señor lo esperaba, quien lo condujo al interior de la casa y de allí al toldo cerca de una piscina, donde cuatro hombres, eran atendidos por una exuberante mujer en bikini, quien le brindaba whisky con edad de votar y delicateses importadas. El ambiente era alegre, a pesar de lo que después le confesaron a Cuartilla, quien saludó y se dispuso a oírlos, y uno de éllos tomó la palabra:
"Amigo, Periodista, le confieso en nombre del grupo, que estamos decepcionados, por no decir otra cosa, con esos lideruchos que tiene la oposición, porque, está bien, que uno se equivoque y fracase, pero carajo, hacerlo todos los días, ya eso es como demasiado".
- ¿Qué les proponen ustedes?
- Que reconozcan las cosas buenas del gobierno, que presenten planes o proyectos que coadyuven al mejoramiento del país, si en verdad lo quieren, y no estar ligando que el petróleo baje de precio, que Pdvsa pierda los juicios internacionales, que crezca la violencia, que la Chincungunya enferme a todo el país y que no aparezcan más nunca los bienes y servicios; porque así no llegan a ninguna parte, pues si no van a reconocer absolutamente nada, entonces nadie les puede creer nada tampoco, y así con esa actitud "adiós luz que te apagaste". Ah, y de paso, todos al mismo tiempo quieren poder y mando.
Pedro Cuartilla escuchó otras cosas más, se despidió y en el camino, pensó: "A estos tipos, al parecer, como a otros, aparte de decepcionados, les debe dar pena decir que son de la oposición".