El periodista Pedro Cuartilla, en su viejo Malibú, tomó rumbo al Fortín de La Galera, por el recién inaugurado tramo de la autopista de Juangriego que está planificada llegar hasta Pampatar, al observar detenidamente el acabado del asfaltado, la isla y las aceras, pensó: “Esta obra tan importante, es digna de todo elogio, de mi parte yo la aplaudo”.
Al llegar al Fortín, quedó maravillado no sólo por la vista panorámica de la bahía de La Galera, sino de los trabajos que ahí realizó el gobierno revolucionario, que hace del sitio un extraordinario atractivo turístico, el cual empezó a recorrer y así relajarse un poco del trabajo. En ese recorrido, observó a Esculapio Díaz Lárez, un reconocido político opositor del gobierno, a quien rápidamente abordó, a pesar de que ese día no estaba de guardia en el periódico.
- Doctor Esculapio, ¿qué hace por aquí?
- Para serte sincero me vine a distraer un rato, viendo toda esta belleza natural que se observa desde aquí arriba, sin embargo, uno no puede desvincularse de la realidad política y sin querer tiene que pensar en élla.
- ¿Puede ser más explícito?
- Mira, amigo Periodista, yo no quisiera hablar de la oposición, porque en verdad, nosotros, digo, porque me incluyo, no sabemos o no pensamos qué hacer, pues mientras este país, está hecho una fiesta, porque por donde tú te metas, consigues ferias navideñas, conjuntos, paseos y gente celebrando la llegada de la navidad y año nuevo; nuestros líderes no aparecen, y si lo hacen es para declarar lo de siempre, o decir el mismo discurso, lleno de lugares comunes, que tienen todos el mismo error: no reconocer absolutamente nada bueno del gobierno y de no rechazar todo aquello que desde el extranjero golpea injustamente al País…
- Pero mejor no sigamos hablando, periodista, dijo Esculapio y siguió su rumbo.
Mientras tanto el periodista Pedro Cuartilla, observando la inmensidad del mar, pensó: “Esta gente, de verdad, anda bien mal”.