El día estaba flojo. A las informaciones el caliche las impregnaba. El periodista Pedro Cuartilla, en su casa, guindó su hamaca, prendió el radio, sintonizó Mundial Margarita, se lanzó a la cama colgante a pensar y a disfrutar de la programación de su emisora preferida. En sus reflexiones iba oyendo informaciones y música autóctona que se le metía en el alma, como buen margariteño. También oyó micros sobre los logros del gobierno; de los héroes epónimos de los municipios, de personajes importantes, entre cantantes, cultores, poetas, escritores y pintores. Además pudo oír unos micros sobre mártires margariteños, tales como Alberto Lovera, Felipe Malaver, Luis Rosas Piña, Héctor "Tiquito" Guzmán, Toribio García y Noel Rodríguez. Así mismo oyó unos cuentos sobre los mitos y creencias margariteñas.
Escuchando todo esto, pensó: "En verdad que en esta emisora hay un trabajo interesante, pues si no conocemos nuestros valores, nuestra idiosincrasia y nuestras costumbres, nos perdimos en el camino y al final no sabemos quiénes somos, ni de dónde venimos".
En eso estaba, cuando sonó el celular; contestó, saludó y luego preguntó: ¿Qué hay por ahí? Y oyó del otro lado: "Amigo Periodista, en verdad, nosotros como oposición seria, no nos queda otra que resignarnos, pues con esos líderes que tenemos no llegamos ni a conserje en el más pobre edificio, pues primero dicen que a Maduro no lo iban a recibir en su gira, luego dijeron que no lo iban a dejar entrar al país y después anunciaron un paro; y sucede que ni lo uno ni lo otro, y lo más grave es que después salen diciendo que yo no fui, que ellos no dijeron nada; o sea nadie se responsabiliza por nada. Y así, ¿digame usted hay seriedad en esa oposición que seguimos?"
"Pues no, amigo, respondió Pedro Cuartilla, y preguntó: ¿Qué piensan hacer?
Y escuchó: "Quedarnos tranquilos, pues mientras no presenten un plan serio, un proyecto de país, aporten soluciones, dejar la violencia como salida y comprendan que entre todos hay que ayudar a la Nación, no van a encontrar ni siquiera un cocuyo que les alumbre el camino".
Pedro Cuartilla, despidió al que llamaba y pensó: "Creía que no había gente seria en la oposición".