Hay un sector de la población que podríamos llamar desprevenido, que no se percata de la conjura que los temerarios de la oposición tienen montada para dar al traste con el proceso constitucional vigente en el país desde hace 16 años. Estos desprevenidos, al no establecer una ilación lógica entre lo que acontece en la esfera económica y los aspavientos que se vienen sucediendo en el ámbito de lo político tanto a nivel nacional como internacional, no logran percibir la amenaza que se cierne sobre la vida de los venezolanos y venezolanas, ellos incluidos.
Sin necesidad de remontarse mucho en el tiempo, bastaría con observar los hechos que se han sucedido en estos primeros días del presente año para advertir la componenda conspirativa que está en marcha.
Derecha de nuevo orquestada
Ya no es solamente la coyunda representada por la troika de María Machado, Ledezma, Leopoldo López y sus secuaces de Voluntad Popular (Smolansky, Freddy Guevara, el General Rivero, Gabi Orellana y demás) y el núcleo desaforado de Alberto Franceschi, Iván Carratú Molina y los desaprensivos General Vivas y el Coronel Gámez Bustamante; no, ese círculo conspirador que actuó prácticamente solo, impulsando la fracasada iniciativa de la Salida guarimbérica, entre enero y junio del año pasado, que ocasionó 43 venezolanos muertos y más de 800 heridos, se ha ampliado con la incorporación de otros grupos, igual de conspiradores, pero que durante el año 2014 se habían mostrados discretos en sus afanes conspirativos.
Ahora, al considerar que se han dado las condiciones a consecuencia, según aprecian, del deterioro de la situación económica nacional y como resultado de ello, la generación de un clima de angustia y zozobra en la población por la escasez y el desabastecimiento de productos de la cesta básica, se apresuran, volviendo por sus fueros golpistas, a orquestarse, en la plataforma insurreccional que han pretendido activar prácticamente desde el mismo momento en que Chávez, liderando todo un pueblo excluido, les ganó en buena lid el poder político del país.
Tal cual viudos y viudas del pasado no se resignan a asumir la nueva realidad política cimentada en el país en base a una praxis colectiva que ha hecho posible el forjamiento y maduración de una conciencia crítica en la mayoría del pueblo venezolano, que la lleva a comprender y a internalizar que las conquistas sociales alcanzadas en el período chavista, que le permitieron salir del estado de postración y de exclusión al que históricamente había sido sometida, sólo se pueden mantener y asegurar preservando la vigencia de la revolución bolivariana y chavista, hoy conducida por el Presidente Maduro.
Por ello, a pesar de las colas, de la angustia de no conseguir con prontitud los productos que necesita, de la manipulación mediática a través de la cual se le atribuye al gobierno las causales del desabastecimiento y de la escasez, de la proclama destemplada de la jerarquía eclesiástica llamando a los feligreses a sumarse al sentimiento antimodelo chavista, de la presión de la derecha continental y del imperialismo yanqui, el bravo pueblo se mantiene y se mantendrá firme, garantizando la vigencia del legado de Chávez, que es lo que habrá de permitir solventar los problemas que se confrontan, derrotar los propósitos regresionistas de la derecha oligárquica, apátrida y proimperialista; y superar, incluso, los errores políticos y de orientación económica que haya generado el propio proceso chavista.
No aprende ni olvida
Estamos frente a una derecha obcecada, que no aprende ni olvida, que persiste en transitar los caminos que la han conducido a ostensibles derrotas, que insiste en el formato golpista para salir del gobierno a como de lugar, truncando los procedimientos legítimos contemplados en la Constitución, que, sin embargo, dice reconocer y respetar.
Comenzando por Capriles Radonski (Primerio Justicia), que en vez de concentrarse en gobernar a su estado, razón por la cual se ha ganado el calificativo de gobernador ausente, comienza enero declarando su entendimiento con la troika guarimbérica del año pasado y señalando que, ahora sí, la iniciativa de la Salida tiene sentido porque tiene pueblo y por tanto, la acción política, hay que ejecutarla en varios tableros, incluyendo, obviamente, el de la guarimba insurreccional.
Igualmente, otros partidos, grupos, y grupetes de la descarriada MUD han declarado siguiendo el mismo tenor, exigiendo la renuncia del Presidente Maduro, enfilándose por los mismos carriles que han transitado en otros momentos con resultados, igualmente, adversos. Es asombrosa la falta de visión de esta gente, empeñados en darse con la misma piedra una y otra vez.
Pero más triste y lamentable es el caso de avezados analistas políticos y columnistas de prensa de dilatada trayectoria que se suman a esta aventura con desmesurado entusiasmo, haciendo gala, más bien, de una impericia por demás irresponsable. Es el caso de gente como Pompeyo Márquez y Américo Martín que si bien adolecidos de una regresión ideológica, por demás, triste y lamentable, en aras de las canas, deberían ser menos aventureros que cuando tuvieron posición de conducción del movimiento revolucionario venezolano.
Otro tanto, es el caso de los economistas proclives a la dominación capitalista que no pierden oportunidad para cuestionar la acción del gobierno bolivariano por avanzar en la lucha por sanear la economía; ellos no escatiman esfuerzos y argumentos para justificar al empresariado, a la derecha económica, en su afán de ganancias exorbitantes a costa del sacrificio del pueblo y en su propósito más preciado que es el debilitamiento del gobierno al que pretenden derrocar.
Hechos insólitos
A nivel de la presión internacional en contra del país, hemos presenciado dos hechos insólitos por su naturaleza pero no por los actores que los auspiciaron capaces de eso y mucho más: la presencia, en el país, de tres expresidentes, representantes de la más rancia y corrupta derecha continental, para poner en evidencia la supuesta condición del gobierno como violador de los derechos humanos y para darle un espaldarazo a Leopoldo López; quien, como se sabe, está preso no por sus ideas políticas sino por ser propiciador, confeso públicamente, de una acción fascista que le costó la vida a muchos compatriotas ("…¿Hasta cuándo dura esto? Hasta que salga el dictador").
Y el otro hecho, repudiable por su inmoralidad pero nada inesperado por quienes lo concibieron, fue el de la acusación ante la DEA estadounidense de la que ha sido objeto el Presidente de la Asamblea Nacional y Vicepresidente del PSUV, Diputado Diosdado Cabello, de ser jefe de un cartel de drogas. Maniobra esta a la que se le ven las costuras por los cuatro costados.
Por supuesto, que lo que está de por medio en toda esta madeja de truculencias y despropósitos es el debilitamiento y derrocamiento del gobierno bolivariano para truncar el proceso revolucionario que se ha venido desarrollando en el país, en estos últimos 16 años, teniendo como sustrato de factibilidad la crisis económica, básicamente, inducida por la derecha económica, monitoreada, a su vez, por los cenáculos imperiales que no son nada ajenos a la situación creada por la baja de los precios petroleros.
Esta claro que estos cálculos se basan en una pésima lectura de la realidad venezolana. Cómo siempre menospreciando al pueblo, no entienden que Rondón aún sin haber peleado ya los está derrotando.