Se iniciaron de nuevo, llamémoslos "intentos" de reeditar los desastres de hace un año, con las mal llamadas guarimbas, que no fueron otra cosa que focos de violencia extrema, los cuales dejaron saldos dolorosos en pérdida de vidas y bienes públicos y privados.
Aquí en el Táchira, en las inmediaciones de la Universidad de la Oligarquía, subsidiada por el Estado, y esto nadie lo entiende porque indirectamente se está financiando de alguna manera la violencia, pues las autoridades, no mueven un dedo para poner orden y más, cuando siendo una universidad privada, debería tener reglamentos internos que permitan evitar espectáculos tan deprimentes como los que casi a diario perturban a los habitantes de la capital, aquí de manera muy sospechosa, porque es obligante preguntarse: ¿qué hacía una unidad oficial de la CANTV, metida en el área donde se estaba generando la violencia con piedras, objetos contundentes y bombas molotov?, ya el saldo comenzó con la quema y pérdida total de un bien que administra el Estado, pero que es patrimonio del pueblo.
Y, ¿quién paga este bien?, el Estado con el dinero que nos pertenece, cuando deberían ser las autoridades de la Universidad, simplemente descontándole del subsidio el valor de la unidad a ver si así hacen algo por frenar esas estrategias irracionales que ya nos tienen cansados.
¿Cómo es eso de que el gobierno venezolano viola los derechos humanos a unos delincuentes, que simplemente al colocarse una capucha para realizar actos violentos, ya están fuera de la ley?
¿Acaso no somos los ciudadanos, cuando por la violencia vemos interrumpido el tránsito, las vías cerradas y tenemos que soportar la zozobra y el estrés que ello conlleva, quienes vemos nuestros derechos humanos violados?.
¿Hasta cuando el pueblo va a tolerar pacientemente la reincidencia de desadaptados, tarifados, en estos hechos de violencia?.
Son interrogantes que quienes, no respaldamos estos hechos vandálicos nos hacemos, por lo que debe buscarse una fórmula que permita reducir definitivamente estos eventos, que ya se están haciendo costumbre con frecuencia y de manera impredecible.
A ello se unen las kilométricas colas frente a los supermercados que parecieran resistirse a cualquier medida para reducirlas, nadie se explica cómo no ha sido posible eliminar la que ya se ha hecho famosa por ser la más grande y es la que se forma frente al Bicentenario, en la cual la gente tiene que soportar a pleno sol y lluvia, para que muchas veces no pueda lograr el objetivo de entrar a proveerse de sus alimentos y demás insumos.
No es posible que a estas alturas no se haya incrementado el número de cajas como una de las medidas contra las colas, diariamente se ve el espectáculo deprimente de enormes colas, en esa sede, lo que de plano le quita autoridad moral a los funcionarios que tienen la orden de luchar contra las colas, cuando se supone que la ley debe entrar por casa, pero aquí el Bicentenario lo que ha logrado es convertirse en referencia negativa, que lo que hace es dar argumentos a la derecha, para levantar banderas de ineficiencia contra el gobierno.-
El gobierno tiene las herramientas que le da a Ley, y debe hacerse sentir como aunque un poco tarde lo hizo hace un año ya.
Lamentablemente, así chille la derecha, hay que tomar medidas extremas pero necesarias como por ejemplo colocar en los puntos que puedan ser posibles objetivos de los mercenarios, vigilancia permanente de la fuerza pública; lo que sucedió por ejemplo con la sede de VIVE-TV en el Zulia pudo evitarse, si para nada era difícil pensar, que un medio de comunicación oficial tiene que estar en lista privilegiada de los violentos.
Aquí nada de raro tendría, que sucedan hechos similares, la primera escaramuza, hace unas semanas produjo la pérdida de una unidad de transporte estudiantil, la última una unidad de CANTV, ¿Qué viene ahora? Es lo que se pregunta la gente, unos ligando que de nuevo se incendie la ciudad como el año pasado y otros rogando a Dios que nos proteja que ello se repita.
Esta vez con las remodelaciones que la gobernación hace en bastantes sitios de la ciudad, la lista de objetivos para los violentos han aumentado y esos sitios se ven desprotegidos, apenas con unos pocos trabajadores en las obras, pero ni una autoridad policial y/o militar que al menos sirva de freno a los planes, que ya seguramente están en los laboratorios de los violentos.
Hace unos días la pancarta que frente a la destruida con pérdida total de COTATUR, colocó la Gobernación y que con una gran flecha con la lectura ¿MANIFESTACIONES PACIFICAS?, como para llamar la atención de los transeúntes e inculcar conciencia, fue rota a cuchilladas y el anuncio de remodelación destrozado, si hubiese habido allí vigilancia otro gallo cantaría.
Eso no hubiese sucedido como una muestra del poder que tiene la derecha para hacer lo que hace con total impunidad.
Se haría muy largo seguir contando a mis lectores, todo lo que sucede y se prevé estaría por suceder, si no se toman urgentes medidas, que permitan garantizarle al Táchira, que como sabemos ha tomado fama de ser el Estado lamentablemente más violento del país considerado ya por el terrorismo nacional e internacional, como su cabeza de playa para sus planes subversivos.