El pasado domingo 17 la llamada Mesa de la Unidad Democrática ( MUD) con sus primarias tuvo su “parto de los montes”, porque al igual que en la fábula de Esopo, a pesar de los “rugidos” con los que presagiaban unos resultados esplendorosos en sus elecciones internas, estos no pasaron de ser, como en la fábula griega en la que la montaña, finalmente, solo parió un minúsculo ratoncito, es decir, unos nimios resultados.
Uno de los más prominentes numerólogos opositores, el cejudo oráculo Julio Borges, había anunciado que las primarias iban a ser el gran “calentamiento” para las elecciones parlamentarias de finales de año, pero, como siempre, la realidad le resultó esquiva al dirigente aurinegro.
En la MUD manda el dedo
Lo cierto es que sólo sufragaron un poco más de 500 mil opositores, para ser más preciso 543.723, según cifras aportadas por el propio encargado de asuntos electorales de la MUD, de un universo de 7,7 millones de electores correspondientes a los 33 circuitos en donde se realizaron las fallidas elecciones, equivalentes, en términos porcentuales, al 7,2 % de ese universo electoral; en otras palabras, un pírrico resultado equiparable al ratoncito de la fábula esópica.
Elecciones fallidas, o como se ha dicho falsarias, en las que sólo se eligieron 42 candidatos que representan apenas el 25% de los aspirantes a diputados a la Asamblea Nacional, pues el 75% restante fueron escogidos según la más añeja y acendrada tradición cuartorrepublicana: la del desprestigiado dedo, regresionista y antidemocrático.
Por ello, hasta a la misma gente de la oposición le pareció grotesca más que inoportuna la euforia, marcadamente aparencial, con la que el Chúo Torrealba intentó celebrar ante las empresas mediáticas privadas una supuesta victoria reflejada en tan magro resultado. Los opositores sensatos antes que cortarse con semejante “vaso de cartón” estarán diciendo, con toda razón, a “otro perro con ese hueso”.
Una dirigencia madura, que es lo que no tiene la oposición, antes que pretender engañar a sus seguidores, estaría preguntándose por qué tal debacle en las primarias, por qué ocurrió esa desbandada traducida en tan alta abstención; pero, como diría uno de sus más encumbrados filósofos, eso sería como pedirle “peras al horno”.
Andares de la vieja política
Está visto que la oposición se empeña en hacer una lectura de la realidad política totalmente divorciada de los cambios sustanciales que se han operado en la sociedad venezolana, sigue de espaldas a una realidad que cambia cada día, no termina de percatarse que estos 16 años de gobierno bolivariano no han pasado en vano, que no han sido meros gobiernos formales y representativos, que el diseño del Proyecto de País concebido por el Comandante Chávez, ciertamente, está sembrado como nueva simbología en la expectativa y en la conciencia del pueblo venezolano, lo cual implica, entre otras cosas, el ejercicio real y profundización del principio de la democracia participativa y protagónica; que, en consecuencia, estamos ante un pueblo que cada día reclama más participación y más democracia. Y esto es lo que la oposición en su ceguera mental no capta ni entiende.
Mientras la oposición persiste en esos andares de la vieja política, antidemocrática y regresionista, de escoger sus candidatos a dedo o en unas primarias parciales en las que para participar hubo que pagar 150 mil bolívares, dándole preferencia, obviamente, a la estirpe burguesa, en la que no se valora, por otro lado, ni proporcionalmente ni por la significación potencial que tienen en la sociedad, a la juventud y a la mujer; el chavismo, por el contrario, hace gala de una práctica política radicalmente distinta, en la que se consulta a las bases, en la que los aspirantes a candidatos a diputados son escogidos libremente, por la militancia, en la totalidad de los circuitos (87), sin ninguna otra limitación que las que establecen las Leyes republicanas y en la que la juventud y la mujer son considerados, efectivamente, como pilares fundamentales del cuerpo social que constituye a la nación venezolana. Y en la que, finalmente, los candidatos serán elegidos, el próximo 28 de junio, en unas primarias, en la que pueden participar todos los electores, chavistas y no chavistas, inscritos en el registro electoral; un novedoso ejercicio de participación e inclusión democrática.
La escogencia de los candidatos a diputados no es un mero hecho formal, no es un dato secundario del quehacer político, es, sin ninguna duda, un dato sumamente relevante que indica la naturaleza y concepción de los actores políticos, especialmente, en una sociedad que, como la venezolana, inexorablemente avanza hacia su profundización democrática. A todas luces, estamos frente a una oposición que engendra una concepción antidemocrática del ejercicio de la política.
Miranda: caso relevante
Una demostración palpable de lo que hemos planteado en este artículo es el caso del estado Miranda, donde, mientras la oposición no realizó elecciones primarias en ninguno de los circuitos y sus candidatos han sido designados a dedo, por el gobernador Capriles, haciendo uso de su definida inclinación antidemocrática; el chavismo escogió a los aspirantes en una amplia consulta de sus organismos de base, las UBCH, y ahora se apresta a seleccionar sus candidatos en las primarias del último domingo de junio; dándose el caso, por demás notorio, que dirigentes nacionales que bien podrían ir en la lista están optando por la elección por la vía circuital. Siendo el caso más relevante, el del sociólogo Elías Jaua, dirigente fundamental del PSUV, quien aspira a ir como candidato a la Asamblea Nacional por los Valles del Tuy, circuito 6, conformado por los Municipios Cristóbal Rojas, Simón Bolívar, Lander y Urdaneta. Sí, definitivamente son dos concepciones contrapuestas de la política, de la sociedad y de la vida: una que apuesta por el dedo y la regresión y otra motivada por la democracia y el socialismo.