Ya era hora que el líder que se presume actualmente como el más
prestigioso de la oposición zuliana como lo es, Manuel Rosales,
regresara al país, tatuado de ideas sustantivas, las que han sido
rellenas de arcaísmo desgarradores sin estrenar en el juego político
venezolano, las que en razón de sus estudios profundizados por el
desvelo continuo en el país que, lo aclimató de nervios densos,
durante su exilio de drenaje hacia la acción política de lograr el
cambio.
Desde su partida de fugitivo incomprensivo se untó de fervor patrio a
distancia que lo fueron marcando hacia el camino emprendedor que lo
desvivía en recordar tantos ratos felices en el poder provincial que,
los zulianos le dieron en ofrenda a su personalidad de incentivar
“hornos” de recreación que lo fueron marcando en su dilatada
trayectoria de jugar con las palabras con su acento marabino de que
todo en la vida tiene una razón de ser y, Manuel de maestro de escuela
adeco llegó a alcalde por dos períodos consecutivos y como modestia
aparte fue gobernador también, por dos períodos de igual tiempo de la
mano de la oposición que, lo aclamó hasta llevarlo a ser aspirante
presidencial de Venezuela con un jaque mate espectacular cuando, nos
recordó sin bagaje alguno que, toda isla está rodeada de agua.
Se fue famoso y regresa bien aclimatado de conveniencias de malcriadez
y, como un auxiliar de las divagaciones sin rumbo, viene a colaborar
de lleno en las elecciones por celebrar en diciembre próximo, por lo
que se pondrá a derecho con todo a su favor que con voz empolvada de
acusado en acusador, se hará a la calle a exprimir sus monosílabos
atisbados de citas que corren solas por sus labios de político
batallador que conoce bien las sutilezas instántaneas del zuliano que
lo recibe en paz, ahogando un pasado que lo dejó estropeado de vagar
de un lugar a otro con la misma cara de la dualidad que no lo pierde
de vista.
Por lo que se ve el país politico está conmocionado de alegría y de
tristeza y no sabemos cuál será la estrategia a profundizar cuando
agarre calle y se interne en la osadía de ser valiente con una ducha
de pasión recreativa en ofrecer lo que no puede ofrecer atascado en
una cola de bachaqueros que no son amigos de nadie, y se dé cuenta que
este país ha quedado sin pañales de presunción y sin atajos que lo
enreden y, más él que viene de unas vacaciones bien largas producto de
su inmoralidad como corrupto profesional zuliano.
Bienvenido Manuel Rosales que, las castañas se cocen en el horno de la
pasión política y más sabe el diablo por viejo que se ha persignado
con la misma oposición que lo tiene en lista de espera como su
profundo defensor que los distraerá, tal cual, la gaita marabina de un
filósofo en apuros que en política no quiere absorver el runrún de las
olas que se van quedando atrás y más temprano que tarde tendrá que
vérselas con la justicia zuliana y, entonces será un gobernador más en
su laberinto.