Al empezar a escribir este artículo se apoderó de mí un gran dolor y una profunda impotencia, habida cuenta de todo lo vivido junto a nuestro Comandante Chávez y ahora en esta nueva etapa de la Revolución, si es que se puede llamar así. Sin duda, el tiempo político es otro, pero con los mismos actores de ayer por parte de la oposición, que en su empeño por restaurar el capitalismo han sabido mover sus fichas cual tablero de ajedrez.
En lo particular, he analizado de manera objetiva todo lo sucedido desde la partida de nuestro gigante. No han sido casualidad todas las reuniones que se han efectuado con la burguesía, empezando por Lorenzo Mendoza como máximo exponente de la burguesía venezolana, sin olvidar las Mesas de Paz Económica, donde supuestamente se alcanzaron 52 acuerdos que hasta el día de hoy el pueblo desconoce.
Producto de estas reuniones, el gobierno le confirió mayor poder al sector económico, que está llamado a producir y que hoy nos tiene de rodillas. Cabría preguntarse si el gobierno no ha aprendido la lección o es que sigue pensando que el gran capital va a cesar en su empeño por acabar con los sueños y esperanzas de todo un pueblo, que es la Revolución Bolivariana, esta que nos legó Chávez, y que nosotros, el Pueblo, hicimos posible junto a él, y que algunos desde su posición de gobierno han traicionado.
Es necesario volver a analizar lo sucedido el 6D, dado que hasta la fecha no se ha producido rectificación en cuanto a la dirigencia política que sin duda dejó de tener ascendencia y perdió todo liderazgo y credibilidad en gran parte de las filas revolucionarias. En este sentido, se ha desviado la atención hacia el tema económico, el cual es imperativo resolver, estamos de acuerdo, pero no menos importante es la dirección política como eje fundamental para la cohesión de las bases revolucionarias y la direccionalidad de esta nueva etapa de necesaria rectificación del proceso.
Habría que ser muy ingenuo o desconocer la política y sus intríngulis para no entender el juego de poder que en las altas esferas se está sucediendo, nuestra revolución no está exenta de ello. Saber quién puja más será la clave que definirá el rumbo, de continuar la revolución. ¿Se impondrá la corriente reformista servil a los intereses del gran capital, o la que defiende rodilla en tierra el legado de nuestro Comandante, el Plan de la Patria, el Golpe de Timón? ¿Será este último un anatema?
Partiendo de la premisa de que la política es el arte de lo posible, no nos extrañe que se estén dando reuniones con ciertos sectores de la derecha para alcanzar acuerdos que hagan posible la sobrevivencia de la revolución, eso sí, claudicando posiciones por parte de los nuestros y, por qué no decirlo, tratar de llegar a pactos donde la revolución vaya dando pasos tímidos pero seguros hacia la centroizquierda y más allá, procurando así el llamado “estado de bienestar”, pero sin afectar a la burguesía y sus intereses.
¿Cómo entender que se haya puesto al frente de la cartera de industria y comercio a un señor que puede ser muy respetable, como lo es el señor Pérez Abad? Pero no deja de ser un burgués representante de los empresarios y, por supuesto, nada que ver con el pensamiento de izquierda. También se designó a Rodolfo Medina, un consabido tecnócrata neoliberal (léase el artículo de Álvaro Verzi Rangel publicado en Aporrea: http://www.aporrea.org/actualidad/a221045.html) al frente de la cartera de Banca y Finanzas, es decir, el crucial cargo de ministro de hacienda. Y contradictoriamente, al frente de la Vicepresidencia Económica fue designado un camarada de connotada talla revolucionaria y claridad ideológica, como es el señor Luis Salas. Esto es un indicador indiscutible de que no hay una claridad por parte del gobierno, o que ha caído en su propia trampa, pues no se puede jugar con el Diablo sin quemarse.
Muchos son los signos que indican que estamos en las postrimerías de la revolución de Chávez. Enumerarlos haría muy extenso este escrito. Solo parafrasearé lo que decía nuestro gigante: “Quien tenga ojos, que vea…”. Solo un ingenuo en política, repito, no se percataría de esta realidad. Bien cabría aplicar en este momento la frase: “Ríndanse que están rodeados…”, a lo cual yo agrego: “Por propios y extraños…”.
Únicamente el despertar de la conciencia del pueblo y su rol histórico como nuevo e indiscutible actor político podría enrumbar y cambiar la inercia que trae el proceso hacia su debacle. No entender esta realidad nos hará corresponsables del hecho que se avecina. No podemos soslayar esos dos millones que se abstuvieron el 6D, pero que siguen allí esperando la reconducción de la revolución y la vuelta de la misma hacia el camino que nos marcó Chávez, que no es otro que la construcción del socialismo, sin ambages; de lo contrario, esto no será más que un recuerdo y una gran frustración para los millones que hemos apostado y trabajado para hacer posible esta revolución.
Que cada quien asuma su responsabilidad ante la historia. Y mientras tanto discursos van, discursos vienen, sin sustancia, sin compromisos que se desprendan de ellos. La retórica se agota y la paciencia del pueblo también. ¡Socialismo o Nada! ¡No al desmontaje de la revolución! Ojo: Cuidado con traicionar al pueblo. Procuren que éste no despierte de manera abrupta. Camaradas, la consigna de los verdaderos revolucionarios ha de ser: “Chávez vivirá mientras el pueblo luche”. No al entreguismo, no al acuerdo de cúpulas, no a la corrupción, no al sectarismo, no al nepotismo, no al amiguismo, no a la traición, no a la indolencia, no al efectismo, no al ser reactivos. ¡Rectificación o Nada! Ha de ser la consigna del gobierno revolucionario, de lo contrario estaremos condenando la revolución, por acción u omisión. No olvidemos que solo el pueblo salva al pueblo, carajo.
Zulika King.
Coordinadora del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza.
En Guatire, la Villa Heroica, a los 17 días del mes de enero de 2016.
