Rubén Blade siempre vuelve, con la vida y sus sorpresas. Nunca pensó la señora Machado, regente de la marca Súmate, que la estocada a su franquicia saldría de la oposición. Pero así es la política, un terreno de ingratitudes y de “si te veo no me acuerdo”. El dilema hiere por elemental: o Petkoff, Rosales y Borges son unos mal agradecidos, o no son los gafos que el sifrinaje creía que eran.
Todo proviene de un autoengaño: Súmate es una “organización electoral” que nació para sabotear los procesos electorales. Quizás su mejor definición la dio Rhona Ottolina. Esta señora declaró que inscribió su candidatura a las primarias que propone Súmate tan sólo para impulsar la abstención. La Machado piensa igual pero no lo dice. La táctica es inscribir la mayor cantidad de precandidatos y luego bombardear desde adentro todas esas aspiraciones. Después de ese acto, lo que queda es la abstención.
Los lechuguinos de Súmate creían que todo sería pan comido. Tenían el apoyo de Washington y a esa realidad sucumbiría cualquier resistencia interna. Petkoff no pensaba así y se tomó muy en serio su candidatura. Borges ya había roto la abstención a contrapelo de su propio partido. Y Rosales, por no abstenerse como lo aconsejaba Súmate, es hoy flamante gobernador del Zulia, el estado más rico del país.
La señora Ottolina siguió siendo demasiado sincera pero poco política en sus declaraciones. Dijo que lucharía por “la abstención y algo más” contra Chávez. Esa es la línea de Súmate desde su invención en el norte. Ese “algo más” ya lo conoció el país durante el sabotaje petrolero de dos meses, el golpe de abril de 2002, el intento fallido de referéndum consultivo, la guarimba, la infiltración de paramilitares y el referéndum revocatorio que les resultó un revolcón. Tantas derrotas consecutivas, empero, no los hace renunciar al tan ansiado “algo más”.
Los tres precandidatos con más seguidores dentro de la minoría opositora –Borges, Rosales y Petkoff-, quienes saben que ya pasó la hora de las aventuras, captaron que Súmate pretendía meterlos en unas primarias para dinamitarlos. No mordieron. En el tira y encoge, ya hay en la oposición 24 aspirantes a la Presidencia. Está el grupo de los tres (G3), integrado por los ciudadanos antes citados. Se le suman (pero para restarles) el G6, conformado por Cecilia Sosa, William Ojeda, Vicente Brito, Froilán Barrios, Tejera París y Sergio Calderón. A éstos se les agregan unos quince precandidatos que han puesto morado el caldo electoral de la oposición, a quienes no los llamamos G15 porque cada día se le suma un nuevo o nueva aspirante a la silla presidencial.
Excepto para “algo más”, allí nadie cree en Súmate como ente electoral. La franquicia fue por lana y salió trasquilada. Rosales, Petkoff y Borges se reúnen y toman decisiones sin pararle a la Machado. El G6 juega a una parada, al por si acaso, a ver si sale algo. Los demás hacen el coro de la comedia o la farsa. La discutidera los disminuye cada vez más en su escuálido potencial electoral. La franquicia recibida por Bush en la Casa Blanca , hoy es apenas el recuerdo de un par de pálidas rodillas. El G3 no le para ni esto y, en lugar de salir del comandante, que fue el único objetivo de sus existencia, Súmate ha terminado por sumarle votos a Chávez. Rubén Blades siempre vuelve por las esquinas, ¡ay, Dios!