"El fin de la historia y el último hombre", es un ensayo de Francis Fukuyama en el cual, según el autor, parece que el reloj de la humanidad se encuentra detenido. Es decir, según este pensador, hoy por hoy las luchas ideológicas perdieron la razón de ser y hay que adaptarse a la unipolaridad. Con el neoliberalismo el mundo no tiene nada nuevo que buscar, es la permanencia del pensamiento único, la hegemonía del libre mercado, el predominio de la democracia representativa y la preservación del marco jurídico que los capitalistas inventaron. Según el autor de la obra, más allá de esto, desde el punto de vista político, consolidado el modelo neoliberal, los filósofos, los economistas, los humanistas y otros afines deberán buscar un nuevo empleo.
Cada vez que triunfa un modelo político sus protagonistas piensan que este es lo mejor para ellos y para el pueblo, ciertamente, lo más significativo son los logros de los primeros. Cuando el mundo estaba gobernado por reyes las monarquías, por sus arbitrariedades, derivaron en tiranías absolutistas, cuando los aristócratas instalaron sus regímenes, consecuencia de sus abusos de poder estos gobiernos terminaron en oligarquías o dictaduras corruptas. En los actuales momentos las democracias representativas concluyeron en gobiernos neoliberales cuyo interés es aprovecharse de las riquezas de los países para acrecentar las riquezas de las grandes transnacionales. Por fortuna, nada es eterno y en diversos libros de historia se han registrado la decadencia y consumación de los imperios más poderosos.
La derecha internacional a través de los medios de comunicación comprometidos, mediante las redes sociales y sobre todo, valiéndose de la industria cinematográfica (cine, televisión por cable y afines) despotrica del socialismo y sus líderes, al igual como ocurrió con el comunismo a principios del siglo XX. En los tiempos que corren, el temor hacia la democracia participativa es difundido gracias a la industria mediática internacional, la mejor aliada del capitalismo. Esta es utilizada para embrutecer y amedrentar a la humanidad. Intentan hacerle ver a los habitantes del planeta que la democracia burguesa, según los adinerados, es el modelo político "por excelencia". Es importante dejar claro que ni la democracia representativa, muchos menos el capitalismo, tampoco el neoliberalismo han resuelto las graves crisis de la humanidad, ni siguiera los infortunios de las naciones donde están implantados estas formas de gobernar. Peor aún, las han agravado.
La mayoría de los modelos políticos-económicos-sociales que han administrado el planeta fueron instituidos por los dueños del dinero, con el único interés de proteger sus grandes fortunas, sus bienes muebles e inmuebles. Para estos trashumantes de capitales cualquier modelo que toque la propiedad privada es su archienemigo y hay que acabarlo por cualquier vía. Para estos explotadores la única doctrina es la del capital y todo lo que venga, así se detenga la historia o no, lo más importantes son sus intereses.
Fueron muchos los pensadores, algunos utópicos, ciertos profetas y distintos santos quienes trataron el tema de la justicia social, de seguro, ciertos sacerdotes elevan su voz en el púlpito para sermonear que la historia se acabó hace tiempo, tal como asevera Fukuyama.
Afirmaba Lin Yutang, en la "Oportunidad de Eurídice": "La tierra es nuestra en cuanto la hacemos de nosotros, la sociedad es nuestra en cuanto la creamos y la mejoramos. Esforcémonos en vivir en paz y cortesía con nuestros semejantes para que podamos vivir fructuosamente".
Mi pensadora me obliga a traer a mi memoria a Constantin Francois Chasseboeuf de La Girandois, conde de Volney (1757-1820) en el libro "Las ruinas del Palmira". Siempre recurro a este párrafo: "¡Hombres, hombres, levantad los ojos al cielo que os ilumina y volvedlos después a la tierra que os mantiene! Cuando os ofrecen a todos los mismos dones, cuando habéis recibido de la potencia que los mueve la misma vida y los mismos órganos, ¿no habéis recibido también los mismos derechos para usar de estos beneficios? ¿No os ha declarado por ello iguales y libres a todos? ¿Qué mortal se atreverá a negar a su semejante lo que le concede la naturaleza? ¡Oh naciones!, ahuyentemos toda discordia y toda tiranía; no formemos más que una gran familia; y puesto que el género humano no tiene sino una misma constitución, que no exista para él más que una ley y que ésta sea la de la NATURALEZA; ni más que un código, el de la RAZÓN; ni más que un trono, el de la JUSTICIA; ni más que un altar, el de la UNIÓN….
No tengo dudas que el tonsurado Urosa, no cree ni en filósofos, ni en profetas, ni en santos, en caso contrario podría vociferar en el púlpito de la catedral de Caracas algunas frases o versículos que florecen en las lecturas sagradas.
Ezequiel, uno de los grandes profetas hebreos, afirmaba: "Y compartiréis la tierra de manera igual entre todos…Y si repartís el país entre vosotros, debéis tratar del mismo modo a los hijos de Israel a los extranjeros que habitan entre vosotros". Para un buen entendedor, esto suena a justicia social, algo que pregonaba mi comandante Chávez.
El cura Urosa debe estar empapado de una carta de Pablo de Tarso (conocido en los lugares sagrados como san Pablo) la cual forma parte del Nuevo Testamento. En esta se lee: "Ea, pues, ¡oh ricos! Llorad, levantad el grito en vista de las desdichas que han de sobreveniros. Podridos están vuestro bienes y vuestras ropas han sido roídas por la polilla. El oro y la plata vuestros se han enmohecido: y el orín de estos metales dará testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como un fuego. Os habéis atesorado odio para los últimos días. Sabed que en el jornal que no pagasteis a los trabajadores que segaron vuestras mieses, está clamando contra vosotros".
Jamás el fraile Urosa será el vocero de san Barnabás de Chipre (siglo I d.C) quien alegaba: "Tendrás todo en común con tu prójimo. No deberás tener nada en propiedad".
No imagino al maestro y sacerdote Clemente de Alejandría (siglo II d.C) en el feibuc del abad Urosa. Aquel hombre piadoso y de gran cultura pagana aseveró: "Todas las cosas son comunes. No existen para ser adquiridas únicamente por los ricos".
Juzgo que los jerarcas de la iglesia católica se alejaron de la doctrina de los cristianos primitivos. Me cuesta pensar en el abate Urosa como portavoz del pensamiento de Juan Crisóstomo (347 d.C), patriarca de Constantinopla, famoso por sus discursos públicos y por sus denuncias de las autoridades imperiales. Este prelado, conocido como "boca de oro" (significado griego de su nombre) aseveró: "Imposible enriquecerse honestamente. Pero ¿y si se ha heredado de sus padres? Objetarán algunos. Pues bien: se habrá heredado lo adquirido deshonestamente". Su eminencia debería leerle este acápite al hombre de la Polar.
No creo que san Ambrosio de Milán (340 d.C) en algún tiempo fuese ficha del partido comunista italiano. Nunca he escuchado al beato Urosa pronunciar el nombre de este famoso teólogo y obispo de la ciudad nombrada. Este clérigo piadoso era un excelente orador y en una de sus arengas expresó: "Es la naturaleza la que ha creado el derecho comunista, y la violencia es la que ha engendrado el derecho de la propiedad privada".
Seguro que el ilustrísimo Urosa no estudió con los libros de Agustín de Hipona (354 d.C), también conocido en los altos fondos como san Agustín, uno de los grandes padres de la Iglesia Católica. Este prelado sentenció: "No por virtud del derecho divino, sino por virtud del derecho de guerra puede alguien decir: esta es mi casa, esa es mi villa, este servidor (esclavo) es mío".
No puede ser que un ateo, relapso e insumiso como yo conozca más de las lecturas sagradas que el arcipreste Urosa. De seguro que él si las estudió, pero como llegamos al fin de la historia él prefirió sacarlas de su pensadora. El jefe de todos los frailes de Venezuela cree fervientemente en el neoliberalismo y por eso defiende a los responsables de los golpes de estado, a los terroristas guarimberos, a la ley de amnesia criminal, a la activación de la carta interamericana contra Venezuela, a la defensa ultranza de la "sagrada" propiedad privada de los ricos y porque no, a la llegada de los marines de los EEUU. Me parece verlo flameando la banderita de las barras rojas y blancas y de las estrellas blancas ubicadas en el rectángulo azul.