Este martes dos de septiembre después de tanta expectativa resultó que, para bien de la democracia venezolana y dada la utilización del método pedagógico preventivo propuesto por don Bosco, ese santo fundador de los Salesianos, con fines de tratar a delincuentes juveniles y lumpen de cualquier especie, cuando esa inmensa masa de pueblo opositor que con todo derecho desafió a sus propias facciones violentas despertó se encontró una vez que regresó de la toma de Caracas, que el presidente Maduro seguía ahí en Miraflores; campante y sonante o tronante más bien; ya que como Ramos Allup siempre cree que “malandrea” a todos con su lenguaje soez, Maduro no se quedó atrás y le espetó aquello de viejito wxpmrr… hijo de la Madre Patria, pues, suya de él o no sé que más.
En lo personal creemos que las acciones de los “radicales” de la oposición, pensando de continuo en primaveras septembrinas, revoluciones de colores con sus guarimbas y que siempre andan esquinados, con sus guiños frecuentes al terrorismo fueron derrotados abiertamente, ya que el Estado responsablemente actuó preventivamente, dado que ya conocen palmariamente las fases de sus actos reñidos con la democracia y moral, esto es, los objetos torcidos que eligen (violencia, golpe de estado, violencia, pues para defender privilegios), las intenciones atentatorias contra los derechos humanos en que se escudan sujetos altamente peligrosos pero de apariencia decente, semejante a lo que Hannah Harendt dio en llamar los agentes de la banalidad del mal; siempre aparentando que no rompen un vaso pero al final quiebran toda la vajilla.
Solo algunos sociólogos y politólogos muy mezquinos no reconocen los esfuerzos que desde el gobierno se hicieron para que las marchas se desarrollaran bellamente, sobre todo con alegría…