Los antiguos chamanes de la zona del alto Orinoco, cuando se presentaban ante él un vecino picado de culebra procedían a chuparle el veneno de la herida y luego de escupir la ponzoña le colocaba sobre la lesión algunas ramas o algún ungüento para la palmaria sanación. Evidentemente, toda la acción balsámica iba acompañada por un rito de invocación a los espíritus de la selva, que de alguna manera, al final, eran los responsables de la cura definitiva.
El anterior procedimiento, es decir la de chupar el tóxico inyectado dentro de la víctima por algún animal, debería tener vigencia en la medicina moderna. A los neurocirujanos le convendría trepanar la mollera de ciertas personas y metiendo una especie de pipeta por el orificio craneal podría absorber el odio inoculado por la Coordinadora Democrática (CD) a sus seguidores. Hoy los dirigentes de la MUD, la difunta CD, valiéndose de la misma estrategia continúa introduciendo nueva dosis de hostilidad en la mentalidad de los jóvenes y adultos.
Los líderes de la oposición tienen más de dieciocho años envenenado el cerebro a los ciudadanos, utilizando para esto sus mejores aliados, los medios de comunicación de masa, para así infectar de encono la conciencia a miles de sus adeptos. Como resultado de este mal los jóvenes que marchan en las escuálidas manifestaciones opositoras esperan ahogar su furia con la sangre de sus semejantes. Estos ilusos juzgan que la vida es una especie de video juego, ignoran que con la sangre de los tontos se lavan las manos los ambiciosos, quienes esconden en un gesto de falsa iracundia sus envilecidas pretensiones.
No cabe duda, lo anterior es una maldad que algunos líderes de la oposición propician contra de sus acólitos, simplemente porque la MUD es enemiga del pueblo de Venezuela y más aún, de la clase media donde militan la mayoría de sus electores. Si se revisan las acciones de CD, ahora transformada en MUD, se puede colegir que tales iniciativas siempre han perjudicado a los residentes de las urbanizaciones de clase media. Parece que a través de los últimos dieciochos años la ignorancia ha prevalecido más que la razón, por lo tanto sería bueno tener un poquito de eso llamado cordura para que ciertos opositores internalicen los siguientes párrafos.
Entre los años 2002-2003 se realizaron en Venezuela un paro nacional y una huelga petrolera dirigida por CD, convocada por la jerarquía de la iglesia, la difunta CTV, FEDECAMARAS, los medios de comunicación de masa comprometidos, los sectores de las universidades privadas entre otros. El resultado de la supuesta paralización de actividades fue el cierre de los centros comerciales y la quiebra de los dueños de algunas tiendas. Aparte, de las incomodidades causadas a los usuarios impedidos de acudir a un comercio donde realizar sus compras. Yo que recorrí Caracas en toda su extensión verifiqué que la zona del oeste, más allá de Chacaíto, los comerciantes y los usuarios desconocían el mandato de la huelga general. A estos sectores concurrí para realizar mis compras sin ningún contratiempo.
El paro petrolero, evidentemente se sintió en todo el país, pero los más afectados fueron los de la clase media, ya que la mayoría de las camionetas lujosas están en manos de los más pudientes. Para acudir al trabajo los vecinos del oeste no tuvieron problema, dado que los metrobuses y el servicio del metro no dejaron de prestar servicio durante la vil huelga petrolera que le costó a la nación más de 20 mil millones de dólares de pérdidas.
Los aliados de MUD no se encuentran en el sector de los trabajadores, ni tampoco dentro de sector campesino, ni en las comunas, además, están muy lejos del proletariado, es decir nada que ver con los execrados de siempre. Los compinches de la MUD lo encontramos en el sector bancario, lo mismos que le cobraban a un sector de la clase media la cuota balón (intereses sobre intereses), que el gobierno de Chávez extirpó en los créditos hipotecarios y de automóviles.
Los compadres de la MUD están en Fedecamaras, en el sector de los fabricantes y empaquetadores, envasadores de comistrajos (no son alimentos) y en los industriales representantes de franquicias. Estos seudo empresarios (por ejemplo el dueño de la Polar) son los responsables de controlar la salida al mercado de los productos, es decir, los encargados de aumentar o limitar la producción. Así mismo, de controlar el mercado de los comestibles, por lo tanto son los que le ponen el precio a la mercancía. No es el gobierno el culpable de fijar el importe de los productos, son los industriales y los distribuidores los promotores del acaparamiento y la especulación, es decir del aumento de precio. Como es sabido, nunca veremos en la prensa escrita, la radio o la televisión a un representante de la MUD quejándose de las arbitrariedades de los empresarios que afectan el bolsillo de la clase media. Aparte de esto, no existe ningún mecanismo de protección del salario por parte de los gobernadores y alcaldes de la oposición en las urbanizaciones de la clase media. Contrariamente a lo ocurrido con los mercales, pdval, clap, mercados a cielo abierto en la zona de los más necesitados, organizado por el gobierno nacional.
La clase media está viviendo su propio drama. Si bien tienen mayores ingresos (sueldos, pensiones o jubilaciones), también considerables egresos (condominio, pago de colegios y universidades, aseo urbano que aumentó en Baruta en un 100 %, entre algunos renglones). La única manera de conseguir alimentos es acudir a los centros comerciales donde funcionan los automercados, en manos de los portugueses, en su mayoría. Lamentablemente estos avaros comerciantes desestiman las normas de la sundde. Los precios de los alimentos en estos locales son sumamente elevados, precio de joyería, sin importar los males que esto le causa al sueldo de los vecinos. Igualmente, la mud nunca ha denunciado a un automarcado por por las usureras ganancias de estas empresas por la venta de comestibles. A esto debo agregar el vil negocio del bachaqueo al cual recurren algunos de estos lusitanos para aumentar sus lucros, en asociación con los bachaqeros menores.
Otros de los mejores cófrades de mud son los operadores del dólar today, una organización de conspiradores que desempeñaron posiciones relevantes (ministros) durante la cuarta república. La única finalidad de aquellos pillos financieros es desvirtuar la realidad económica y financiera del gobierno bolivariano, generando alzas continuas del precio de la divisa respecto al bolívar. Como consecuencia de lo anterior, se provoca una inflación inducida que afecta, en su mayoría, a los vecinos de la clase media, ávidos compradores de dólar en el mercado paralelo. Como todo el mundo sabe la mud permanece silente ante el daño que produce el dólar today a la economía venezolana mediante sus mentiras.
Indudablemente, la mud busca alianzas con los poderosos, con aquellos que le sufraguen los gastos para derrocar el gobierno de del presiente MM, tal como lo hicieron durante el año 2014. Fue durante este período, por acciones conspirativas comandadas por Leopoldo López, junto a sus secuaces de VP, que los vecinos de la clase media se vieron secuestrados durante varias semanas. Fue por culpa del nombrado que los alimentos no llegaban a los centros comerciales dado que las avenidas estaban bloqueadas. Descaradamente, ante estos hechos de violencia terrorista la mud permaneció en un mutismo cómplice, como si la clase media mereciera tal desprecio.
No es el gobierno del presidente de MM el que aumenta los precios, dado que el estado no produce, ni almacena, ni distribuye, ni comercializa productos. Tampoco el presidente MM vende mercancía ni esconde los alimentos, son los dueños de los automarcados los que acaparan y bachaquean. Tampoco el gobierno bolivariano induce a la inflación, todo es resultado de los bandidos de dólar today que sin ningún referencial aumenta desmesuradamente el valor de la divisa y la mud, silente, dado que la clase media es su enemiga.
La clase media profesional está obligada al destapar la marmita intelectual e identificar sus verdaderos enemigos que le están golpeando el bolsillo. Ellos son los acaparadores de alimentos, los especuladores, quienes los obligan a permanecer en colas interminables, con las consecuencias derivadas de este tormento y los mismos que inducen la inflación que atenta contra el bolsillo.
Lo vivido por los venezolanos en años anteriores a la quinta república constituye un perfecto barómetro que permite analizar el pasado, comprender el presente y prevenir el futuro. Y quienes lo hicieran, presagiarán lo que va a suceder mañana, son los huracanas de la historia que soplan para arrastrar los vientos de las mentiras y las verdades de los hombres. Lee que algo queda.