Una vez más, Chávez es el culpable. La oposición sigue sin encontrar otro argumento para explicar sus fracasos y desencuentros entre los factores que la integran. El barranco por el que se precipitaron las elecciones primarias motorizadas por Súmate, lo habría cavado el gobierno. El descubrimiento lo hizo Julio Borges y así lo reveló al país en improvisada rueda de prensa. Si no hay primarias, la culpa es el rrrrégimen.
Apenas terminó el encuentro de Teodoro Petkoff con los medios, donde anunció el retiro de su candidatura, el señor Borges se apresuró a convocar a los periodistas para minimizar el impacto que tendría el anuncio del ex dirigente del MAS. El objetivo era restarle relevancia a ese retiro porque las dos candidaturas para ellos importantes, la suya y la de Rosales, seguían en juego.
Así se apuesta en la oposición, en torno a una mesa de abrazos, sonrisas y dagas exquisitamente clavadas hasta la empuñadura. En algunos casos, se pierde la exquisitez y las puñaladas son de lo más traperas. En otros, ni siquiera se disimula el desprecio, como cuando se trata de esas pre candidaturas opositoras que se atrevieron a retar al trío conformado por Petkoff, Borges y Rosales. Que lo digan si no los despechados Vicente Brito y el Cura Calderón, quienes tuvieron que marchar hasta Súmate para reclamarle su mal querencia.
De esa situación de mutuas sospechas y múltiples desencuentros el culpable es el gobierno de Hugo Chávez, según el original análisis de Borges. También lo sería del retiro de Petkoff y, no faltaba más, de la candidatura del asomado Conde del Guácharo, quien con su lanzamiento al ruedo donde nadie lo estaba llamando, vino a enredar y confundir más el panorama de la brillante oposición venezolana. Para el jefe de Primero Justicia, detrás de la cueva donde habita el intruso Guácharo, hay una mano peluda.
La historia vuelve a repetirse, gemía el lánguido bolero, pero Marx le acotaba a Hegel, con el perdón de Julio Jaramillo, que la repetición histórica se daba unas veces como farsa y otra como tragedia. Ya en COPEI se está hablando de retirarle el apoyo a su compañero el Cura Calderón para respaldar a Manuel Rosales. ¿Tendrá algo que ver el rrrégimen en esta maniobra verde? Se repite, tal vez como farsa, la historia que en su momento amargó los días de la candidata copeyana Irene Sáez y del adeco Luis Alfaro Ucero.
Cuando las primarias de Súmate naufragaron entre las picardías y zancadillas opositoras, Hugo Chávez Frías andaba por Bielorrusia, rumbo a Qatar. Los mancebos de Primero Justicia parecen exagerar un pelo cuando lo acusan del desentendimiento entre Petkoff, Súmate, Rosales y Borges. Tampoco existen elementos de convicción para acusar al gobierno de los empujones que se dieron frente a las cámaras de televisión Vicente Brito y el Cura Calderón.
En cuanto al Conde del Guácharo, esa estaca clavada a última hora en el corazón opositor, es fruto de la farandulización de la política que empezó con la candidatura opositora de Irene, la parodia en la embajada de EEUU auspiciada por Charles Schapiro con un imitador de la señora Colomina, y otros actos cómicos que, en tiempos de golpes, trancazos y guarimbas, se montaron estúpida y desesperadamente para tumbar al rrrégimen. Luego, como diría el general Gómez, la culpa no es de la estaca.