¡Una marcha hasta nuestra CEV!
¡Oh, Dios. Bendito sea tu nombre! Exclamó ufano, Mons. Diego Rafael
Padrón Sánchez que, por tan magno evento nunca visto en el mundo ni
por el papa en Italia, se puso en ayuno configurado de pasión
religiosa desde el día anterior con la sumisión explícita, ¡Dios sabe
lo que hace! Y con ese afán de escalar posición en el cielo Uti, non
abuti, se metió a girar dentro en la ruleta de la suerte, ellos como
oposición marchan y defienden el país de la "dictadura madurista" y
nosotros desde, diáconos, curas, arzobispos, monseñores y cardenales,
como defensores a ultranza de lo porvenir, le metemos candela
religiosa con velas y velones de frente que los lleve hasta el más
allá por lograr el poder ambicionado que, se merecen fue lo que
masculló el cardenal Urosa Savino cuando, Julio Borges con Capriles,
lo pusieron al tanto de tan insólito deseo de plantarse en silencio
frente al edificio de la CEV.
Qué la oposición venezolana venga en marcha pacífica a nuestra
Conferencia es una interrogante que nos llena de ilusiones de
compartir el pan político que anda bien escaso en este país fue, lo
primero que pudo haber pensado esta vez no el cardenal, sino Mons.
Padrón Sánchez amortajado de morado en su abstinencia de consuelo
espiritual frente a la Cruz de Cristo cuando, acariciando con
esperanza sus ideas en un día tan excepcional en que una bondadosa
oposición los tomaba en cuenta sin estar trepados en el poder del
Estado que, desde Blanca Ibañez no eran reconfortados de ningún
beneficio de arañar las bondades que el Estado debe brindarles como
benefactores de un parasitismo patético que últimamente escasea y, no
como antes en la IV-R que la limosna entraba en maletines o, en
cheques y, de allí la fresca frase, métanse con el santo, pero no con
la limosna.
To be or not to be, sabias palabras como ser o no ser, que
impresionaron de satisfacción comprensible a la encaramada CEV en
pleno cuando, después de un rumor de redes se hacía realidad en un
acto de relieves naturales, cuyo contorno se afinca en el pincel de la
escaramuza politiquera que todo es posible cuando se padece de buena
democracia y, los líderes que comandan el escenario político se
confabulan con esmero dentro de la guerra psiccológica de darle paz y
consuelo a la iglesia católica, para que sus prelados enciendan las
mechas de la convivencia por el bien del país y exactamente eso, fue
lo que pensó, Freddy Guevara, cuando se puso a la cabeza de la marcha
que rumbo a Montalban, recorría calles y avenidas solitarias sin
incomodo ninguno y, las amapolas de la solidez se llenaban de almas
que clamaban por una razón de su existencia de un poder en mal estado
que hay que recuperar rezando en común un domingo de soledad laboral
que general es de misa pública.
Lo que no entra en razón ni cuadra tampoco es que la marcha anunciada
y convocada por la MUD dentro de su logística de superación que sin
atravesar el río Guaire y, que en su aleteo de organización como la
gran toma de Caracas no logró rebasar los límites deseados y bastante
desinflada llegó a su destino, la que fue recibida con un ¡Ave María!
de tranquilidad que muchas monjas en su libre peregrinaje de acción se
esforzaron para que no se desperdiciara en un runrún de consignas
fritas de voces destempladas que, el episcopado venezolano no debía
oír y en el documento entregado no se sabe, si era de Acción de Gracia
por Ad vitam aeternam por la MUD, es decir por la vida eterna de esa
mesa y, sí así fue, Dios esta vez no los acompañó por sinvergüenzas
consumados. Y, para su consuelo de desconsuelo hubo más publico en la
caminata de Jesús de la Misericordia en el Zulia.
La próxima marcha con el objetivo de entregarse a Dios con su poder
que los favorezca sin rezo incluido, se dice que será: a llorar al
Valle de los milagros y, también se dice que fue, el cardenal Baltazar
Porras quien les dio la idea viendo al cielo.