Por curiosidad, me senté a ver una reciente entrevista a Benjamín Rausseo, en un espacio televisivo. Como antes no había escuchado sus declaraciones como candidato presidencial, no estaba en posición de hacerme una idea sobre la mentalidad y las intenciones del Conde Der Guácharo –quien, por cierto, abrió el programa afirmando que eso del Conde era cosa del pasado y que ese personaje ya no existía, lo cual no puede ser menos cierto-. Habiendo seguido toda la entrevista, mi primera impresión fue de que, si Rosales dice bestialidades y no demuestra ser inteligente… este otro candidato, a quien creía más inteligente, parece estar al nivel del susodicho. Impresión general: léxico adeco del más puro estilo, combinando demagogia barata con una sarta de mentiras y falsedades que, a lo largo de estos últimos años, se han convertido en el sello distintivo de los enemigos del chavismo. Lo más increíble fue comprobar que este cómico afirma conocer bien al pueblo por haberlo contactado durante muchos años con motivo de sus shows… pero, cada vez que abre la boca, golpea a ese mismo pueblo con saña de escuálido furibundo. En menos de una hora, soltó todos y cada uno de los clichés antichavistas con que los opositores se han divorciado de la masa popular:
el Presidente no se ocupa del país, se la pasa viajando
el Presidente no ha hecho nada en los 7 años de su gestión
el Presidente sí renunció
el Presidente es culpable de la confrontación entre clases sociales…
… y otros por el estilo. Dice conocer la mentalidad del pueblo, pero usa un lenguaje antipueblo, destinado a otros oídos, que desmiente ese supuesto conocimiento.
Apartando detalles sobre su manifiesta ignorancia sobre el funcionamiento básico de la Administración Pública –al expresar que “el SENIAT también debe ocuparse de verificar en qué se invierte lo recaudado” y que el 82% de la recaudación del SENIAT es lo que sostiene el gasto público-, también sorprende su torpeza al declararse amigo personal del nefasto Carlos Andrés Pérez y fiel partidario, tanto del Carmonazo de abril de 2002 (“el Presidente sí renunció”), como del posterior sabotaje petrolero (los saboteadores de PDVSA actuaron justificadamente y deben ser perdonados). Si eso no es declararse enemigo del pueblo llano y hasta del país…
Finaliza la entrevista atacando también a Rosales (tronco e´unidad opositora). Por un lado, se burla abiertamente del “flojibono” de la renta petrolera que anda ofreciendo el candidato pitiyanqui, diciendo que es absurdo –o sea, que descubrió el agua tibia-; por el otro, anuncia que la última encuesta que realizó, aledaña a su inscripción como candidato ante el CNE, lo ubica en un bárbaro 17% de intención de voto a su favor. ¡Una guará! Casi los tres millones de votantes con que cuenta la aguerrida oposición antichavista. Por decir lo menos, eso equivale a decir que las vacas vuelan; semejante disparate suena igual a los “16 millones” que anunciaba con bombos y platillos el defenestrado golpista Enrique Mendoza cuando lo de la farsa del Reafirmazo, o los “26 millones”, quien sabe de qué, que vive mentando el confundido ex Gobernador del estado Zulia. O sea, que tanto er´Conde como el otro piensan que se están dirigiendo a un pueblo de atrasados mentales, o, al menos, a aquel que los adecos y copeyanos estuvieron manipulando como manada de borregos a lo largo de casi cincuenta años.
A la final: Más de lo mismo. El suscrito creía más inteligente al Sr. Rausseo, pero la verdad es que no parece serlo (de su sinceridad no vale la pena ni mencionar el tema). Su discurso no va dirigido a la masa popular ni aún a la clase media, sino a la misma minoría opositora golpista y radical con cuyos votos cuenta también el otro candidato “único”. Y, por cierto: es notorio que, cuando no le es posible sazonar su léxico con palabrotas y vulgaridades, la comicidad de er´Conde parece esfumarse. No llega siquiera a ese mencionado 17%...
Ab. Eduardo Santana Gómez
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