La oposición sigue dando traspiés sin parar, manipularon el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) para confundir a sus seguidores, llevarlos luego a una consulta “popular” sin fundamentos jurídicos. A la MUD solo les convino decir que la consulta popular es un medio de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía; sin embargo, no señalaron que “la ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de participación previstos en este artículo”, y este óptimo ejercicio democrático solo lo puede orientar y regir el Poder Electoral, a través del CNE, el mismo órgano rector que les garantizó a sus líderes el triunfo electoral en las alcaldías, gobernaciones y Asamblea Nacional, en cada contienda electoral donde resultaron ganadores, incluso hasta para el proceso de elecciones internas de la MUD, pero que hoy desconocen debido a sus acciones incoherentes.
La mayoría de los seguidores de la MUD que votaron en las elecciones legislativas, como que optaron por leer bien la CRBV para evitar caer nuevamente a sus encantos y prefirieron no salir a votar en esta mal llamada consulta “popular”, reconociendo éstos de manera silenciosa que en realidad el plebiscito es otro fraude en que incurren, que la oferta de salir de Maduro desde el año 2016 ha sido improductiva, cada intento ha sido ineficiente; demostrando que pueden tener toda la maquinaria económica, el apoyo financiero del imperio, la solidaridad de países europeos y de América Latina, pero que la inteligencia aplicada es supina y que la fuerza bruta utilizada en vez de sumar les resta. Todo se volvió en su contra, incluyendo muchos de sus dirigentes que optaron por distanciarse, como Ochoa Antich, Chúo Torrealba y Luis Vicente León, porque quienes llamaron a este engaño violaron todos los procedimientos establecidos en la Constitución y en la Ley Orgánica de Procedimientos Electorales, ya que no hubo un registro electoral válido que certificara los cuadernos donde firmaron sus electores; ni hubo auditorías antes, durante, ni después del proceso.
Seguramente se sentirán avergonzados de que un niche como Aristóbulo (por ser negro), o una dama inteligente como Delcy (por ser mujer), o que un obrero como Maduro, sean más asertivos en la defensa de la Constituyente que ellos en la justificación del plebiscito. Esto debe ser un golpe bajo a su inteligencia que seguramente aún deben estar analizando. Lo que también estarán estudiando es la razón o motivos por las cuales aún hay un pueblo chavista fiel a este proceso, que ha aguantado todos los embates de la guerra económica, que de manera silenciosa aguanta los atropellos, insultos y violencia para que no lo maten, que a pesar de los errores de este gobierno este pueblo sigue en pie defendiendo el legado de Bolívar y de Chávez; aún se estarán preguntando ¿por qué estos marginales defienden el régimen de Maduro?
La brutalidad de los dirigentes no tiene límites, a tal punto que convocan a una consulta “popular” pero colocaron barricadas en algunas urbanizaciones, avenidas y calles, para que la gente no saliera a votar. Esto no ocurre en ningún país del mundo. Un proceso consultivo debe ser abierto, amplio, sin restricciones para sus ciudadanos. Una vez más solo se vieron colas en las zonas del Este de Caracas y muy poca participación o casi nula en las zonas populares, porque éstos sectores se desbordaron con el calor de su pueblo para apoyar a un simulacro convocado por el CNE, cuyo alto nivel de participación ha sido único. Una vez más la MUD viola la principal ley de leyes que rige al país, lo que constituye una oferta engañosa para la sociedad venezolana y para el mundo, para poder decir que el pueblo votó contra la dictadura de Maduro y que la Constituyente no cuenta con el aval del pueblo venezolano, a los fines de generar matrices de opinión o falsos positivos que convaliden a desconocer este gobierno, para llamar a una intervención extranjera, con el apoyo de la OEA, que por cierto aún no se pronuncia contra las acciones ilegales de la oposición. El silencio fraudulento del plebiscito que tiene la MUD es tan ruidoso que los delata: Inventar números de electores, quemar los cuadernos, no sustentar la poca participación de su gente, pero sobre todo no haber logrado su objetivo de sacar a Maduro, los llevará a otras acciones de calle más violentas, pero nunca explicarán lo que realmente ocurrió el 16 de julio de 2017. El fin justifica los medios.
No obstante, si vergonzoso es el papel de la MUD, más lo es el partido político de la Conferencia Episcopal Venezolana, quien abrió sus pagodas para que el pueblo votara allí su arrepentimiento o rabia contra esta dictadura y bendecirlos por semejante acto de odio contra sus semejantes. Es una gran vergüenza que siga el episcopado infundiendo a su pueblo el temor de un sistema que garantiza la igualdad, el mayor bienestar posible y la verdadera comunión entre hermanos; tienen miedo a que una mayoría electa por votación popular, establezca las condiciones para fortalecer el Estado, como Poder originario. En todo caso, lo importante, es que este pueblo ha resistido todos los embates, él es el verdadero líder de esta guerra, porque ha soportado todo. Las decisiones de la MUD y de la Conferencia Episcopal, poco a poco están dejando de ser acatadas por el pueblo que ellos están engañando. Es un binomio peligroso, pero más inteligente es el pueblo de Bolívar que sabrá imponer su verdad ante todo evento que pretenda conducirlo hacia el abismo.
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