"No hay hombre que sea tan estúpido como para preferir la guerra a la paz, ya que, en la paz, los hijos entierran a sus padres, mientras que, en la guerra, los padres entierran a sus hijos". Herodoto, (Halicarnso, actualmente Bodrum, pequeña ciudad turca del Asia Menor, 484-425 a. C; citado por James A. Michener, 1971, "Hijos de Torremolinos". Plaza y Janés. Círculo de Lectores. Valencia, España. Capítulo Primero. Joe. P. 7).
Cuán actual parece el epígrafe del remoto Herodoto, a la luz de los últimos eventos socio-políticos en Venezuela, dominados por la irracionalidad y la violencia irresponsable que cada vez genera más heridos y muertos en unas escaramuzas cada vez más desordenadas e incontroladas. Epígrafe que hemos tomado de una gruesa novela que se nos mostrara con un guiño en el montón de ofertas de obras literarias "desechables" por 500 bolívares, esperando ser abiertas y leídas en la plaza de libros usados de la Avenida 19 con calle 23 en la ciudad de Barquisimeto, por estos días de Dios.
En efecto, muchos a las luz del día o prevalidos de la nocturnidad, coaligados para delinquir y recurriendo a las pantallas de la tv, pero con más eficacia a las llamadas redes sociales como el twiter, prefieren la guerra a la paz. Son los de la oposición tarambana. Y eso lo repiten al menos desde abril de 2002-2003 y en 2014, cuando Henrique Capriles-Radonski llamara a descargar la rabia y frustración a sus correligionarios, que sin hacerse esperar empezaron a matar gente. Sin embargo, ha sido sobrepasado por la virulencia mostrada por la denominada en la doxa periodística "Generación de RCTV-2007".
A estos efectos, destaca el Lic. (Periodismo UCAB, 2007) Freddy Guevara, persona claramente funcional a sus propios intereses crematísticos (dinero, prestigio, liderazgo) y a los de los grupos económicas nacionales y trasnacionales (ídem), que a nadie sorprende ya con sus desplantes conspirativos; de tal suerte que no parece en verdad ser discípulo dilecto de los sacerdotes jesuitas Luís Ugalde y José Francisco Virtuoso, personas de grandes virtudes intelectuales y morales o por ello mismo, que propugnan la democracia liberal burguesa; rectores este último, de la UCAB que fue Garante Electoral del "Plebiscito" o "Consulta", cuando las huestes de señoras beatas, viejos adecos, copeyanos, gente de los sectores populares decepcionados del "Proceso" y escuderos juveniles de la "Resistencia" firmaron en libros y llenaron papeletas al votar; evidencias que inmediatamente después del cierre de los "Puntos Soberanos" fueron incinerados. Luego, ¿cómo harían las verificaciones y auditarías?
El problema es que muchos de ellos se ofenden si alguien hoza decirles y que "Piro maníacos". El rector de la UCAB, UNIMET, UCV, UPEL, UC, UNY y Rectores-Decanos de las sedes regionales de nuestras universidades autónomas y "experimentales-históricas", así llamadas, fueron los "Garantes" de la "Consulta Popular" o "Plebiscito"; quienes al carecer los instrumentos técnicos-metodológicos para dar validez y confiabilidad a semejante performance, sucede que por boca de la rectora Cecilia García-Arocha, apelaron al "Honor del venezolano".
Ese que no especula con los bienes de primera necesidad, no "bachaquea" gasolina, medicinas, dólares y todo cuanto pueda en esta sociedad anómala en que nos hemos convertido por mor del facilismo o "paterrolismo" de "La cultura del petróleo" de que nos hablara hace ya tiempo el antropólogo Rodolfo Quintero; de tan "honorables" que somos todos en Venezuela aquí vivimos el régimen de la desconfianza generalizada y requerimos algo más que honor y buena voluntad. De hecho, ya las trampas "electorales" del fulano plebiscito las ha mostrado el alcalde Jorge Rodríguez, por lo que todo eso de la "Consulta" no fue sino una burda manipulación. Nadie respetó la virtud y el honor.
Claro, sucede que para el prejuicio clasista esos son sólo vicios de los chavistas, corruptos, pata en el suelo, indios, mestizos, negros de mala entrada, borrachos de cuartico y bollo en el bolcillo, lumpen proletarios, pues, y hasta lumpen burguesía, nuevos ricos, boliburgueses, "Chavistas en el imperio", según denunciara en libro el periodista Gustavo Ocanto desde Miami, etc., etc.
La oposición democrática, en cambio, son impolutos, ínclitos. Por favor. Ellos no talan árboles para trancar calles o poner barricadas, ni agreden, mandan a quemar y matar a sospechosos chavistas o a sus propios soldados bisoños. Gente educada, cívica, que no suelta tacos ni tiene prejuicios, además de cristianos de diaria comunión, o científicos de buena voluntad, que además han sido "bendecidos" por obispos y toda la Conferencia Episcopal Venezolana. O sea la crema y nata, gente bien.
Pero lo cierto es que en Venezuela, son muchos los que han preferido la guerra a la paz. Hasta voceros de la Iglesia Católica, tal como el llamado padre "Chulalo", muy conocido en el este de Barquisimeto y político opositor de sotana, el de las misas de la prosperidad tipo new age y de "sanación", ha señalado que hasta ahora no se había sido "contundente".
Ahora sí parece que han sido muy contundentes, prefiriendo la guerra a la paz. Nada más con salir media cuadra de nuestras casas se puede "comprobar" empíricamente cómo han dañado bienes públicos, tala de árboles, destrozo de oficinas, postes y demás por parte de células terroristas vinculados a la MUD o que ya actúan por su cuenta y riesgo para causar zozobra y terror.
Junto a los alcaldes de los municipios Iribarren, Palavecino y Jiménez, del área metropolitano de la región de Barquisimeto, la llamada "Sociedad civil" cree que la guerra nos conducirá a la añorada por ellos democracia representativa y sociedad del bienestar, como eran antes.
En concreto, oposición y gobierno no deben esperar pasar a otra fase, a saber, la guerra civil, como en España de 1936 a 1939; guerra que de seguir así, ya tenemos en puertas. En consecuencia, ambos bandos deben acordar y alcanzar acuerdos consensuados; sin renunciar necesariamente a sus posicionamientos ideológicos y sus respectivas representaciones e imaginarios políticos, con verdades tan contrapuestas. Paralelamente, otras instituciones deberán iniciar un proceso de acompañamiento para restañar heridas psicológicas y antropológicas, como ha dicho el padre Wilfredo González, S.J.
Consideramos en lo personal que nuestra querida Iglesia Católica, lamentablemente, está descalificada para estas funciones. Ya que sus curas y monjas, no se diga ya los seglares de los grupos de apostolado son unos vulgares agitadores políticos, será que creen que esos son los mandatos de Dios y la Virgen o pertenecen a grupos familiares tipo clase alta o media alta que mantienen con las limosnas las estructuras eclesiales tradicionales y tienen que respaldar las opciones políticas de la jerarquía. Sin embargo, es curioso que no adviertan que con esta guerra o protestas, ya de más de cien días y casi igual número de muertos, muchos han sido los padres que han tenido que enterrar a sus hijos. ¿Cuándo entenderemos que eso es una estupidez?