Síndrome de bojote con carraspeo mental

Confieso que a mi avanzada edad (y digo avanzada porque para llegar a la que tengo he tenido que avanzar), casi todos los chistes buenos que me contaron se me han olvidado. Pero Rosales me ha resultado tan generador y recobrador de memoria estropeada y recóndita (junto a su séquito del cual es mentor), que por estos días me hizo acordar de uno. Y es aquel del manicomio que visita alguien buscando a alguien y que, al ir preguntándole a todo el que a su paso se topa sobre dónde podía encontrar a ese alguien que busca, le contestara, cada uno de los interpelados, con un desmedido homenaje a su locura… Hasta que llegara a otro que le contestara, de forma muy compuesta y relajada, que por favor siguiera recto por el mismo pasillo y que, al final de él, cruzara a la derecha. Entontecido el visitante correspondió, a tan juicioso ser su información, con expresiones incluso aumentadas en cuanto a lo que se considera la fórmula habitual de agradecimiento. Pero a muy poco de llegar al final del pasillo, el visitante del manicomio siente de repente en su espalda el enajenado y formidable impacto de un ladrillo, y, al voltearse todo enroscado por el intenso dolor, ve al susodicho esmerado ser que, clavándole la mismísima mirada del alcalde López, le dice con un fraseo clarísimo y pausado: Por favor, señor, no se olvide de cruzar a la derecha…

Y es que no ha sido sólo “el tenebroso” el único que me trajera a la memoria este chiste de la celda tan profunda en que lo guardaba mi memoria, sino también unas declaraciones -bastante típicas del cuadro- de su jefe nacional de campaña, un señor Carrasquero, quien dijera que, el discurso político de Chávez, no tenía cabida en una democracia y que el lenguaje de “violencia” que utilizara, no en la concentración reciente, sino en la dispersión de la avenida Bolívar, lo que reflejó es que no tiene capacidad de convencimiento, porque ha venido perdiendo conexión emocional con el pueblo.

Alonso Quijano es el Quijote con locura, pero Rosales y su combo hacen lo indecible por convencerlo a uno de que se consideran, en mucho, un bojote con carraspeo mental, lo que es muy distinto, y además, un muy grave fallo a nivel del cíngulo anterior.

Y se ha dicho por allí (como suelen decir los reporteros y reporteras de Globovisión cuando nos reseñan sus “grandes verdades”), que lo han oído declamando con los ojos muy apretados, en lugar apartado y penumbroso, con las manos en pose de temblorosa deprecación, y con una tarjeta plástica en la mano derecha, este famoso soneto imperfecto que le enseñara, quizá, uno de los miembros de su fracción de literatos:

¡Oh, quién tuviera, hermosa Minegrea,

por más comodidad y más reposo,

a Miraflores puesto en mí, el pavoso,

para trocar su Sabaneta por mi Condolezzea!

Así pues que, ¡advierto!: mucho cuidado con preguntarle -ni bajo techo, ni a la intemperie- algo a uno cualquiera de los miembros de esta psiquiátrica grey, no vaya a devenir usted en víctima de algún ladrillazo en la espalda, como mínimo, para tratar de convencerlo (o de recordarle), que no se olvide de cruzar a la derecha…


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Raúl Betancourt López


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