Ahora que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ha convocado a elecciones municipales para el próximo 10 de diciembre, un posible escenario signado por el tácito pacto entre el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y Acción Democrática (AD), se vislumbra en el horizonte, aún más cuando los cuatro gobernadores adecos ya se juramentaron ante la ANC y han manifestado su disposición de trabajar acompasadamente con el gobierno nacional.
El tácito pacto PSUV-AD, al que me refiero para las elecciones municipales, no será más que la expresión de la nueva realidad política que existe en Venezuela. Sencillamente, hay un primer actor que ostenta la mayor cuota de poder: el PSUV más sus aliados; y un segundo actor que se queda con la menor parte de la torta: AD con sus cuatro flamantes gobernadores más sus aliados.
El pacto en cuestión se concretará en un tiempo corto, puesto que en algo más de un mes se estarán realizando las elecciones municipales, y apenas si hay tiempo para escoger ("imponer") los candidatos, inscribirlos ante el Consejo Nacional Electoral y arrancar la campaña. Y es evidente que los únicos que tienen la capacidad organizativa para afrontar tan exigente evento son el PSUV y AD.
Los resultados del pacto PSUV-AD se pueden ahora mismo estimar. Sólo basta con proyectar los resultados por municipio en las elecciones del 15 de octubre, calcular una mayor abstención, y de manera general saber cuál será la geografía electoral municipal de Venezuela después del 10 de diciembre. El PSUV tiene su maquinaria intacta y motivada, en tanto que AD no se queda atrás, y puede aprovechar el recién estrenado liderazgo de sus cuatro gobernadores para consolidar el mayor número posible de municipios. Las cartas están echadas.