Una enfermedad congénita es un mal que se manifiesta desde el nacimiento, ya sea producida durante el desarrollo embrionario, durante el parto o como consecuencia de un desperfecto hereditario.
Hoy 2 de noviembre es la fecha escogida por algunas civilizaciones o religiones para honrar a sus difuntos. Evidentemente, a mi edad, cuando las níveas canas embelesen mi cráneo, es normal que algunos de mis familiares, amigos, compañeros de estudios y de faena hayan cruzado el umbral de la vida para permanecer en algún sitio inmaterial de donde más nunca regresarán. Dedicaré este escrito para comentar sobre aquellos que dejaron de ser, aquellos que transitaron desde la nada, antes de nacer, hacia la nada es decir, hacia la muerte. Sin ser fatalista, la vida, es la peregrinación de la nada hacia la nada.
Son diversas las causas por la que se puede producir el paso hacia la paz eterna, bien sea por una accidente, un asesinato, un suicidio o una enfermedad adquirida o bien por un mal congénito, de allí el inicio de este artículo.
He visto morir a personas de mi afecto que a pesar de su enfermedad se aferraron desesperadamente a la vida y se indignaron contra todo y contra todos. En algunos casos se dejan convencer de vana esperanzas, a pesar de que en el diagnóstico de su mal aparezca un mal congénito. En muchos casos, tales aquejados son unos cadáveres insepultos, en espera que su cuerpo sea introducido en un ataúd para ser expuesto en un gran salón lleno de flores ante la mirada exploratoria y afligida de sus allegados.
Pero no solo se mueren los seres humanos, también perecen las empresas y las organizaciones. Estas sucumben, bien por desgaste o bien porque perdieron la razón de ser. En el caso que me toca relatar, me estoy refiriendo a la expiración de la Mud, una organización política conformada por más de una treintena de mini partidos políticos venezolanos cuya sombra de la muerte, desde hace muchos años, estaba extendida por el mundo entero sin esperanza de vida.
La muerte de la Mud no debe sorprender. Es heredera del llamado pacto de Punto Fijo. Sus males aberrantes se los legó a su primogénita, es decir a la Coordinadora Democrática que salió a la luz el 5 de julio de 2002.
Evidentemente el pacto de Punto Fijo no tuvo una vejez majestuosa de la cual se podía enorgullecer, más bien yo diría una longevidad repelente, enfermiza y digna de conmiseración. Es por esto que aquella ruina viviente engendró una organización enclenque que tomó el nombre de Coordinadora Democrática, nacida con una enfermedad congénita cuyo único objetivo era de derribar el gobierno de mi comandante Chávez. Aquel pacto de Punto Fijo antes de morir se había convertido en una ruina viviente y maloliente, que lentamente había perdido su espíritu y por lo tanto murió, convertido en polvo cósmico, el 2 de febrero del 1999, una vez que Hugo asumió el poder y convocó a una Asamblea Constituyente.
Tal como referí, muchos de los políticos herederos del Pacto de Fijo se abocaron a engendrar su primogénita, la Coordinado Democrática, que cometió tantos errores políticos que, avergonzada de profusos deslices, prefirió cambiar de nombre. Para su instauración agrupó una cáfila de los mismos sinvergüenzas y fundaron el 23 de enero de 2008 la llamada Mesa de la Unidad Democrática. Una organización que germinaba con una enfermedad similar a la sufrida por la Coordinadora Democrática, que no era ni democrática ni tampoco concebida como un proyecto unitario, más bien como un plan hegemónico de los gamonales de un grupo de partidos. Nacía así la una cojitranca Mud, enferma y sin porvenir es decir, una cofradía sin trascendencia.
Lamentablemente hay enfermos congénitos que no obedecen a las recomendaciones de los médicos y a la enfermedad arraigada en el descalabrado cuerpo le entregan nuevos desvaríos, los cuales ocasionarán males peores.
Según los especialistas la muerte puede llegar por excesos, como los ricos quienes fallecen por el abuso de comida, de alcohol y de tabaco. Así mismo, la defunción puede llegar por carencia, es el caso de los pobres, que mueren por la insuficiencia de consumo de alimentos. De igual manera, la Mud falleció por carencia y por exceso.
La Mud se fue muriendo lentamente, era una crónica de una muerte anunciada, como lo afirmaría el gran Gabo. El exceso de mentiras la fue llevando al borde de del foso, ya desde hacía tiempo vislumbré el féretro donde descasaría los despojos de una organización ya decrépita a los quince años, que no llegó a la mayoría de edad, impedida de bailar el vals para ser presentada en sociedad.
Así como se enfermó de exceso, también padeció de carencias, entre ellas de sinceridad, de ideas, de proyecto y de líderes. Recuerdo los rostros de los dirigentes de la Mud el 15-o. Ese día comprendí que aquella púber organización ya estaba metida en un sarcófago, hundida física y moralmente. Dieciocho cenotafios estarán desperdigados a los largo de toda Venezuela. En la placa de estos sarcófago aparecerá el siguiente panegírico: "Mud: r.i.p, requiescat in pace, descansa en Paz. Tus excesos y tus carencias te condujeron a la tumba".
Lamentablemente los médicos que residen en EEUU, Colombia, México, España, Perú y ni los más connotados especialista de la derecha europea pudieron revivir a la Mud, más bien la ayudaron a corromperse antes de mal morir. Ya desde hacía mucho tiempo sobre los rostros cerúleos y petrificados de sus integrantes se proyectaba una pálida luz opaca que enunciaba la muerte segura. Ya sus hombros estaban preparados para cargar el féretro convertido en una carga para todos ellos. Comprendieron que nadie necesitaría de los despojos de esa organización y la enterrarían con certeza que sus huesos y su carne nauseabunda no servirían para nada. Al final, toda estará podrida, cubierta de gusanos y enterrada boca abajo para impedir que volviera a renacer. Hay que dejar que los muertos entierren a sus muertos y permitamos que su ataúd sea depositado dentro de otro de plomo para mostrarlo ente todo el mundo sin importar la hedentina emanada de su carne putrefacta y la gusanera que la irá consumiendo poco a poco.
Algunos viudos de la Mud aseguran que por algunos lugares solitarios, en ciertas hondonadas de algún bosque y en diversos lugares perdidos de Venezuela, a la que ellos intentaron hundir, se escucha los alaridos de una cabeza que aúlla con un grito lastimero.
El problema de la oposición venezolana no es refundar otra Mud con un nuevo nombre, su inconveniente es buscar nuevos liderazgos que no estén contaminados con la enfermedad congénita de las viejas organizaciones. Además, debe mostrar una institución diferente a las fenecidas que presente un proyecto meritorio que convenza y beneficie a una mayoría. Sin duda, cualquier designio deberá basarse en la paz, la soberanía de la nación y no a la entrega de Venezuela a las avaras corporaciones globalizadas como una mera mercancía. Si el augusto Simón estuviera vivo le recomendaría a los que aspiran derrocar al presidente MM: "La historia, a semejanza de los idiomas debe principiarse a aprender por la contemporánea, para ir remontando por grados hasta llegar a los tiempos oscuros de las fábulas". Era el método que se debe seguir en la educación de su sobrino Fernando Bolívar, escrito con su pluma en el Pueblo de la Magdalena, cerca de Lima en 1825. Lee que algo queda.