Preguntarse sobre los fundamentos de la realidad en que “se apoya” la oposición política venezolana, parce que es algo inaccesible. Agréguese a ello que, en general, sus juicios también parecen que suelen ser “sintéticos y a priori” porque sus principios escapan a toda referencia empírica o, como sostiene, la Wikipedia, resultan muy difíciles de demostrar. Cualquiera puede recordar cómo el ínclito Ramos Allup, el arce de la retórica Capriles y ahora el avispado Falcón Fuentes, racionalizan sus derrotas respectivas con fogosas arengas de extrema emocionalidad, sus argumentos carecen de “la carga de la prueba” y menos invertir la lógica de ciertos organismos como el CNE. En palabras llanas, no prueban lo que alegan, “sea una idea o hecho”, naufragan en aquello que los latinos llamaran “onus probandi”, ¡Wikipedia es una maravilla!
La expresión “Deriva metafísica” la leímos por primera vez por allá en los años de la década de 1990 en un suelto periodístico del maestro Ibar Varas, citando a Vattimo y cuando en el diario El Impulso de Barquisimeto podían publicar gente con sensibilidad de izquierda y no son ambiguos como otros que todavía escriben para esas páginas de opinión, curiosamente, tal vez porque quieren ser como “Mi comadre La Patoja, que cruza el agua y no se moja”; que recuerde, entre las brumas de la memoria, el siempre admirado profesor chileno aquerenciado en estas tierras venezolanas y larenses, allegado por aquí de cuando por el Sur del continente dominaba la internacional de las espadas y no como ahora, cuando cualquier hijo de vecino añora irse a esos climas gélidos de Piñera, quien odia la Revolución Bolivariana porque él dizque es muy demócrata y tal; aludía, pues, Ibar Varas, que las narrativas metafísicas eran todo lo contrario a ciencia y razón, sino el reino del pensamiento débil y el éxtasis de las visiones beatíficas; a la se puede agregar siguiendo a Rudiger Safranski (2001) en su “Nietzsche. Biografía de su pensamiento” (Tiempo de Memoria Tusquets), que postulan la tesis que “El conocimiento, dice ahora, brota del fondo instintivo” (p. 258).
Así vimos, no sin sorpresa, cómo Falcón denunció que “Los puntos rojos” con su lengua de trapo echó unas lenguaraces ahí en la televisión que, se supone que, como abogado, tendrá que probar para después aludir a ciertos universales en términos de filosofía escolástica-medieval; esto es, nociones genéricas y abstractas. Pero uno podría preguntar, ¿cuál es el estatuto ontológico de la oposición? O qué clase de entidad sea, porque se entiende que sea un organismo de diversas especies y género, pero su problema capital viene a ser que es una entidad trasnacional, con subespecies nominalistas y realistas, pero con copias de conceptos externos sobre la noción de democracia occidental tradicionales (José Ferrater-Mora, 2004, Diccionario de Filosofía).
Al final, sin embargo, no es tan abstracta la oposición esta nuestra y echa más vaina que una piña debajo del brazo, por eso celebramos la decisión del presidente Maduro que declaró personan non grata al encargado de negocios de Estados Unidos, el cerebro de la oposición o de una de sus subespecies y géneros, porque la dignidad de la nación tiene que ser respetada; además, Maduro declaró que se va a dedicarse a gobernar, reconociendo también que nadie puede vivir con un salario mínimo. Coño, al fin como que el presiente está ¡tocando tierra!