Catástrofe sifrina

Desde el 10 de diciembre de 2001 la dirigencia insurreccional ha arrastrado a la catástrofe al pueblo opositor. Admito que se necesita una ingenuidad perversa para irse detrás de ese aparatillo de crápulas que el imperio ha designado para dirigir la operación de acoso y derribo de la voluntad popular. Rateros rapaces, ladrones de autos, corruptos, depredadores de finanzas públicas, mesalinas, etc. Como siempre, el imperialismo escoge a los peores elementos de cada nación para esas tareas sucias. Pero así son las tragedias: Edipo no sabe que está matando a su padre y casándose con su madre.

Ese malandraje notorio arrastró al pueblo opositor hasta la emboscada de Llaguno. Fue un acto criminal, sea quien sea que haya causado esas muertes. No lleva nadie una multitud a enfrentarse con otra en el asalto a un palacio presidencial sin que haya víctimas. Fue un acto por lo menos irresponsable. Y luego de la masacre condujeron al trauma del fracaso.

Otrosí fue el terrorismo patronal desatado en diciembre de 2002. Dos meses en que 18.600 empleados de Pdvsa perdieron sus carreras y algunos sus vidas en la desesperación; miles de empresarios precipitados malograron sus negocios, gente que murió en diversos lances y así. Uno revé las cuñas de la Coordinadora Democrática y se halla ante aquella monstruosidad de manipulación descarada de las mentes y de envenenamiento de almas, con devastación emocional. El pueblo de oposición se ilusionó con aquellas acciones perversas de destrucción de su país, pues para ella esa devastación era un mal menor ante el Mal Absoluto de la Revolución Bolivariana. Los males no fueron solo esos; también estuvo la cuantiosa pérdida económica sufrida por toda Venezuela, especialmente de los que tenían riqueza que perder.

Luego vino la guarimba promovida por Acción Democrática y otros partiditos, junto con unos alcaldes patoteros, los mismos valientes alcaldes que salieron de esbirros mediáticos el 12 de abril de 2002, sometiendo por la fuerza y arrestando funcionarios bolivarianos, tal como recomendaba Ramón Escovar Salom.

¿Seguirá siendo tan cándido el pueblo opositor como para dejarse arrastrar a una nueva catástrofe sifrina en las elecciones del 3 de diciembre?

roberto.hernandez.montoya@gmail.com


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

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