Me decidí por este epígrafe porque el que pensé me pareció algo grotesco, un poco escatológico para comenzar el artículo. En verdad, lo razonable era escribir "Juan Guaidó volviste a poner la cagada", este es el título que está más acorde con las actuaciones de ese idiota. No creo que la política nacional o internacional vuelva a parir un pusilánime peor que este indigno ex presidente de la AN en desacato. No es que le tenga ojeriza ni una mala voluntad al papanatas de JG, sino que da pena ajena mirarlo frente a las cámaras cometiendo tantas payasadas, empantanando el quehacer político, con el perdón de los payasos, unos verdaderos profesionales dignos.
Un sujeto valiente es un ser que actúa con valor y determinación ante situaciones arriesgadas y difíciles. El auténtico valiente no hace alarde de la valentía, que es la actitud y determinación con la cual un individuo enfrenta y responde ante una situación de peligro, miedo o riesgo. No se es valiente cuando se reta o se desafía la acción de un soldado amparado bajo un manto de inmunidad, cuando se esconde la cobardía detrás de un fuero legislativo que le impide al funcionario darle respuesta a la cobarde jactancia de un mequetrefe. Así lo vi yo en la pantalla de la TV. Observé al gallina de Juan Guaidó insultando a los soldados de Guardia Nacional Bolivariana, a sabiendas que está protegido por una privilegio que le impide al militar responder como podría hacerlo cualquier ciudadano que se le irrespete. No es un valiente el cobarde que tiene la seguridad que el soldado no le va responder al insulto con un soberano coñazo que merece este espantajo, cuyo única "acción política" digna de reseñar fue la exhibición de sus nalgas escuálidas. Para esto no se necesita valentía sino de una extremada estupidez.
Le voy a dar un consejo al títere de JG. Si quieres demostrar valentía en todos los espacios de la política nacional, te puedo recomendar enfrentar a un grupo de motorizados chavista que algunas veces pululan en las manifestaciones de apoyo al gobierno del presidente MM. Escoge a uno de estos escenarios, te paras frente a él y lo ultrajas tal como lo haces con soldados de la patria. Arremetes con la furia de tus insultos contra el joven con casco y verás que de seguro que no saldrás con los dientes completos. Solamente un cobarde miserable hace alarde de una actitud desafiante amparado por un fuero legislativo.
No entiendo como todavía existan en Venezuela pocas personas que puedan encontrar en la palabra del tunante Juan Guaidó un hálito adecuado para despertar algún sentimiento o motivación hacia una propuesta política. Este individuo es un ser oscuro, anodino e insulso. Un hombre de estado, un estadista no da los espectáculos a los que nos tiene acostumbrado este ser tan repulsivo.
No hay ninguna actuación pública en la cual no reitere su repugnante manera de explicar su absurda gestión. Constantemente pone la cagada y parece no darse cuenta. En su quimérica obsesión de presidente interino se para frente a los soldados que resguardan la AN y ninguno de esto le hace el saludo ceremonial hacia un comandante en jefe. Es decir, no le paran bola. No lo toman en cuenta, a pesar de que las agencias internacionales lo venden como el supuesto jefe del poder ejecutivo.
Después que hizo la morisqueta de la autoproclamación presidencial y la nueva, también, como el presidente autoproclamado de la AN, se ha convertido en el hazmerreir de millones de seres humanos que no dudan de quien es el presidente de la república de Venezuela y del nuevo diputado que preside la AN.
El desvergonzado de Juan Guaidó como político es la verdadera nada. Carece de formación doctrinaria, no tiene buena dicción y si a esto se le agrega su falta de coordinación en sus arengas y entrevistas a la prensa, es fácil comprender el por qué este individuo pone la cagada cada vez que intenta dar un discurso. Está seguro que usando, de vez en cuando, una palabra altisonante, o aparentando una arrechera acompañada con una vulgaridad se convierte en un líder social. Quizás esto sea parte del guión preparado por su asesor de imagen, pero esta absurda praxis no lo convierte en un dirigente, en un guía para arrastrar millones de adeptos para conquistar el poder. Para esto hace falta, entre otros dones, hace falta coraje, mejor dicho cojones y un cobarde como el gilipollas (gafo en España) JG no los tiene.
Son innumerables las tortas que ha puesto el presidente de la nada JG. Nombra funcionarios que no están residenciados en Venezuela, designa un TSJ en autoexilio, acepta el asesoramiento del demente Leopoldo López, recibe órdenes del asesino Donald Trump, mantiene alianza con Lenin Moreno, Piñera y Duque, presidentes despreciados por su pueblo, solicita sanciones para castigar al pueblo venezolano y la cagada más reciente, la designación del matacura Leopoldo Castillo como presidente de Telesur. Sinceramente, no entiendo como en un cerebro tan pequeño como el de JG le logra almacenar tantas estulticias.
Yo pensé que después de Capriles no iba a ver en la oposición otro más inepto que este, pero por desgracia el torpe de JG lo superó con creces. Este desorientado es capaz de opinar sobre el asesinato del general Soleimani, alto funcionario de la armada iraní, solidarizándose con el rubicundo asesino, no solo del homicidio del líder espiritual persa, también por el crimen de doce personas más. Sería bueno que algún osado periodista le pregunte a este ignorante si está en conocimiento del grave problema del Medio Oriente, de seguro la repuesta del indocto JG sería la misma que la del asesino: había que acabar con él iraní, por ser un reconocido terrorista. Brutalidad que obsesiona.
La humanidad en muchas oportunidades ha estado expuesta a desastres como terremotos, huracanes, tsunamis, pestes, entre tantos males, pero sinceramente, con la llegada a la política en Venezuela de JG y sus conmilitones ha sido lo más nefasto que le ha podido ocurrir a nuestra patria. No creo que exista algún connacional y también extranjero que no se haya visto perturbada su existencia por las sanciones económicas y financieras suplicadas a gritos por este inepto a su amo del norte. Y lo peor de todo, el repulsivo JG amenaza constantemente con solicitar otras más para matar a los venezolanos y extranjeros de hambre y de enfermedades por la falta de medicinas. Son miles de inocentes los que se ven afectados por las reiterada cagada que comete este ladrón, junto a otros, quienes como él, han engordado en dólares su cuenta bancaria.
Es frecuente que los presidentes de EEUU en la proximidad de las elecciones, en su ambición de ser reelegidos la costumbre de cambiar votos por muertos. Para esto el aspirante a la reelección, el asesino terrorista Donald Trump, deberá tener en mente alguna guerra para conseguir su objetivo. Quizás en su magín podría incluir varios escenarios como Irán, Siria, Cuba, China, Rusia, Yemen, Nicaragua, Venezuela u otros. Para esto basta declarar como narcoterrorista a su presidente y de seguida, desatar una vorágine mortífera que lo llevará nuevamente a la primera magistratura de la potencia más poderosa del mundo. De seguro, el inepto JG, le pondrá a la orden nuestra patria, para que el criminal ponga sus garras sobre las riquezas del país y así se atiborrarse de sangre inocente que lo complazca.
El timorato JG cada vez que actúa pone la cagada, a esto hay que agregarle la cobardía lo cual lo convierte un individuo muy peligroso. No dudo que su futuro próximo será adornar sus muñecas con unas radiantes esposas para que pague su crimen atroz en un calabozo. Tuvo razón Michel Montaigne (1533-1592), filósofo y escritor francés, cuando sentenció: "El cobarde solo amenaza cuando está a salvo". Lee que algo queda.