"La justicia sin fuerza
y la fuerza sin justicia
son dos grandes desgracias"
Joseph Joubert
Los hechos se producen, y rápido se convierten en noticias de acuerdo al interés político. En algún momento parecen andar más lentas, que los días de revelarse, y en muchos casos se quedan haciendo mella en el subconsciente de algunas personas por demás comprometidas –como es el caso de Trump– que, hasta dan la ligera impresión de andar a su lado, y ellos se lo creen, como si fueran la propia Melania Trump; y lo único que les falta es repetir la expresión del desaparecido salsero Héctor Lavoe, cuando cantaba algunas de sus sabrosas piezas musicales ¡Ni pá allá voy a mira!
Uno de estos engreídos perritos falderos: Marco Rubio, vive en la casa del imperio, pero lo único que sabe de ese peligroso monstruo en decadencia, es adular y seguir en la cola de los eternos –piénselo, pero no lo diga– en contra de Cuba, siguiendo al pie de la letra, lo que han dado en llamar sanciones, como si estuvieran castigando al pueblo cubano por algún delito cometido, cuando no son más, que medidas coercitivas por demás criminales para arreciar un bloque, con más de 60 años golpeando al pueblo de Martí y Fidel, sin ninguna razón de ser, por el simple hecho de haber escogido el camino de la libertad.
Ahora, cuando su amo se encuentra con la soga al cuello –políticamente – y en algo va salir salpicado se aparece muy preocupado el señor Rubio, como el verdadero incitador de oficio, después del fracaso, tratando de ocultar y apaciguar lo que se ha convertido en una hoguera muy difícil de extinguir, por culpa de la violencia y las ínfulas de superioridad de Trump, con unas declaraciones más enredado al autoproclamado venezolano: "Creo, que un juicio –impeachment – encenderá aún más a un país ya dividido en un momento ya difícil".
Por su parte el autoproclamado Guaidó, que por momentos fue inflado por el mismo Rubio por mandato de Trump, se encuentra, como dicen los llaneros ¡Con un pie en el estribo! viendo para donde agarra, pensando en las visitas a "Los rastrojos" y los estrechones de mano con Duque, Piñera y Jair Bolsonaro los más serviles y arrastrados al gran capital y mimados del imperialismo, porque al final le pueden servir, como la válvula de escape.
El juicio a Donald Trump, promovido en estos momentos por los demócratas, cuando se encuentra a pocas horas de entregar su polémica mandato, nos demuestra la difícil situación por la que atraviesa los EE. UU; reafirmado por el comunicado del alto mando militar, lo que han llamado algunos analistas, como el (silencio roto). Pero, no es más que la voz del imperio en su máxima expresión, señalándole al mandatario la grave falta cometida: ¡Puedes acabar con todo lo que está fuera de nuestras fronteras, pero adentro se respeta y tiene su castigo! Es el mismo fantasma de una guerra civil rondando en todo el territorio estadounidense, y el asalto al capitolio es una muestra de un peligroso desenlace, y es necesario cortarlo de raíz para evitar males mayores.
Si, a este multimillonario guarimbero lo van a someter a un juicio político por la violencia incitada, única y exclusivamente dentro de su propio país, sin tomar en cuenta la cantidad de atrocidades y crímenes cometidos en otros países: Cuba, Venezuela e Irán por nombrar los más afectados en estos momentos. ¿Qué podemos pedir contra Guidó? Al conocer el prontuario de este personaje, el cual se pierde en la inmensidad; porque aparte de haber participado en las guarimbas promovidas por Leopoldo López, con un centenar de muertos y un número considerable de heridos, necesariamente tenemos que presentar las pruebas, como ha saqueado al estado venezolano, favoreciendo al imperialismo entregándole propiedades pertenecientes a los venezolanos, hasta llevarnos a la situación que estamos viviendo actualmente. La cárcel perpetua parece poco. ¿Qué dicen los opositores, cuando se rasgan las vestiduras para querer demostrar, más amor por la patria, que a sus propias progenitoras?
