Se irán a enseriar

Entiendo que algunos de nuestros camaradas anden preocupados por la posibilidad de otra acción golpista de parte de un sector de la oposición; preocupación válida si tomamos en cuenta la especulación, la escasez de algunos productos, el intento de alborotar la mollera de la gente con el anuncio del incremento en el precio de la gasolina o ese empeño de hacerle creer a las madres y padres que a su muchacho o muchacho lo van a poner a cantar todos los días a las siete de la mañana La Bella Chao en la puerta de la escuela, minutos antes de entrar a una clase donde lo único que se va a leer es el Manifiesto Comunista.

Habrá que mantenerse vigilante ante esa posibilidad, pues ya hasta materiales usados en los talleres de imprenta para hacer un periódico escasean y los dueños de estas empresas están cayendo en manos de los especuladores.

Aparte de esa preocupación lógica, también debe preocuparnos que gran parte de la oposición pretenda enseriarse, quiera ponerse a tono con la realidad y de paso a la sensatez. Eso también es razón de inquietud, pues nos llevaría a tener que enseriar hasta nuestros humoristas y dejar de gozar las ocurrencias de esa oposición.

¿Ustedes se imagina tener que soportar una oposición en la que Pablo Medina no afirme que el carga un disco duro con la prueba de un fraude electoral? ¿O tener que calarse a los fascistas-idiotas que envían mensajes por el Noticiero Digital admitiendo que es mentira lo de los bombillos-espías? Sería insoportable que una Bicha al referirse a sus chismes de pésima calidad no afirme “lo que dice el pueblo”, sino afirme “lo que decimos algunos”.

Y ustedes podrán preguntarse ¿de dónde me viene esta preocupación? Por lo de Súmate, camaradas. Esos señores se aparecieron muy serios en la gran pantalla, bien alineaditos, encabezados por esa burguesita que habla, viste y gesticula tal como corresponde a una burguesita (ya la quisiera ver yo entrompada con Lina Ron en una calle de Caracas), y afirmaron que las elecciones presidencias en Venezuela no fueron limpias ni transparentes, que hubo ventajismo en la propaganda, que hubo presión contra los electores y no sé qué otra idiotez.

Nada en concreto, ni siquiera el satélite ruso, ni el disco duro de Pablo Medina, ni la otra guarandinga árabe, ni las captahuellas. No, sólo esas cosas lanzadas al aire. Pues, habría que preguntarse cómo demonios se hizo para presionar a siete millones de personas para que votasen por Chávez. Claro, yo no voy a negar, por ejemplo, que mi amigo Alberto Colina, allá en Punto Fijo, pudo pararse en la puerta de su casa, con un chaparro en la mano, diciéndole a sus dos hijos mayores de edad: ¡O votan por Chávez o les echo una monda!

No creo que la gente de Súmate convierta el caso de mi amigo Colina en una generalidad para el país entero.

Lo cierto es que las declaraciones de los dirigentes de Súmate no originaron alboroto, ni guarimbas, ni siquiera una consigna tipo “Todos somos Súmate”, ni nada semejante. No hubo reacción, nadie les prestó la menor atención. Apenas si un cretino envío por Internet un mensaje llamando a ir todos a los estadios donde se juegue la Copa América a gritar “Fraude”. A lo que respondió otro, no menos cretino, diciendo que no estaba de acuerdo porque eso significaba comprar entradas y eso era dinero para el gobierno de Chávez.

El resto de la oposición optó por no sumarse al ridículo.

Eso, de verdad, me preocupa.

salima36@cantv.net


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Pedro Salima


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