Corre, corre, que el comunismo te alcanza

Buena manera de huirle al comunismo, eso han puesto al descubierto dos sesudos periodistas en uno de esos programas matutinos que de lunes a viernes se le escurren a la dictadura para explayarse en improperios contra el gobierno. ¡Terrible forma de luchar contra un tirano!

Un tipo como Pompeyo Márquez, que debió convertirse en Santos Yorme y transformarse en un especialista en saltar tapias, buscar y encontrar los más inverosímiles escondites y experimentar los más raros disfraces para encarar la dictadura perezjimenista, debe sentirse orgulloso contar ahora con compañeros de viaje que han renovado de tal manera la lucha de resistencia que en la modernidad se hace desde la pantalla chica.

Eso de pasar de la edición clandestina de “Tribuna Popular”, imprimiendo con la amenaza de un allanamiento sobres las espaldas, a sentarse cómodamente cada mañana en un bien acondicionado estudio, desde donde se le puede decir cualquier cosa al tirano, es una diferencia.

Y esa diferencia la encontramos en las palabras de estos dos periodistas cuando en días pasados, al informar que ante la proximidad de la Semana Santa los pasajes por aire, tierra y mar se están agotando. Y todavía queda un montón de gente buscado cómo movilizarse por el país.

Los cuerdos periodistas llegaron a la conclusión que tal número de venezolanos por viajar se debía a que la gente estaba huyendo de la realidad. Y querían escapar, pirarse, perderse en la distancia. Como obedeciendo a un desesperado grito: ¡Corre, corre, que el comunismo llega!

Nada de enconcharse, ni de organizarse en una resistencia clandestina, ni de formar una célula secreta, ni de montar un ejército contrarrevolucionario; sino irse de paseo. Así de sencillo. Embalar los aperos propios para ir a la playa o a cualquier sitio de recreación, incluir mucha comida y güisqui doce años, cualquier cantidad de utensilios útiles para armar los bonches. Eso sí, cuidarse de no llevar ninguno de los bombillos espías y cuidarse de hablar ante la servidumbre, pues ésta puede haber sido adoctrinada en los círculos bolivarianos.

Con todo listo se huye. Hay que olvidar la amenaza del comunismo.

Estas conclusiones inteligentes del par de periodistas matutinos, me llevó a entender por qué se ha incrementado de manera preocupante la venta de automóviles en el país.

Es que la gente no se conforme con huirle al comunismo en las épocas de vacaciones, sino que quiere hacerlo a diario, en su cotidianidad, y para que la huída sea permanente y rápida es preferible un automóvil nuevo, pues huir encaramado en una carcacha encierra el peligro de quedarnos en el camino y que el comunismo nos agarre.

Ah, una pregunta, ¿será que el empeño del general Acosta Carles de poder tener una Hummer encierra también el miedo al comunismo?

Que lo averigüe Chávez para que vaya sabiendo cuántos Didalcos le acompañan.


salima36@cantv.net


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Pedro Salima


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