La derecha opositora ha encontrado estas últimas semanas un inesperado vocero en Adelis León Guevara, miembro del Consejo Legislativo del Estado Mérida por el Movimiento Quinta República. En reiteradas declaraciones a la prensa regional, este legislador ha realizado extravagantes piruetas ideológicas para asumir al pie de la palabra el discurso de la derecha tradicional venezolana, pero desde una posición de supuesto respaldo al gobierno del presidente Chávez.
Esta reciente profusión de declaraciones contrasta dramáticamente con el silencio que León Guevara guardó religiosamente frente a los desmanes del oficialismo burocrático y reformista de la región. Su nombre no puede asociarse con protesta alguna referida a casos como el de la monstruosa e ilegal edificación del Centro Comercial Yuan Lin; los desarrollos urbanísticos sociópatas, como el Conjunto Residencial El Rodeo, o El Garzón; los retardos injustificados en la construcción del sistema de trolebús, sus abultadísimos presupuestos, y su impacto ambiental; la Escuela Bolivariana de Toreros; o ningún otro exabrupto del desgobierno local y regional. La omisión ha sido la forma de la acción.
En cambio, en esta larga y gris trayectoria como legislador, León Guevara tiene la dudosa distinción de haber invitado al jerarca eclesiástico ultraconservador Baltasar Porras para que fungiera de orador de orden en un acto del Consejo Legislativo. Para ese momento, 27 de Septiembre de 2002, Adelis León era el presidente del Consejo Legislativo, y Baltasar Porras acababa de tener una participación estelar en el golpe de estado de abril.
Luego, León Guevara estuvo en el grupo de legisladores que la Contraloría General de la República inhabilitó para ejercer cargos de elección popular, por haberse aumentado sus sueldos más allá de lo permitido por la Ley.
Afortunadamente, las recientes actuaciones del legislador derrumban lo que quedaba de máscaras y reputaciones. A comienzos de este año, Adelis León arremetió en contra de lo que calificó como "un ritual" parecido a los practicados en el "socialismo del siglo XX": la Ley Habilitante. Para él, la Ley Habilitante tiene el sello autoritario de los regímenes del socialismo real. Lo que él no alcanza a vislumbrar es que la necesidad de dicha ley radica en que si dependiera de la voluntad política de legisladores como él, y muchos diputados de la Asamblea Nacional, no se redactaría una sola ley revolucionaria en nuestro país.
El PSUV también ha formado parte del repertorio discursivo de Adelis León:
"Siempre he expresado que no estoy en contra de ninguna organización única o unificada de un partido, pero siempre he reclamado mi derecho individual a la libertad (...) Todo lo alcanzado hasta ahora ha sido el producto de la no discusión, de ninguna precisión ideológica, no del conversar y del discutir, sino de la imposición".
"Un partido no se decreta ni se elimina así de la noche a la mañana porque nuestro líder, o cualquier otro lo quiera, y también he expresado que un proceso revolucionario no puede ser conducido por una sola persona o por un grupo de personas sino por un ejército de gente pensante."(1)
Tres días despues, la posición del legislador alcanza un nivel verdaderamente delirante. Decide sumarse a la cruzada fascista en defensa de Nixon Moreno, connotado mercenario que se refugiara días antes en la sede del Nuncio Apostólico, huyendo de sus responsabilidades penales:
"No soy experto en derecho internacional o las ramas que abarcan la materia, pero el asilo de Nixon Moreno sólo lo decide El Vaticano. Si El Vaticano cree que es un delincuente común, seguramente lo entregará a las autoridades. Por el contrario, si considera que es un perseguido político, le dará asilo." "No voy a opinar. Yo no puedo decir que Nixon Moreno violó a una funcionaria, porque tengo entendido que la misma funcionaria fue a la Asamblea Nacional y se retractó de lo que dijo. Además, me cuesta creer que exista un ser humano tan tonto, para tratar de violar a una mujer en plena calle." "Anhelo un mundo en donde no existan exiliados, porque en un régimen democrático no debe existir ese tipo de casos"(2)
La cantidad y la calidad de las mentiras condensadas en estas breves declaraciones son notorias. Nadie espera que el legislador diga que hubo violación cuando la víctima, quien sí fue desnudada y golpeada, no lo ha hecho. Que no haya habido violación no es un atenuante para estos graves crímenes. En su grotesca defensa de Moreno, el legislador obvia que en los mismos hechos, el funcionario que acompañaba a Sofía Aguilar fue gravemente herido de bala, e incluso llega al extremo de plantear que la agresión a la distinguida Sofía Aguilar, ocurrida en el marco del terrorismo urbano ejercido por fuerzas de choque fascistas en Mérida a finales de mayo de 2006, es improbable porque no habría alguien tan estúpido como para realizar esta agresión en plena vía pública. Lo estúpido es el pretendido argumento: la víctima nunca afirmó que la agresión hubiera ocurrido en la vía pública. León Guevara repite una mentira cruel del fascismo cuando dice que Aguilar se retractó de su declaración inicial.
¿Por cuenta de quién van estas tristes payasadas? ¿Quién es el dueño del circo?
Notas
1.- Cambio de Siglo, 20-3-2007, página 3.
2.- Cambio de Siglo, 23-3-2007, página 5.
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