James Petras, filósofo y politólogo norteamericano, sostiene que la clase media latinoamericana, no tiene un comportamiento revolucionario. Puede ser atraída por la derecha si las políticas gubernamentales de ésta le benefician, como créditos y productos importados baratos. Pero cuando esos gobiernos entran en crisis, suelen incorporarse a los frentes populares para recuperar su status. Bajo gobiernos populares apoyan reformas políticas democráticas, pero no aceptan “se iguale sus condiciones con las de la clase trabajadora.”(1)
Según Petras, hay una “izquierda”, que en aparente contradicción califica de derecha, porque “renuncia a las demandas anticapitalistas y antiimperialistas para ganar el apoyo del sector privado de la clase media.” Y quiero llamar enfáticamente la atención sobre eso del “sector privado de la clase media”.
Más adelante dice que para la verdadera izquierda “el cambio es combinar la oposición del sector público de la clase media con el antiimperialismo y el anticapitalismo” con las opciones revolucionarias de trabajadores y campesinos.
Como hemos visto, Petras hace una separación entre la clase media que trabaja para el sector privado de la economía de la que lo hace para el público y a ésta le asigna cualidades progresistas. Uno podría entender que la primera es más propensa a reflejar los valores, hábitos y aspiraciones de la clase para la cual trabaja.
Llegado a este punto, es valedero preguntar ¿cómo se precisa qué es la clase media? ¿Acaso no es acertado pensar que ella es algo más que un arco iris o un amplio abanico y como tal sus integrantes reaccionan de diversas maneras? ¿O acaso esas capas forman un bloque?
Hay expresiones de la clase media que tienen reacciones diferentes frente al mismo estímulo. Diría que ellas pueden estar en el sector privado o publico. Salvo que se trate de una situación catastrófica que le afecte de manera radical.
Para Margarita López Maya (2), esa clase que forma “el grueso del personal público” es necesaria “para estabilizar proyectos políticos”. Aquí nos encontramos con la clase media del sector público de Petras, pero ¿es verdad que ella constituye “el grueso” de quienes trabajan con el Estado? ¿Es tan abundante la clase media del sector público, como cree López Maya? Con esto no estamos negando la importancia y el valor que tiene para hacer avanzar al país dentro del proceso revolucionario. Sólo nos llama la atención que se cuantifique de manera demasiado ligera.
En este punto, es significativo lo sucedido con la huelga petrolera. Es del conocimiento público que la llamada meritocracia, empleados de confianza o nómina mayor y también unos cuantos de la menor, a quien podríamos arbitrariamente ubicar globalmente en la clase media, si aplicamos la misma óptica, dejaron de cumplir sus funciones. Pero la mayoría de la gente al servicio de la empresa estatal siguió con sus labores y hasta asumió las de quienes las abandonaron. Por esto, vuelvo a preguntar, esa clase media ¿es el “grueso del personal público?”.
Tomemos en cuenta que la socióloga venezolana, no habla de la media del sector privado. ¿Por qué será?
Como Petras, López Maya, sostiene que las capas medias, en este caso no las diferencia, han estado en la vanguardia de las luchas por la democracia y que en el caso venezolano, su aporte fue muy significativo para la instauración de la democracia representativa. Esto incluye, dice uno sin ninguna mala intención, a todo ese amplísimo abanico que es la clase; pero no estaría demás agregar, que la democracia representativa, no significó romper los moldes estrechos de la distribución de la riqueza nacional para llegar hasta los más pobres, es decir definir políticas anticapitalistas y antiimperialistas. ¿Y las clases dominantes, que influyen en gran medida, sobre la clase media, también en determinados momentos no impulsaron esos cambios, asegurándose que no se llegase a los extremos?
Uno no entiende que López Maya, afirme que la clase media es “quizás el sector más afectado por los complicados tiempos que corren”. Y no lo entiende porque ella misma afirma que disfruta “de la distribución que hace el gobierno de la cuantiosa renta petrolera”. La eliminación de la llamada cuota balón o crédito mejicano, que condenaba a esa clase a pagar indefinidamente a los bancos hipotecarios sólo lo correspondiente a intereses mientras la deuda aumentaba, la adquisición por ella de una cifra de automóviles que cada día aumenta, las jubilaciones y las pensiones del Seguro Social, los subsidios para adquirir vivienda, etc., ayudan a ejemplificar lo expuesto por López Maya. Pero ésta, para dejar constancia de su incomprensible inconformidad, dice que la afectación viene por que se les excluye “del pueblo en los discursos y políticas gubernamentales, del que antes fueron y muchos se consideran ser”. Para ella, es el discurso del campo revolucionario lo que las excluye del pueblo. Y vale preguntar, ¿a cuál clase media? Y otra pregunta, ¿las políticas gubernamentales la favorecen o no?
¿No será que más bien que a un sector de la clase media, no toda cómo parece creer López Maya, le preocupa el proyecto gubernamental de democratizar hasta donde sea posible la distribución de capital y dar beneficios a los más pobres? Es decir, ¿no privarán las razones de Petras?
¿No serán las definiciones socialistas, que en ningún caso excluyen las formas de producción capitalista, que está diseñando el gobierno lo que produce temor? ¿Las posiciones del gobierno venezolano frente al imperio, cuya cultura y hábitos de consumo son un espejo para “parte” de la clase media, no rompen las expectativas de ésta? ¿No será que los sectores medios que llaman la atención de López Maya, son aquellos que se ven reflejados en los grupos capitalistas y partidarios de mantener a toda costa la sociedad en que vivimos?
Pero también creemos que hay una clase media que no se guía solamente por lo material o crematístico y es lo suficientemente culta y sensible, tanto como para saber orientarse sin brújula, entre el acontecer nacional y los discursos de lo que López Maya, llama el “chavismo duro”, que según afirma la aterroriza. Y porque hay además una clase media muy numerosa que nada tiene que perder, mucho que ganar y no se siente afectada por las acciones revolucionarias.
Y de lo que uno no duda, es que hay una clase media del sector público y más del privado, atendiendo de nuevo la diferenciación de Petras, que sin razones para ello, se deja asustar en exceso, no por el discurso presidencial o de “los chavistas duros”, sino por el de los adversarios, atrincherados en los medios, que hacen de mal intencionados intérpretes y cazadores de brujas.
1.- Latinoamérica, la clase media y la izquierda. Aporrea, 13-06-07
2.- Capas Medias y Revolución. “Últimas Noticias”, 24-06-07
Apicalternativa: 26-06-07
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