El viejo síndrome de menguadas entendederas que agobia a Manuel R con su causa

Confieso que ni esto, contimás esto, pienso en Manuel R. Hay otras bobadas que me resultan preferentes por ser algo más serias. Pero como leer ciertos medios hace que uno traiga a la superficie las “mentiras” que arrastra el Guaire oposicionista, he tenido que ver, digamos que algunas de las últimas acerca de este personaje, ya tragicómico de la política doméstica.

Pues sí, luego de la casi clarividente decisión de reconocer el triunfo “apretado” de su oponente por tres millones de votos en diciembre próximo pasado, todo apuntaba a que Manuel R por fin como que había entendido el verdadero juego político democrático. Recordemos que cuando otros compinches suyos echaban espuma espesa por la boca, él se jugaría el todo por el todo con el reconocimiento, y así se lo agradeció el país sensato. Y se diría a sí mismo, ese país sensato: ¡ahora sí es verdad que Manuel R como que va en serio, vale!... Pero no, ilusión pueril de ese país sensato. Manuel R nunca ha sido, ni es, ni será serio, y menos ahora mismo, cuando con Bandera Roja, su estratégico coligado, están llamando a tomar la calle al tiempo que los llamados como que prefieren tomar de “18 años” en su lugar, ad portas de la navidad… Y así, en ves de haberse apostado Manuel R con sus seguidores en una tarima armada en uno cualquiera de los barrios populares de nuestro terruño, prefirió hacerlo, comenzandito el año, en un bar de la Pequeña Habana en Miami con el fin de atacar a Chávez con su tradicional lúcida ferocidad que es muy suya por cierto. Luego propondría un comité de defensa de las Alcaldías, como si tales inocuas (en apariencia) instituciones públicas estuvieran desvalidas o en peligro de extinción. Luego se le saldría un aire de urbanidad para desearle suerte y éxito a los nuevos ministros designados por el presidente, abogando por la descentralización y negándose a lanzar juicios a priori sobre el futuro desempeño del vicepresidente; y menos mal que no lo hizo; pero no dejaría de calificar como zarpazo a la democracia lo de la no renovación, cuando el propio país de sus desvelos ya había “reconocido” que eso era un simple actico de soberanía. Luego se le saldría otra vez la clase, y acusaría a Chávez de déspota por pretender convertir la Venezuela wisquisosa de sus más caros anhelos, en una rupestre Cuba Libre y de que Chávez, sin los dólares del petróleo, dizque sería un gobernante cualquiera y no como él lo es, todo un celaje, y con un tino sobrenatural para haber reclutado a López Sisco y a Mazuco como dos de sus hasta ahora virginales Secretarios de Seguridad y Defensa Ciudadana, y con los dólares que, para colmo, y en estricto rigor, Chávez le da. (Y digo que Chávez le da, porque si bien es cierto que el petróleo es del pueblo, el alto nivel de dólares que conforma hoy su precio débese a su visionaria intrepidez y a su admirable acuciosidad política). Luego la agarraría con el programa educativo “Moral y Luces” por el hecho de que, en vez de formar a nuestros niños para ser unos verdaderos supermanes como él, lo que pretende es formar unos indiecitos brutitos y macilentos como Chávez, y anunciaría, cortineado de aturdidora fanfarria, una verdadera estrategia (y muy suya) de ataque, de ataque despiadado debido a que estamos llegando a bordes riesgosos al no dársele al país posibilidades de ir adelante, pero tampoco atrás, a los lados, hacia arriba, hacia abajo, zigzaguear o caracolear, por lo que habrá seguro de explotar tarde o temprano en mil pedazos, y, donde una de esas esquirlas patrióticas pudiera alcanzar uno cualquiera de los ojos de su fascinante Bush. Y todo cuando además se le pillara en relaciones infieles, corrompidas y apestosas con la DEA (MAS-DEA-SERÁS-VOS, por sus siglas en maracucho). Y, ya como lo último, ha logrado la hazaña de orquestar este verso tan rítmico: “Es la hora de la patria, no la de los partidos políticos ni de dirigentes en particular”… Y el país es hora aún de que no haya podido salir de su explicable estupor ante una elaboración tan intelectual, y sobre todo tan lírica. En fin, al país se le ha venido convirtiendo en todo un problema la bruteza grutesca de este jefe opositor tan Aznar (y que valga la redundancia) sobre todo cuando lanza al país (que es todo el tiempo) sus fuertes coces de ignorancia e irracionalidad propias de ferias bajo una embriagués total y generalizada.

Pero como todo tiene explicación en esta vida, una infidencia baladí de una novia suya de los 19 años, cuenta que, en la primera sesión de acercamiento siempre riesgoso que hay en toda pareja, le diría ella al oído y fatigosa al cabo de un buenísimo rato, que estaba muy excitada… A lo que Manuel R le respondería, alejando su cara de la de ella, y con gesto de tímida sorpresa: -¿Si, mi amor?.. ¡Bueno, entonces te felicito por tus éxitos!..

¡Qué molleja de entendederas la de este mozo! dizque se le oía decir de manera muy seguida a la absorta muchacha caminando rumbo hacia no sé dónde.

crigarti@cantv.net


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Raúl Betancourt López


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