Es realmente deplorable la conducta actual, la actitud de los líderes de lo que en alguna oportunidad se llamó la izquierda tradicional venezolana, como lo son Teodoro Petkoff, a quien se le cayó aquella imagen de intelectual osado, de “enfant terrible” de la política venezolana, Pompeyo Márquez y su legendario apodo de Santos Yorme, luchador clandestino contra la dictadura perezjimenista, Américo Martín, el niño prodigio de la oratoria mirista, así como el otrora ultraizquierdista mini partido de Bandera Roja y Puerta Aponte.
Todos ellos tienen una historia en su haber, contra el capitalismo, contra el imperialismo, a favor del socialismo. Escribieron libros enjundiosos defendiendo sus posiciones de izquierda. Lucharon con armas o sin ellas. Fueron detenidos, torturados (démosle el beneficio de la creencia en su historia), se fugaron. Luego se adaptaron al sistema. Se apoltronaron. Se cansaron. Tiraron la toalla. Y cuando ya estaban con la desesperanza aprendida, entregados al capitalismo y al imperio, ¡apareció Chávez como una tromba¡. No los dejó pensar, reacomodarse. Reaccionaron instintivamente contra lo inusitado, contra el militar golpista. No podían admitir que alguien que no tuviera su palmarés, su pasado guerrillero, su glamour izquierdista, les quitara el protagonismo de las luchas populares. Y no importando que programa traía Chávez o qué realizaciones desarrollara a favor del pueblo por el que ellos habían luchado, se lanzaron contra el proyecto político bolivariano. Con mas fuerza aún que contra la democracia capitalista, que contra el puntofijismo que luego les dio cobijo, dinero y protagonismo en los medios televisivos e impresos.
Lo patético del asunto es que estos personajes, otrora admirados por muchos de nosotros (yo me decía “teodorista”) han fracasado rotundamente en sendas luchas. Fracasaron de manera estruendosa en el vigor de sus vidas juveniles, en sus luchas desde la izquierda contra la derecha reaccionaria, capitalista e imperialista y ahora desde la derecha están fracasando palmariamente contra el proyecto bolivariano socialista. No hay que insultarlos, porque ello los convierte en las nuevas víctimas que busca la derecha encabezada por globovisión y el nacional. Creo que su mayor tragedia es a la que los somete Chávez. Los deja hablar. Que le llamen tirano, autócrata, dictador. Sus decires son sus propios desmentidos.
Allí languidecen tristemente, Caminan como los elefantes hacia su cementerio del olvido. En algún momento del futuro lejano alguien recogerá sus libros, los de ayer y los de ahora y dirá: ¿qué pasó acá?. ¿porqué estos sujetos dieron esta vuelta tan extraña?. La respuesta, muy probablemente esté en el libro de Néstor Francia titulado: “ANTICHAVISMO Y ESTUPIDEZ ILUSTRADA”. Hay que volver a leerlo.
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