Los estallidos de violencia que la oposición ha protagonizado en los últimos días, no son sino un ensayo de lo que vendrá después del día 2 de diciembre, cuando, una vez más, el pueblo venezolano decida darle un masivo respaldo al proceso de cambios que está viviendo este país, bajo el indiscutible liderazgo del presidente Chávez.
Desde el principio nunca quisieron este referéndum. Siempre les ha atemorizado la sola idea de que se tenga que consultar al pueblo, porque ellos mismos son los más convencidos de que allí nada tienen que buscar. Pero los acontecimientos los ha obligado cambiar de idea: del rechazo absoluto pasaron a la abstención y ahora a votar no. Sin liderazgo alguno, andan dando tumbos y para llamar la atención del electorado, promueven hechos de violencia que han concluido con el lamentable asesinato de un joven trabajador en Guacara, Estado Carabobo.
Es tal el grado de desesperación que vive la oposición, que han echado al “campo de batalla” a la caballería ligera de la Conferencia Episcopal. Este grupo elitesco de dirigentes políticos, que olvidándose de sus propósitos religiosos, asumen una clara militancia política, y como sus iguales (Cabeza e’ Motor, Ledezma, Rosales, etc.), mienten con absoluto descaro para tratar, inútilmente, de desacreditar al Proyecto de Reforma Constitucional. En lo particular, he seguido con interés todas las discusiones que se han desarrollado en torno a la Reforma Constitucional, y con asombro he constatado, y lo pueden hacer todos ustedes, que la oposición, en todos sus matices colores y fracciones, no ha aportado ni siquiera una sola idea positiva a la discusión. Sólo se han limitado a descalificar, a tergiversar, a mentir, a confundir.
Tanto el Gobierno como los ciudadanos que en la calle apoyamos este proceso revolucionario, estamos conscientes que los días duros están por venir. Que la oposición ha ido al referéndum obligada por el clima propicio que han dibujado las fuerzas progresistas de Venezuela. Ellos no creen en elecciones, y cuando en ellas participaron fue precisamente para hacer fraude. Elecciones limpias, pulcras, vigiladas, controladas y observadas como lo han sido en demasía los comicios venezolanos, no les conviene. La verdadera oposición se mostrará el mismo día 2 de diciembre: encuestas chimbas, boletines falsos, desinformación a través de Internet, siembra de rumores de toda especie y como culminación, el consabido grito de fraude.
Después vendrán las guarimbas, la violencia, la perturbación de la paz ciudadana, la negación de la Navidad. Por lo menos, eso es lo que tienen planificado con todo detalle, con la inclusión de hechos sangrientos en los que posiblemente están contemplados el asesinato de otros venezolanos. De todo eso estamos conscientes. Sabemos que vendrán días difíciles, pero los enfrentaremos. Si ellos tienen sus planes, nuestro pueblo ya está al tanto de todo, porque también tenemos los nuestros para neutralizarlos. Si quieren la guerra, deben estar conscientes de que estarán en desventaja: ya no tienen a la Fuerza Armada, ni a la Policía Metropolitana, ni a PDVSA, ni a los trabajadores. Los empresarios que apoyan a la locura oposicionista ya están en minoría y Fedecámaras es nada más que una entelequia fascista que sólo sirve para amenazar. Ni siquiera están en capacidad de decretar un boicot de alimentos, porque tenemos a Mercal.
Pero lo intentarán, porque ese es el mandato que tienen del Imperio. Los derrotaremos, por partida doble, ¡una vez más!
CONTACTO CON EL AUTOR
Internet: “La Página de Omar Montilla”
http://lapaginademontilla.blogspot.com
Correo: omar1montilla@gmail.com