Luego de leer el Editorial de Teodoro Petkoff en Tal Cual, edición del lunes 02 de junio, uno se convence que el exministro de Planificación, exguerrillero y exprófugo del Cuartel San Carlos se quedó dormido el domingo por la noche antes que se hiciese público el resultado de las elecciones internas del PSUV.
Igual de convencidos estamos que escribió este Editorial pensando de acuerdo a su actuación, en caso de que un proceso como el del PSUV se hubiese dado en el MAS cuando él era el mandamás en el partido naranja.
Sin ningún rubor, sin ninguna muestra de vergüenza o siquiera mesura, Teodoro escribe en el mencionado Editorial que las elecciones internas dentro del PSUV “comporta una de las más grandes farsas que haya conocido la política partidista venezolana”.
Sostiene el excomunista y exsocialista esta opinión afirmando sin empachos, con la seguridad de quien dice “yo digo que el burro es negro porque tengo los pelos en las manos”, que ni la dirección del PSUV ni el Presidente Chávez darían a conocer los resultados de esta consulta a las bases. Teodoro asegura que no hay tal elecciones por las bases, pues “Ya el mero hecho de ocultar los resultados de la supuesta elección impide todo ejercicio de voluntad de la base. A ésta se le esconde quién ganó y quién perdió. Simplemente se le informan los nombres entre los cuales el Primer Dedo señalará quienes habrán de ejercer su Representación”.
¿Qué fue lo que dio la dirección del PSUV? ¿No fueron resultados con nombres, números, porcentajes reconocimiento de la victoria de aquellos que cumplieron con lo pautado en el reglamento? ¿O eso que vimos, escuchamos y palpamos fue producto de una ilusión?
El editor de Tal Cual vuelve a quedar como un embustero, no es la primera vez. Ha sido así cada vez que anuncia un desastre producto de las medidas económicas del gobierno. El desastre no ha llegado, se ha retardado demasiado.
Lo cierto es que Teodoro se quedó dormido antes del resultado de las elecciones, pero al menos debió tener un empleado de confianza dentro del periódico que le advirtiese de la verdad de los hechos para que no hiciese el ridículo. Salvo, opinamos, que alguien dentro del medio que dirige pensase en dejar en pena al “viejito ladilloso”.
De aquí en adelante, el exdirigente (muy ex) estudiantil debería pensarlo mejor antes de pasar por este tipo de vergüenzas.
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