Borges quiere destronar a Rosales

Rosales se ha ganado con esfuerzo y dedicación el título de “fiolósofo” de la oposición. Rosales ha dado suficientes muestras de su uso impecable del lenguaje, reconocido por destacados intelectuales del oposicionismo. Rosales también ha dado muestras de ser un gran estratega político. El “filósofo del Zulia” logró dejar a Primero Justicia, el principal partido de la oposición, prácticamente sin candidatos a gobernaciones y alcaldías. El pequeño partido Un Nuevo Tiempo logró imponer todos sus candidatos y dejó a Primero Justicia con un candidato a gobernador y unos pocos candidatos a alcaldes, todos con muy poca posibilidad de ganar las elecciones.

Por otro lado Borges ha demsotrado su limitada capacidad para dirigir un partido y su poca habilidad para la política. Borges nunca mostró ser muy brillante. Sus declaraciones sin sustancia, aunque con un manejo bastante aceptable del lenguaje, sólo calaban entre sectores reducidos de la oposición. Borges es un hombre de clase media, educado en el sistema de educación privada, con un habla de blanco criollo. Su forma de hablar es la “estándar”, él habla el lenguaje de la clase dominante. Su uso del lenguaje le ha permitido ubicarse como uno de los líderes de la oposición. Pero por otro lado, se expresa sin emoción, no logra excitar al auditorio. No maneja el discurso político, no habla como político, el quiere comunicar la idea de que es un gerente y no un político. Esa actitud ha limitado su acepatción entre círculos más amplios de la misma oposición y mucho menos entre indecisos y chavistas. Él sigue jugando al mercadeo y espera pacientemente el momento en que su “producto electoral”, su imagen y discurso elegante e insípido se ponga de moda. Que siga esperándo, tal vez ese momento nunca llegue. Tal vez Borges tenga que pensar en cambiar de estilo.

En la situación actual, Rosales es el principal enemigo de Borges. El espacio que Borges quiere ganar en la oposición tiene que quitárselo a Rosales. Está ante una situación de esas que llaman de suma cero, hay tantos votos de oposición y sólo esos. Una parte las tiene Un Nuevo Tiempo y otra Primero Justicia, la única posibilidad que tiene uno de ellos de crecer depende de cuantos votos le quite al otro. Sus posibilidades de crecimiento fuera del campo opositor es limitada. Borges no tiene otra alternativa, tiene que intentar destronar a Rosales. Una manera es quitarle el título de “filósofo” y la otra, estrechamente ligada a la anterior, es usar el lenguaje con la “precisión y elegancia” de Rosales. Por allí vienen los tiros. Observen ustedes las declaraciones recientes de Borges y se darán cuenta de la transformación que sufre el hombre. Por ejemplo, en unas declaraciones de estos días en relación con la situación de las relaciones con Estados Unidos, Borges se refirió al fenómenos de la inseguridad y mencionó los resultados de “un estudio mundial en el mundo” sobre posesión de armas en manos de civiles, segundos más tarde afirmó que “hubieron”, para corregirse inmediatamente. Ejemplos sobran para ilustrar el proceso de transformación de Borges en su esfuerzo por destronar a Rosales.

El reto de Borges es titánico, le será muy difícil superar artificialmente la “riqueza natural” del pensamiento y el lenguaje de Rosales. La inteligencia artificial, por muy evolucionada que sea, no ha logrado hasta ahora superar a la estupidez natural. Si lo logra haría una gran contribución a las ciencias del lenguaje y la cognición, más que a la política oposicionista.

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Julio Mosquera


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