Las providencias administrativas estudiantiles

Por estos días se ha puesto de moda, nuevamente, una reivindicación lograda por el movimiento estudiantil a finales de los 80. Se encontraban los movimientos estudiantiles independientes en pleno apogeo, casi todas, si no todas, las direcciones gremiales formaban parte de esa tendencia del movimiento estudiantil progresista; estaba, en ese entonces, el camarada Bernardo Ancidey al frente de la FCU-UCV, el Movimiento 80 y movimientos con características similares, se habían expandido por toda la UCV y el resto del país, provenía el camarada Ancidey del colectivo 69 de la Facultad de Ciencias de esa Universidad. Las luchas, en ese entonces, se limitaban a la exigencia de mayor presupuesto para las universidades, avanzaba el proceso de privatización, iniciado a mediados de los años 80; en las universidades públicas, se libraba una lucha de resistencia contra dicho plan, que se concretaba en todos los sentidos, uno de los cuales era la desvalorización las condiciones de vida de los profesores, empleados y obreros universitarios, de allí que corresponderá a la Fapuv iniciar las acciones de protestas contra el Gobierno, a los que no tardarían en unírsele las federaciones de trabajadores, aglutinadas en la Fenatesv y, finalmente, el sector estudiantil que, para ese entonces, ya había organizado la Coordinadora de Federaciones de Estudiantes Universitarios, aglutinados todos, en lo que, desde entonces, se conoció como el Comando Intergremial Universitario. Por primera vez, en la historia, se unían todos los factores de la vida universitaria en un solo ente organizativo. Sin duda, este era el primer logro obtenido en esta lucha. Como diría uno de los comunicados de la Fapuv: “Se demostró que la unidad en la lucha, de los diversos sectores universitarios, es posible y efectiva…” Mientras la Fapuv y Fenatesv, orientaban sus peticiones hacia medidas de carácter económico y reivindicativo, el movimiento estudiantil se adentraba en un terreno nuevo del campo reivindicativo, su experiencia de lucha se había limitado a la exigencia de mayor presupuesto para las universidades, en el entendido de que esos recursos, de una u otra forma, le serían retribuidos en comedor, transporte, dotación de bibliotecas, entre otros; además de la exigencia, casi rutinaria en ese entonces, de la clarificación y castigo para los asesinos de estudiantes, para el momento en que se inicia la huelga Intergremial, se oían los nombres de los camaradas estudiantes asesinados: Luis Carvallo Cantor, Johnny Villarroel, Humberto López, José Ramón Guacarán, Sonia Ordoñez, Manuel Vera y José Guillén, muertos en enfrentamientos contra la policía metropolitana y estadales.

En un comunicado, emanado de la Presidencia de la FCU-UCV, podemos leer: “los gremios debemos reorientar nuestra estrategia, de tal manera, que las luchas impulsadas por los universitarios puedan desarrollarse bajo características más favorables, con la Universidad abierta y con toda la comunidad participando bajo una sola bandera: la Defensa de la Universidad Autónoma, Democrática y Popular”, no solo se reivindicaba como lo hacen, en la actualidad, la dirigencia opositora, la autonomía; sino que la dirigencia progresista, de ese entonces, le agregaba un concepto de Universidad que hoy reniegan dichos dirigentes, valga decir, el carácter Democrático y clasista o Popular que debería tener esa Universidad, propuesta por la dirigencia estudiantil de los años 80. Pues bien, esta alianza con los trabajadores universitarios, trajo como consecuencia positiva, que los estudiantes se replantearan sus reivindicaciones y, en vez de luchar por y para otros, se propusieran luchar por y para sí mismos, valga decir, poner sobre la mesa su propio “Pliego Petitorio”, como se le conoció en aquellos años. Esto obligó a la dirigencia estudiantil, de ese entonces, a entrar en un campo que, hasta esa fecha, estuvo vedado para ellos y ellas, el Presupuesto Universitario, en particular, el destinado a los estudiantes. Con razón, al final de la huelga Intergremial, en otro comunicado la FCU-UCV precisa lo siguiente: “dentro del paquete económico arrebatado al gobierno, las insuficiencias son evidentes, pero creemos que ello no es más que el punto de arranque para las luchas venideras. Hemos pasado de un cierto empirismo al conocimiento real de lo que queremos y por lo que luchamos a nivel reivindicativo. Y esto es un avance cualitativo para el movimiento estudiantil a nivel nacional…”, y efectivamente, como resultado de esta huelga Intergremial y sus logros, el movimiento estudiantil se vió obligado a redoblar sus conocimientos en materia presupuestaria y a desarrollar formas organizacionales que les permitieran garantizar una distribución equitativa y democrática de los recursos obtenidos, bajo la figura de Providencias Administrativas Estudiantiles, las cuales se iniciarían en el año 1988 con un monto obtenido de 203,27 millones de bolívares viejos, incrementándose para el año siguiente a 522,19 millones de bolívares viejos, en más del 100%.

Esto, se lograba después de cinco (5) meses de huelga Intergremial nacional de universidades. Tal como lo señalaba un comunicado de la Presidencia de la FCU-UCV: “Al examinar la situación académica, luego de concluida la huelga, indica la FCU que éstas son “irreparables” y de ello responsabilizan al gobierno del presidente Lusinchi, particularmente al ministro de Educación Pedro Cabello Poleo, “por su indolencia e incapacidad para solucionar el conflicto…” así lo recogía el diario El Nacional del 19/05/1988, que en esa época, era un diario decente y se podía leer, ya que suministraba información veraz y no propaganda politiquera como lo hace ahora. Esta huelga universitaria, entre otras cosas, lograba también, dar al traste con la política restrictiva del presupuesto universitario que llevaba a cabo el gobierno de Lusinchi, cuya meta clara, no era otra que privatizar la educación superior.

Mientras profesores, empleados y obreros obtenían incrementos de sueldos en el orden del 5% a partir del 1/1/1988 y 10% a partir del 1/1/1989, además de incrementos en la prima por hogar y de hijos; el sector estudiantil se beneficiaba con el incremento en la remuneración de los preparadores en 150%, además de previsiones presupuestarias para adquisición de unidades de transporte, creación del HCM para los estudiantes de educación superior, se creaban partidas para comedor, transporte, bibliotecas, becas y otras ayudas; nacían así, las Providencias Administrativas Estudiantiles.

El hecho de que al frente del movimiento estudiantil, se encontraran los movimientos independientes, consustanciados con la Democracia Participativa, marcó -desde ese entonces- la forma distributiva de las Providencias Administrativas Estudiantiles. Se crearon las Comisiones de Usuarios, que no eran otra cosa, que los estudiantes organizados por servicios: comedor, transporte, bibliotecas, deportes, cultura, becarios, preparadores, salud. Y era, en esas instancias de organización del movimiento estudiantil, donde se debatía y decidía cuánto y cómo se invertirían los recursos provenientes de las Providencias Administrativas Estudiantiles, la FCU sólo le daba su aval a lo decidido en dichas instancias de organización estudiantil, era el ejercicio directo del poder estudiantil sobre su presupuesto. El movimiento estudiantil de esos años, de finales de los 80, en su proceso de aprendizaje en el manejo del presupuesto universitario, fue capaz de producir “El Primer Plan de Inversiones para la Modernización y Mejoramiento del Servicio de Transporte de la UCV”, como el producto más acabado de planificación y ejecución, desarrollado por la FCU, presidida entonces por el camarada Ricardo Menéndez y su adjunto Alcibíades Molina, las Comisiones de Usuarios de Transporte y la Jefatura de la Unidad de Transporte en manos del Ing. Ramón Urbaez, con una inversión de 200 millones de bolívares de los viejos; de hecho, la flota actual de las unidades de transporte de la UCV, que prestan servicio actualmente, vienen de esos años, en cerca de un 90%. Con tantos recursos, manejados por los estudiantes, y hasta el presente, no se conoce denuncia alguna sobre hechos de corrupción en el manejo de esos recursos, manejados democráticamente!!!

Evidentemente; hoy en día, dicho presupuesto no se maneja democráticamente como en el pasado, tanto que, en la UCV se habla de un acuerdo entre Ricardo Sánchez y la rectora Cecilia García Márquez para reducir en un 6% este presupuesto destinado a los servicios estudiantiles, en contra de lo dispuesto por el Ministerio de Educación Superior, valga decir, el secretismo, parece ser la norma impuesta por la oposición apátrida para el manejo actual de las Providencias Administrativas Estudiantiles. Acuerdo impugnable, desde todo punto de vista, habida cuenta, que según la Ley de Universidades, aún vigente, la no condición de estudiante regular de dicho personaje autodefinido presidente de la FCU, lo descalifica para firmar dicho acuerdo; sería pertinente, también, conocer si presentó ante la Contraloría General de la República su Declaración Jurada de Bienes, en cumplimiento de lo dispuesto por la Ley Contra la Corrupción, ya que está manejando bienes públicos.

Hoy, no existen las comisiones de usuarios y gran parte de las Providencias Administrativas Estudiantiles, pasaron a formar parte de los presupuestos de la Direcciones de Cultura, Biblioteca y Publicaciones, OBE, Transporte, entre otros; con lo cual, el estudiante ha traspasado su poder de decisión al burócrata de turno que se encuentra al frente de dichas direcciones e incluso, ha renunciado al ejercicio de la contraloría de un recurso presupuestario que le pertenece al movimiento estudiantil en su conjunto y que es, para su beneficio exclusivo. Ha llegado la hora de rescatarlo…

Caracas, 24 de mayo de 2009
henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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