TRANSFUGAS Y FARSANTES… Entran aquí a Venezuela cada vez que quieren. Como Pedro por su casa. Se escudan en encuentros de intelectuales o vienen los mandaderos de los derechos humanos. Piensan ellos que escogen el mejor momento dizque para contribuir a calentar la calle y se van…con el rabo entre las piernas. Ya nadie les hace caso, salvo el grupito de disociados que los recibe con loas. Cedice, uno de los tantos organismos financiado por Estados Unidos es, en esta oportunidad, el refugio de sus arbitrariedades con la pretensión de desestabilizar. Y a decir verdad, no mojan pero empapan. Son elementos de distracción en un país cuyo principal empeño y reto del gobierno es bajar o subir, como sea el caso, cifras socieconómicas que durante décadas estremecieron el alma y corazón de nuestro pueblo, sumiéndolo en una inexplicable pobreza y abandono. Vienen y el partido mediático les eleva el ego antipueblo hasta la enésima potencia. Se meten en un hotel cinco estrellas y desde allí gargarean todo su odio. Del aeropuerto al hotel y de allí…chao bacalao. Mandado hecho. Dólares cobrados por el turismo contrarevolucionario. Andan de país en país y son bien pagados, tal como los pitiyanquis de aquí que se arrodillan por un viajecito que les financian los congresistas reaccionarios de Estados Unidos o Europa para ir a contarle chismecitos de Chávez. Oposición reptil. ¡Que lástima y vergüenza!
JOYITAS INTELECTUALES… Jorge Castañeda, Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro. Pregoneros de las casi difuntas políticas neoliberales y de libre mercado. Y no conforme con el cloacal, entre los “intelectuales” vino un regalito que es el legado del difunto dictador Augusto Pinochet. Se trata de Joaquín Lavín, quien fuera asesor del dictador chileno, y vino a Venezuela a hablar de democracia. ¡Cógeme ese trompo en la uña! Colaborador del gobierno militar de Augusto Pinochet. Representante y promotor, como otros, de la ultraderecha y el pensamiento neoliberal.
¿Y QUÉ VAN A DECIR AHORA?…No sabemos que van a seguir diciendo sobre la libertad de expresión en Venezuela, uno de sus temas favoritos para descalificar a los gobiernos progresistas en Latinoamérica. Cada vez que vienen dicen todo tipo de barbaridad del Presidente. Agreden, mienten, descalifican al término de la ofensa y la grosería. Y se van como si nada. Aquí no se atreven a visitar un barrio. No son capaces de reunirse con una comunidad para oírla e intercambiar. Menos de reconocer nuestros avances en educación, salud, alimentación, cultura y toda la gama de los derechos humanos. A ellos sólo los mueve el odio. Los tales “intelectuales” se van, ya lo dijimos, con el rabo entre las piernas. No lograrán su objetivo desestabilizador.
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