Quien diga que Venezuela no ha cambiado en los últimos años es porque no tiene sentido de La realidad, por eso será que el Presidente se la pasa obligando a todos los que tienen ojos y oídos, a ver y a escuchar. Quien no quiera adaptarse a los cambios va a pasar mucho trabajo porque el carro de la historia lo atropellará hasta hacerlo trizas. Así que lo primero que hay que descartar de cuajo es la aforismo ese de que todo tiempo pasado fue mejor.
Todo esto viene a cuento, ya que han sido muchas las voces aciagas que se han dejado escuchar a propósito de la huelga de hambre que los muchachos contrarios al régimen acometieron durante 16 largos y extenuantes días. Pues bien, no han faltado los nostálgicos, aquellos que quedaron bien anclados en el pasado, que han comenzado a exclamar “huelga de hambre las que nosotros hacíamos”. Por supuesto, que si usted es de los que cree que una huelga de hambre es para languidecer de mengua hasta la muerte, tiene razón en pensar así, ah pero también es verdad que usted está viviendo mirando por el retrovisor de la historia, por que qué de malo tiene que una huelga de hambre sea transmitida en vivo las 24 horas del día por un canal de televisión? Acaso que no es de interés nacional la salud de los muchachos?
Es que no se merecen los muchachos tener los médicos que los examinen y los pesen antes de comenzar la faena para ver si están en condiciones adecuadas? No ven que eso es necesario para ver cuántos kilos ganaron durante el sacrificio!!!!. Además la imagen ante la televisión es muy importante, de allí lo justo que era que los muchachos tuvieran sus maquilladores de la mejor calidad. Por eso estaba con ellos el mismo que maquilla a Alejandro Marcano Santeliz y a Juan Eleazar Fígallo (el narrador de noticias que masturba sus manos mientras trabaja) para darles ese toque o retoque cadavéricamente fachon que hay que exhibir en la pantalla chica.
Por otro lado muy poca gente sabe de la lucha de los muchachos por lograr las condiciones mínimas de permanencia en la huelga. Por una parte está la exigencia que exhortaba el apersonamiento de una comisión de la ONU, como término indispensable para levantar la huelga y, por otra parte, ya al interior de su propio movimiento, el cumplimiento de un pliego de peticiones para poder llevar la fiesta en paz. Por eso exigieron ventiladores para los pobres maracuchitos, que se estaban rostizando en la tierra del Sol amada. Pidieron, también, suero Pedialitte sabor a mandarina, lulo, curuba, uva, melocotón y fresa para poder pasar los snakes enviadas por el señor Mc Donald, la señorita Wendys, el señor Arturo y el señor Kentuky. De no saber esto, no podríamos entender para qué servirían los festal, los omeprazol, los pankreon y pankreosil que plasmaron los muchachos en su petitorio. Igualmente demandaron la traída de palillos o mondadientes para aquellos incómodos y engorrosos casos en los que las hebras de la carne mechada se incrustaran en los espacios interdentales dificultando el disfrute de la sobre mesa. Cómo mantener una huelga de hambre con los dientes sucios? Que por qué no usaron hilo dental? Por una razón muy simple y es que el endometrio de las féminas no se sumó a la huelga y muy por el contrario derramó toda su frustración en Falopio, quien montó su trompa, produciendo el mensual flujo menstrual, de tal manera que la utilización del hilo dental era más que difícil en esas circunstancias, o sea …
Otra de las cosas que llamó la atención es que los muchachos pidieron le fuera enviada una cantidad considerable de protectores solares y bronceadores, del tipo coppertone. Claro, si uno es un neófito chapado a la antigua, que cree que las protestas siguen siendo un asunto de vida o muerte, jamás entenderá la finalidad de esos adminículos. Pero cuando uno se da cuenta lo que sucedió al final de la protesta del sábado en la que los muchachos exhibieron sus asolados culos al viento, entiende toda la trama y sobretodo la lógica de la exigencia.
Finalmente este último episodio derramó el vaso de los románticos de antaño que calificaron de poco pudorosos a los muchachos que emularon al man Antanas Mockus cuando era Alcalde de Bogotá. Lo que no saben ellos es que la consigna de nuestros días, también traída de la fría y conservadora metrópoli colombiana y aceptada por estos muchachos originales de aquí, es que cada quien hace de su trasero un candelero. Sí me entiendes, Julito?
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