Lo mío se respeta y con lo mío no te metas

A Leopoldo López con su Movimiento Voluntad Popular

Leopoldito, chamo estoy felisísimo, ni te imaginas como has llenado un vacío en nuestras vidas, es decir, nos consolaste de ideas que atraparon el laberinto esclerotizado cuando menos lo creíamos y, llegaste tú con tu Movimiento y nos pusiste a valer a tres por dos y, te lo digo, sin adulación y sin que me quede nada por dentro y, es tanta la emoción que a noche dormí sin gases estomacales pata parriba, roncando sin vacilación y soñé endemoniadamente con lo maravilloso que es fundar en Venezuela no un partido sino un Movimiento que acapare voluntades.

De ahora en adelante serás la vanguardia de cuanto recoveco ensanche tu perfil de político reacio a dejarte incomodar por necios curtidos de otros derrubios y, desde ya te deseamos cuando comienzas a dar tus primeros pasos como jefe sin obligación de obedecerles a otros vagos, que te dará la semblanza de un gran líder quinto republicano, al pasar con dinamismo el límite de las alcabalas partidistas sin las enes condiciones.

Al fin subiste los tramos de la escalera de tus ambiciones futuristas para ponerte de tú a tú (face to face) con nuestro presidente Chávez y, ya eres quécher, cuarto bate, novio de la hermana de la madrina y como si fuera poco dueño del equipo, como quien dice, diste un golpe bajo, pero recio al pleno hígado de tus enemigos opositores que andan tras de lo que sea por encaramarse en el andamio que los ponga en el poder.

Te recomiendo sin pensar en retroactivos de activos y pasivos que, planifiques desde ya sin descanso tu despliegue publicitario en Globoterror que deje, en claro y, sin duda ninguna que te llevaste en los cachos a Rosales y a Ledezma que eran los dos polos opuestos que te cerraban la puerta de tu libertad de liderar a la oposición venezolana a tus anchas como un celaje de tus caprichos comprimidos en tu Movimiento Voluntad Popular que con solo pronunciarlo, uno se siente caminando entre nubes de esperanza sin ir en el aire.

Venezuela amaneció, hermano Leopoldo, bañada de regocijo arrullador y las encuestas ocultas te mantienen en el primer lugar de la palestra del ultimátum que ahoga a tus contrarios y, puedo asegurarte con responsabilidad incierta que las colas para inscribirse en tu Movimiento son más largas que la de los ahorristas de los siete bancos quebrados.

Leopoldo, hermano, no arrugues que el destino te pertenece y como un solo hombre llegarás al pináculo de tus aspiraciones. Venus te queda cerca, pero ten paciencia, que dinero tiene todo el mundo, pero vergüenza no y tú estás fuera del montón odioso y guabinoso que loquea en la apátrida oposición de otros.

¡Hermano! Manos a la obra que de la tierra al cielo está a la vuelta de la esquina de tu Movimiento.



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Esteban Rojas


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