No sé si recuerdan cuando Napoleón Bravo, acompañado por Ángela Zago, se apareció en la isla de Margarita, denunciando que el gobierno chavista lo andaba buscando para encanarlo.
Aquello no pasó de un deseo del animador de televisión, quien pese a su larga experiencia en montar shows no logró animar a ninguna institución judicial a que le complaciese en su afán de ser “un preso de Chávez”.
Felipe Mujica (¿alguien se acuerda de este personaje?) en una oportunidad le mentó la madre al Presidente Chávez en un programa de televisión. Al finalizar el mismo, Felipe Mujica se acomodó el traje y ensayó con el rostro una mueca de detenido por los “esbirros” de Chávez. Salió de la estación de televisión y buscó con la vista a los vehículos de la Disip o del DIM que iban a detenerlo.
Se fue a casa desilusionado, pero atendiendo a aquello de que “el que persevera vence” se sentó frente al televisor a ver cada una de las repeticiones de la mentada de madre. Siempre que el timbre sonaba, se levantaba del sofá y le gritaba a su mujer “Me voy a escapar por la ventana”, con la esperanza de que los presuntos funcionarios policiales tumbaran la puerta y lo agarrasen en plena huída.
Para su desgracia los tocadores del timbre no pasaron de ser el señor que llevaba los recibos de luz o un funcionario de Ipostel con una carta.
Antonio Ledezma ha experimentado con todo: insultar al Presidente, irrespetar la luz roja de los semáforos, llamar a no pagar los impuestos, declararse en resistencia civil, negarse a votar (siempre que él no sea el candidato), hacer una huelga de hambre y otras prácticas. Y no ha logrado ni siquiera que un policía metropolitano lo mire mal. ¡Qué desilusión!
Otro que ha sumado esfuerzos es Rafael Poleo. Ha llegado al extremo de describir qué tipo de muerte le espera al Presidente, sin lograr que algún juez se interese en encanarlo.
Y así podemos señalar a muchos personajes de la política venezolana que han puesto lo suyo para ir presos durante el gobierno del Presidente Chávez.
De repente un buen día se aparece un tercio cuasi olvidado, Oswaldo Álvarez Paz, a un programa de televisión, suelta una serie de barbaridades que él pensó nadie le iba a parar pelotas, y se saca la lotería: ¡un juez lo manda a encanar!
Para aquellos que no saben quién es el tercio, les diremos que su mayor mérito es haber fundado un partido político que nunca se ha dividido, pues sólo él es organizador, fundador, dirigente y militante del mismo. Es el mismo tercio que hace años tuvo su momento de gloria cuando la militancia de Copei le hizo miiquiti a un tipo que haciéndose apodar “el tigre” decía que fornicar era malo, y la militancia copeyana optó por Oswaldo Álvarez Paz, como su candidato presidencial.
Sin dudas que el más envidioso por esta suerte de Álvarez Paz es Teodoro Petkoff; pues Teo ha colocado en la portada de Tal Cual al Presidente Chávez en poses, con disfraces y con lemas de los más insultantes, sin que nadie lo moleste ni siquiera con una llamada de teléfono para decirle “te pasaste”.
El exguerrillero, exministro, excandidato presidencial, exprecandidato presidencial, exprecandidato a alcalde y otros ex insulta de cualquier formal al Presidente Chávez, llama “hijo de puta” al Presidente de Brasil, y nadie lo detiene. ¡Qué envidia, Teo!
Y envidia de muchos otros, deseosos de su minuto de gloria. Por eso no es mucho lo que hacen por mostrar su solidaridad con Álvarez Paz. ¿Es que acaso se recuerdan de Baduel?
Ni de vaina.
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