¿Hasta dónde debemos profundizar nuestros análisis de la Revolución Bolivariana? En ese análisis que pudiéramos realizar ¿deberíamos exponer las diferentes corrientes de izquierda que se manifiestan en la Revolución Bolivariana? ¿Deberíamos precisar cada subconjunto social que componen este movimiento revolucionario diferente a todos los anteriores históricos por su propia naturaleza y, en consecuencia, su praxis? ¿Es la Revolución Bolivariana el modelo revolucionario del siglo XXI que marcará un hito en la teoría política revolucionaria post-capitalista? ¿Por qué el Gran Polo Patriótico es una alianza revolucionaria?
En realidad no tenemos la intención de responder todas las anteriores preguntas por espacio, por lo complejo, por limitaciones, por subjetividades obvias ante aquellos que se van a sentir “heridos en su ego” pero, aún así, entremos al ruedo.
La Revolución Bolivariana es sui generis. Dudamos que alguno de esos estudiosos de revoluciones y teorías llamémoslas “revolucionarias”, aquellos estudiosos de esas revoluciones sean éstas la francesa, la bolchevique, la china, la vietnamita, la cubana, por ejemplo, pudieran observar en sus análisis similitudes entre aquellas y ésta, la Bolivariana, porque, en principio, aquellas se expresaron, en su praxis, como “revoluciones armadas” y ésta, la Bolivariana, es una revolución en proceso revolucionario dentro de los paradigmas del propio sistema capitalista que se buscan transformar o lo que podríamos, quizás, osadamente, titular como “revolución en democracia participativa”; esa realidad nos permitiría, a su vez, preguntarnos sí es posible que se pudiera desarrollar una reforma continua del y a lo interno del propio sistema capitalista en su transformación perfectible como sistema capitalista; es decir, la pregunta sería para fácil comprensión: ¿es posible que la estructura y la superestructura del sistema capitalista, en un momento histórico concreto, pudieran evolucionar en perfectibilidad hacia rasgos sociales importantes –Estado del Bienestar Social- como, por ejemplo, se manifestaron durante el proceso del socialismo sueco de Olaf Palme?
Ya conocemos aquello de colocar la Historia como Theos obligado en la evolución social pero lo que nos proponemos es elevar una serie de inquietudes no solo, estrictamente, intelectuales, de nuestra objetiva realidad actual para poder tratar de comprender no solo qué es el Poder Popular sino, también, qué significa la propuesta, objetiva y necesaria, del Gran Polo Patriótico como una alianza patriótica porque ella encierra en si misma, dicha propuesta política, la aceptación de obligantes realidades que van desde reconocer a aquellos que “están en la acera de enfrente” como que dicho proceso polar es un proceso dialéctico perfectible pero en el marco de las transformaciones de la conciencia, es decir, de la cultura y la educación revolucionarias en función de los obligantes objetivos que imponen los propuestos objetivos nacionales de las transformaciones socio-económicas en profundidad y en permanente revolución hacia el socialismo telúrico-americano.
Bajemos a la tierra; consideremos tanto al Poder Popular como al Gran Polo Patriótico –GPP-, como dos (2) conjuntos que se alimentan, cada uno de ellos, con sub-conjuntos particulares, con sus especificidades y procedamos a desglosar nuestra propuesta. Es posible que entremos en diferencias tanto con sociólogos, politólogos, ideólogos como con matemáticos expertos en conjuntos pero debemos entrarle “al trapo”.
El Poder Popular, como conjunto, podríamos considerarlo como la composición de sub-conjuntos que estarían conformados por todas las expresiones que se presentan en cualquier sociedad, en el marco referencial capitalista, en este nuestro caso concreto, donde las diversas expresiones ideológicas se manifiestan; es decir, que necesariamente tendremos en consideración que hay sub-conjuntos donde grupos sociales adscritos y seguidores del sistema capitalista tienen y hacen vida global; por ejemplo, para simplificar. Tenemos la Mesa de la Unidad –MUD-. En este sub-conjunto hay expresiones socialdemócratas, socialcristianas, anarquistas, liberales, básicamente. En el mismo escenario, probablemente, se expresen aquellos que se oponen a la Revolución Bolivariana en diferentes manifestaciones como serían los “golpistas”; los “neo-liberales”; los “ecólogos-anarquistas”; los “socialistas pro-capitalistas”; los nihilistas; los “capitalistas-populares”, históricamente, denominados como “fascistas”; los “segregacionistas” también llamados “racistas”; es decir, toda una serie de expresiones humanas donde no entraremos a profundizar más allá de nuestro primario objetivo que es “montar la mesa”. En la acera de enfrente estarían los sub-conjuntos que se expresan y hacen vida en y a favor de la Revolución Bolivariana lo que significa que, a lo interno de la propia Revolución, hay diferencias y contradicciones según las propias y variadas ideologías revolucionarias que se han venido expresando desde la Revolución Francesa.
El Gran Polo Patriótico es un movimiento político-ideológico concreto que se adscribe en todas sus expresiones al proceso revolucionario pero que es necesario y obligante definir en sus composiciones por la multitud de intereses que podríamos calificar como “localistas” pero que se sustentan, como un todo, en los objetivos político-socialistas que definen el “proyecto de Patria Socialista”.
Es evidente que se manifiestan diferencias sustanciales entre ambos conjuntos: el Poder Popular y el GPP pero cuando aplicamos las matemáticas de conjunto percibimos que hay sub-conjuntos en ambos conjuntos que se entrelazan por diferentes razones sociológicas, ideológicas, económicas, etc. Tomemos ejemplos. El mundo campesino. Las realidades etno-geográficas de Los Andes son, profundamente, diferentes a la de Los Llanos guariqueños; por tanto, los agricultores, en ambas realidades, como sub-grupo socio-económico, en su carácter sico-social, son, tangiblemente, muy diferentes; al tiempo que debemos considerar las diferencias entre propietarios de tierras en cualesquiera modalidades de la propiedad según lo constitucional como aquellos sectores que son asalariados. ¿Qué los une en la diferencia y diversidad? Dos factores por encima de los propios intereses de clase que siempre deben estar presentes en nuestros análisis. Uno de los factores es “lo nacional” que calificamos como nacionalismo; el otro factor sería el carácter socio-económico e ideológico al que cada grupo social se adscribe. Profundicemos. El nacionalismo se sustenta en el proyecto nacional; pero ¿cuál es el proyecto nacional; cuáles son sus bases objetivas; sus objetivos nacionales; sus incidencias sociales y económicas? Es decir, la sociedad como toda una realidad debería adscribirse al proyecto nacional en tanto y cuanto sea un proyecto humanista, democrático, de beneficio social e internacionalista. Ello significaría que, en el marco referencial campesino “tirios y troyanos” estarían remando en la misma dirección y sentido.
El segundo factor a tener en consideración es la diferencia basada en la propiedad de la tierra que tiene un significado para el sistema capitalista y uno otro para la propuesta socialista del siglo XXI. La dialéctica resultante de esta contradicción debería ser uno de los paradigmas que el GPP debería asumir en toda su significación ya que en ella se contiene, en su núcleo, la evolución dialéctico-cultural de la conciencia etno-revolucionaria de “tirios y troyanos” tanto con respecto a la relación sicológica “propiedad de la tierra” como la consecuencia del asalariado en expresión de la “lucha de clases”. Es decir, uno de las aspiraciones obligantes del GPP sería educar las conciencias de “tirios y troyanos” sustentando sus argumentaciones en el carácter socialista de la Constitución de la República Bolivariana y sus consecuentes leyes revolucionarias, por ejemplo.
¿Puede desarrollarse una relación dialéctica entre el Poder Popular y el Gran Polo Patriótico más allá de lo inmediato-fundamental de la consolidación de la Revolución Bolivariana en el octubre rojo del 2012 con la re-elección del Comandante Chávez Frías? Ello significaría que dicha relación dialéctica deberá caminar por diferentes etapas revolucionarias tanto para el Poder Popular como para el Gran Polo Patriótico, por separado y como conjunto revolucionario en perfectibilidad revolucionaria. Para ello debemos educar las conciencias revolucionarias, nacionalistas, socialistas en lo histórico-fundamental.
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