Puedo ser chavista sin ser del PSUV y pueden ser del PSUV sin ser chavistas

Aquellos días la máxima durante algunos años fue CHÁVEZ SENTIMIENTO NACIONAL y en los sentimientos no manda nadie y aún menos la razón o el llamado pensamiento lógico, se le puede dar musculo, esqueleto, vitaminas, cuidados pero en los sentimientos no gobierna nadie, como diagnosticar el amor sin cortapisas de una madre por un hijo, aunque el hijo pueda tener un terrible comportamiento, para una madre es su hijo aunque la sociedad lo juzgue y lo condene.

¿Quién más feliz que quien nos quiere cuando logramos algo que nos realiza, no llena de vida, nos da esperanzas? Es imposible negar que Chávez fue y sigue siendo eso un sentimiento nacional y que como tal no se puede tener marca registrada y tampoco es obligatorio poner firmes frente a la orden de algún jerarca de turno, fueron jerarcas Rafael Isea y Edgardo Parra cada uno más pilo que el otro ¿acaso por ser jefes del partido y del gobierno, Son más chavistas, republicanos, patriotas que el campesino que labra la tierra o el mecánico que hace milagros para conseguir una pieza de repuesto que pondrá nuestro carro a andar?

La honradez es antes de Chávez y la gallardía, y el valor y también el miedo y la mentira y el odio y el amor Chávez es una circunstancia maravillosa pero Chávez no es la historia toda de la nación venezolana y el PSUV es una circunstancia de Chávez fue su propuesta, su respuesta ante muchas preguntas, pero ser del PSUV no te convierte en un licenciado en verdades históricas y tampoco en actos heroicos o en una enciclopedia de frases célebres y conste que no estoy hablando ni de Diosdado y tampoco de Carreño.

Colocar aquí ejemplos de revoluciones o de experiencias revolucionarias me parece una necedad quien es el estudioso de procesos políticos, a quien no podrían acusar de hablador de paja, el poder crea sus frases, su manera de entender el mundo y de razonar la coyuntura, y solo los que vienen podrán decir ¿qué vaina paso en esos días y años de principios del Siglo XXI?

¿Quién le podría decir a Nerón que estaría condenado por la historia, quien diría a Stalin que era un criminal? Diría Alfredo Maneiro a quien me remito tantas veces "Ni medio valen las palabras; Las palabras públicas de la gente pública. No valen nada. Esa es ya una de las lecciones que nos ofrece la política venezolana. Quien la haya seguido con detenimiento, aquel que haya sido un cuidadoso lector de la prensa diaria o prestase cotidianamente atención, a los diversos medios de comunicación, tendrá seguro un inmenso caudal de prejuicios, por no decir, de juicios, contra el valor y la importancia de la palabra pública." Maneiro fue tal maltratado por esta izquierda domesticada la de ayer y la de hoy esa que se desvivía por Caldera y luego hacia piras de leña verde para quemar sus imágenes y su pasado, esa izquierda masacrada en Cantaura, Yumare y hoy se sienta a fumar la pipa de la paz con los verdugos de sus compañeros (por razones tácticas claro está) ¿Quién le diría a los adecos y a los copeianos que Isaias Medina Angarita los estaría acusando como golpistas tantos años después?

La izquierda esa de la que poco se habla y es que si vemos y escuchamos se habla de la derecha exógena y endógena, pero se habla tan poco de la izquierda endógena y exógena que casi el termino parece en vías de extinción, los procesos políticos van por ahí caminando y el venezolano va recorriendo caminos ya realizados, falta el sentimiento y sobra el reclamo y el regaño, sobra la ofensa y sobra el corrupto que solo es "descubierto" cuando sale del gobierno, al que roba una gallina le cae la OLP y al que desfalca un Estado como Aragua o despluma una ciudad como Valencia se les hace imposible detenerlo en el aeropuerto o darle algo más severo que casa x cárcel.

Vienen las elecciones parlamentarias y voy viendo a una escuálida derecha que hace parte de la oposición, una derecha en sus acciones aunque se declare ser parte de la revolución llena de salud y llena no solo de palabras, también de plata y de brillo, veo grupos de valientes que van por ahí en la soledad de un discurso censurado por gobierno y oposición en una lucha titánica por tener un espacio político que les permita respirar.

A esos últimos me remito esos que están como Alfredo Maneiro en la soledad de la razón, en la soledad de los que creen en una Venezuela posible, de los que asumen el chavismo como un sentimiento y no como un cheque en blanco, a ellos me remito…

Yo en la batalla de mis días y mi opción en Carabobo será no votar no veo nada que me conmueva, pero si estuviera en Guayana Votaría por Juan Linarez Ruiz o sea por los obreros y este si es un obrero de verdad de ahí viene y a ellos a los trabajadores se debe, ESTOY SEGURO…



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Yuri Valecillo


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