La democracia participativa murió el 20 de octubre de 2016

Toda una arquitectura autoritarista se ha diseñado para aplicar un plan que ha pretendido borrar de un plumazo "penal" la democracia participativa y protagónica consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, parida en el esfuerzo de un proceso constituyente donde la mayoría del pueblo venezolano no sólo participó en su construcción, sino que la avaló con su voto.

Maduro y su gobierno ha demostrado todo el talante antidemocrático cuando anunció, con soberbia, que no habría referendo revocatorio y posteriormente desarrollo la triangulación del poder electoral junto al judicial anunciando lo que ya el Gobierno Ejecutivo había afirmado, en el marco de una previa anulación del Poder Legislativo, todo con tecnología "constitucional" y "legal" que aunque en algún momento sirvió para justificar acciones al "boderline" de la constitucionalidad, hoy claramente extralimita todos los parámetros del Estado de derecho y la democracia.

Cuando desde la mayoría, el pueblo se desbordó a apostar por un cambio político encarnado en Hugo Chávez, lo hicimos de manera racional con el fin de superar un modelo antidemocrático, que no consultaba al pueblo, lo robaba, lo humillaba, y hoy es imposible no afirmar que se vuelve a hacer los mismo pero ahora en nombre del mismo pueblo objeto de dichas acciones.

La Constitución, como toda norma, tiene sus límites en el momento que no existen instituciones que garanticen su cumplimiento y una mayoría percibe y se pone de acuerdo para asumir que efectivamente es así. Hoy las cúpulas del Psuv y la Mud están desbordadas, una por la incapacidad de resolver los problemas del país y la otra por ser incapaz de interpretar de manera adecuada lo que siente y vive la gente común, pero también las dirigencias alternativas nacientes tienen dificultades para operacionalizar acciones contundentes vinculadas a las lecturas adecuadas de la realidad porque no han terminado de madurar como organizaciones consolidadas, apenas nacen, es por ello que será inevitable que este desbordamiento conduzca a un escenario que muchos habíamos intentado evitar, pero ahora sólo queda en manos de la activación no premeditada de la gente que ya no puede vivir de su trabajo.

Siendo así este escenario, la necesidad de que los actores políticos que denuncian el inicio formal del autoritarismo en Venezuela encarnado en el gobierno de Maduro, tendrá que actuar no en función de sus intereses sino de los intereses del pueblo, que son sin duda, profundamente democráticos.

 

 



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Nícmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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