En la actualidad el agua para consumo humano es uno de los indicadores más
importantes al momento de referirse al desarrollo sostenible  y a la
calidad de vida de una determinada población. De hecho, una de las metas
que forman parte de la Declaración del Milenio firmada en el año 2000 por
189 países, tiene que ver con el acceso sostenible al agua potable, en el
marco  del objetivo de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. De
igual forma, en el año 2002 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas, afirmó que el acceso a cantidades
adecuadas de agua limpia para uso doméstico es un derecho fundamental de
toda persona.

Por su parte, en Venezuela,  la Constitución Nacional (Artículo 127)
consagra la obligación del Estado, con la activa participación de la
sociedad, de garantizar la protección del agua, además de otros elementos
del ecosistema, mientras que en la Ley de Aguas (Artículo 5) se menciona,
entre otros aspectos, que el acceso al agua es un derecho humano y un bien
social.

Una manera de verificar en qué medida el acceso al agua potable puede
efectivamente llegar a ser sostenible y contribuir así a una adecuada
calidad de vida, es diagnosticando las condiciones de las fuentes de agua
y de la infraestructura del servicio de agua potable existentes en los
espacios poblados, sean grandes ciudades, pequeños pueblos o asentamientos
rurales.

Un ejemplo que resulta muy interesante de analizar es el del sector
conocido como El Arenal, parroquia Arias del municipio Libertador, estado
Mérida (Venezuela). El Arenal es un espacio que se aprecia desde la
Carretera Trasandina, una vez que se traspasa el punto conocido como
Capilla del Carmen, en sentido Mérida-Tabay, el cual se extiende entre la
ribera sur del río Chama y el pié del Parque Sierra Nevada, teniendo por
comunidades extremas a La Pueblita, en los límites con la parroquia
Jacinto Plaza, la Vega de San Antonio, en los límites con el municipio
Santos Marquina,  y Los Pinos (parte alta de La Joya),  que también limita
con el municipio Santos Marquina.

Lo primero que se aprecia al observar el paisaje de El Arenal, es un
creciente cinturón de viviendas a lo largo de la vía principal y paralelo
al río Chama, que se proyecta como un continuum extendido  desde La Vega
de San Antonio hasta La Pueblita, el cual es complementado con espacios
menos poblados y de uso principalmente agrícola, en sentido hacia la
Sierra Nevada. Este el resultado de un acelerado proceso de construcción
de viviendas que se ha venido dando durante los últimos años, tanto por
parte de organismos del gobierno, como por empresas privadas y personas
particulares, y que seguramente continuará, dada la presión demográfica
que se genera a partir del crecimiento natural propio del sector El
Arenal, como el que proviene de otros lugares del municipio Libertador y
de otros municipios del estado Mérida. Se estima que la actual población
de El Arenal supera los 15 mil habitantes (según cifras recabadas por los
consejos comunales que allí operan), en comparación a los 3 mil que
existían para el año 1990.

La población de El Arenal, que en corto tiempo puede llegar a ser de 20 ó
30 mil habitantes, tiene el derecho al acceso sostenible al agua potable.
¿Cómo se podría lograr eso?  ¿Con qué se cuenta y qué medidas se deberían
tomar? Eso se podría  lograr a través de una gestión del recurso agua, en
la que se combinen los esfuerzos de los organismos de gobierno como la
alcaldía del municipio Libertador y la empresa Aguas de Mérida,  junto con
las organizaciones comunitarias como los consejos comunales y las mesas
técnicas de agua. Para ello se cuenta con numerosas fuentes de agua que
descienden de la Sierra Nevada y varios acueductos en funcionamiento. Las
fuentes de agua, en sentido que va desde  la parte alta de La Joya hasta
La  Pueblita, son las siguientes: La Calera, Los Pinos, Trujillito, Don
Rodrigo, El Volcán, La Fria, La Tambora y La Perla.

Las cuatro primeras fuentes mencionadas  son pequeños cursos de agua que,
a través de pequeños acueductos, sirven para abastecer  a unas 400
personas que habitan en la parte alta de La Joya. El Volcán es una
quebrada que tiene un caudal promedio de 120 l/s, desde donde funcionan
tres acueductos, para abastecer a unas 2.700 personas de  comunidades como
 La Joya Media, Bella Vista, Los Cínaros, San Francisco, Las Cumbres,
Paramito y Rincón de Lourdes. La Fría, por su parte, es la fuente  de
mayor caudal, con un promedio de 167 l/s, cuyas aguas transitan a través
de dos acueductos, para abastecer aproximadamente a 11.000 personas  que
habitan en comunidades como San Mateo, Santa Bárbara, Rincón de Lourdes,
Carlos Gainza, Marianita, Los Periodistas, Don Perucho y La Vega. Quedan
La Tambora, que es una quebrada con un caudal promedio de 5 l/s y que no
abastece a ninguna comunidad, y La Perla, con caudal promedio de 90 l/s,
donde funciona un acueducto que abastece a 1.300 personas de la comunidad
de La Pueblita.

Entre las medidas que se deberían tomar, con miras a garantizar el acceso
sostenible al agua potable a los habitantes presentes y futuros de El
Arenal, están: 1. Delimitar las zonas protectoras de las fuentes de agua y
desarrollar programas de recuperación de aquellas zonas que hayan sido
afectadas; 2. Mejorar las condiciones de los diques, desarenadores,
tanques de almacenamiento y redes de distribución en aquellos acueductos
donde se requiera; 3. Realizar mediciones periódicas durante el año del
caudal de las diferentes fuentes de agua, para comprobar variaciones
significativas a lo largo del tiempo; 4. Establecer programas educativos
permanentes relacionados con el recurso agua en El Arenal, dirigidos
especialmente a la población infantil y juvenil que allí habita. De esta
manera, al cabo de dos, tres o cuatro décadas, será posible hablar de una
comunidad que tiene garantizado su derecho humano de acceso sostenible  al
agua potable. Pero eso hay que comenzar a construirlo desde ahora mismo.

alportillo@ula.ve