“Buenos días Alfredo mi nombre es Fernando Rodríguez Delgado y soy Ingeniero Mecánico trabajador de una de las empresas del aluminio, con todo respeto te puedo decir que todos tus argumentos ninguno es válido, se nota que no eres de Guayana y que jamás haz (sic) visto una celda electrolitica o un horno de arco eléctrico en tu vida. Es triste que personas que no saben nada de producción den opiniones sin sentido como las que haces.
1.- Tus argumentos son
antiobreros y pobres en conocimiento. La empresa no está apagada
como tal porque una celda electrolitica no se puede apagar cuando se
quiere. Las labores administrativas son las que están paralizadas.
2.- tus palabras reflejan ignorancia,
la tonelada de aluminio actualmente está en 2000 dólares, y cuesta
en alcasa y no en venalum producir una tonelada de Aluminio Primario
2300 dólares y no una pérdida de 2500 por toneladas. Así que estás
mal ya que solo se están perdiendo en alcasa 300 dólares por
tonelada y eso tiene sus razones tanto operativas como administrativas.
3.- La situación crítica
de las empresas del aluminio se debe por la mala administración de
los gerentes que ha traido el gobierno nacional a nuestras empresas
pero los gerentes y presidentes que han traido de Caracas no han sabido
gerencial (sic) nuestras empresas”.
Antes de dar a
conocer mi respuesta a esta misiva, es necesario puntualizar lo siguiente:
Uno, que el ingeniero jamás menciona el desplome de los precios internacionales
del aluminio como causa del la crisis por la cual atraviesa esta industria.
Dos, reconoce que la empresa para la cual trabaja opera con una pérdida
por tonelada de aluminio producida de 300 (trescientos) dólares. Ahora,
si multiplicamos 300 por 1200 toneladas, que es la producción
diaria de esa empresa, tenemos una pérdida total diaria de 360.000
dólares. Obsérvese que estos cálculos se han obtenido con base a
las cifras aportadas por el propio ingeniero. Tres, en mi artículo
“El paro del aluminio”, jamás mencioné los aspectos técnicos
empleados en la producción del aluminio, y eso por una razón muy sencilla:
porque en relación con este tema soy un completo ignorante.
RESPUESTA: Mire
estimado amigo, en su respuesta a mi artículo titulado “El paro del
aluminio” utiliza básicamente dos argumentos para descalificar los
míos.
El primero de
ellos alude a mi ignorancia acerca de los procedimientos técnicos que
se utilizan para la fabricación del aluminio. Y el otro, sobre las
condiciones tan difíciles en que operan los trabajadores del ramo.
Al respecto lamento
decirle que está equivocado. Eso es así, porque ninguno de los dos
argumentos utilizados por usted vienen al caso. Entre otras cosas, porque
en mi escrito no cuestiono esos aspectos técnicos. Y no podría hacerlo,
por cuanto como usted muy bien dice soy un perfecto ignorante con respecto
a esta materia. O más claro aún: no sé cómo se elabora el aluminio.
En relación con el tema sólo sé, o por lo menos creo saber, que como
materia prima se utiliza la bauxita. Sé también que el producto final
se obtiene mediante la electrólisis, proceso químico que consiste
en dos electrodos que al sumergirse en una sustancia dada provoca una
reacción química que tiende a aglomerar en torno de ellos los iones
de la sustancia: los iones negativos en el electrodo positivo y los
positivos en el electrodo negativo. No sé si estaré equivocado, pero
en todo caso no es el tema central de mi artículo.
El tema central
de mi artículo consiste en desmentir la tesis según la cual, primero,
que exista en Venezuela la clase obrera y, segundo, que la misma sea
la vanguardia de la revolución en nuestro país. Y para demostrarlo,
pongo como ejemplo el triste caso de ustedes, de los trabajadores de
Guayana. Esto es, el insólito caso de unos trabajadores que a pesar
de que las empresas donde laboran lo que están obteniendo por sus operaciones
son pérdidas, vale decir, que están quebradas, eso no los exime de
plantear reivindicaciones que las mismas no están obviamente en condiciones
de satisfacer. Y no lo están, porque el costo de producción de una
tonelada de aluminio, según la información que yo tengo, y es de una
fuente bastante respetable, es de 4000 dólares. Sin embargo, debido
al colapso del mercado internacional de este producto, esa misma tonelada
se está cotizando en apenas l.500 dólares. Ahora, si usted le resta,
en el caso de que sepa, a 4000 1500 le dará un total de 2.500 dólares,
que es la pérdida neta que las empresas de Guayana están sufriendo
por la venta de la tonelada de aluminio.
Claro, usted, arrimando
la brasa para su sardina dice, con el mayor desparpajo, que las pérdidas
no son de 2.500,oo dólares por tonelada producida, sino “sólo”
300,oo. Bueno, supongamos que así sea, que en lugar de 2.500 las pérdidas
de las empresas por tonelada sean de 300. Sin embargo, el asunto es
que las empresas están operando con pérdidas; o lo que es lo mismo,
que están quebradas. Y ante esta situación que usted mismo reconoce,
cabría preguntarle acerca de dónde piensan usted y los trabajadores
de Guayana que podrían obtenerse los recursos no sólo para seguirles
pagando los salarios aumentados sino incluso los anteriores al aumento
Ante esta pregunta
usted seguramente responderá que ese no es asunto suyo; que su problema
es obtener los aumentos exigidos no importa de dónde salga el dinero.
En suma, que su problema es que les paguen más por un trabajo que no
rinde los recursos suficientes para remunerarlos. Esta es la actitud
que se desprende del hecho de haber ido a un paro ilegal aun conociendo
la gravísima situación por la que atraviesa la industria del aluminio
en nuestro país, una situación cuya única solución no es otra que
el cierre definitivo de las plantas o la rebaja de sueldos y salarios.
No hay otra..
Al respecto,
déjeme decirle que ese no es un asunto que sólo concierne a los trabajadores
de Guayana; que ese es un asunto que también le concierne a todo el
país y, de manera particular, a todos los venezolanos, a quienes una
mala administración de esas empresas, y el hecho de mantenerlas
activas lo es, podría acarrearle funestas consecuencias a toda la población.
Eso se debe a que el gigantesco gasto –gasto improductivo- en que
el gobierno incurre para mantener en funcionamiento la industria, podría
ocasionar graves desajustes a nuestra economía. Podría ocasionar,
como mínimo, un déficit fiscal el cual a su vez pudiera obligar al
gobierno a decretar una nueva devaluación, con todo el indeseable impacto
que una medida de esta naturaleza fatalmente tendría sobre los precios.
Por último, permítanme
referirme a la innobleza –o quizás debí decir desagradecimiento-
de unos trabajadores que, sin tener derecho a nada, porque el trabajador
que lo único que produce son pérdidas no tiene derecho a nada, le
tuercen el brazo al Presidente para obtener groseros aumentos de sueldos
y salarios. No se conforman con ser una pesada carga, una rémora, un
lastre para la nación, sino que encima de eso chantajean desvergonzadamente
a su benefactor para obtener los mencionados aumentos.
Y llamo benefactor
al Presidente, porque ¿por qué creen ustedes que Chávez no ha
cerrado el complejo alumínico de Guayana, como lo ha debido haber hecho?
Sencillamente, para no dejarlos sin trabajo. Esa es la única razón
por la cual Chávez no ha cerrado las empresas de Guayana. Y no porque
el país pierda algo con ese cierre, sino por el contrario, el país
ganaría mucho con esa medida, por los menos ganaría lo que ahora se
está perdiendo. Pero hace mal, porque para mantener en funcionamiento
esas plantas ha echado sobre los hombros de la población una
carga que ésta no tiene por qué soportarla; es más, que expone al
país a graves riesgos.
Pero no quisiera
terminar sin antes emitir una opinión sobre los verdaderos móviles,
los móviles reales de ese paro, porque es falso que lo que ustedes,
los sectores dirigentes -léase Andrés Velásquez y sus secuaces- perseguían
con ese sabotaje al país, eran reivindicaciones salariales. Ustedes
lo que en realidad buscaban, obedeciendo instrucciones de su crapuloso
líder, traidor al país y a su raza, y que hoy aparece de lengua amarrada
con Fedecámaras y demás sectores antipopulares, era desestabilizar
políticamente a la nación. Por lo que no es de extrañar que el año
que viene, año electoral, vengan con las mismas acciones desestabilizadoras.
Al fin y al cabo, con los aumentos logrados quien más beneficiado ha
salido es su inescrupuloso líder. Continuará.
alfredoschmilinasky@hotmail.com
Macbo, 22-2-2011