“La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”
Agatha Christie…
En Anzoátegui se engendra una victoria política, de cara a las próximas elecciones que se celebrarán este año el 7-O para la presidencia de la Republica, acontecimiento en que el gran beneficiado sería el actual partido en el poder en esta entidad, cuyo efecto se propagaría sin remedio a otros estados del oriente venezolano.
Fuentes consultadas pronostican el esparcimiento de una espiral de esperanzas, debido a la influencia del reelecto gobernador en el primer círculo del oriente del país, y las omisiones de los operadores de la maldad que tanto juegan por destronar al gobernador Tarek; este triunfo podría tener efectos geopolíticos mediatos en todo el país.
De inicio, ya muchos analistas están consientes de esto, que estas repercusiones no podrán extenderse a los municipios cuyos alcaldes están muy cuestionados, y que son parte de esta circunscripción electoral, donde existen “focos rojos de pésima gestión municipal”, en esta contienda para elegir el presidente de la republica, a pesar de la fuerte resistencia de la oposición en esos municipios.
Al actual gobernador, los psuvistas lo ubican como su abanderado, y no a cualquier forastero, por eso no están de acuerdo en otra posible decisión. Ya muchos han mostrado su desacuerdo abiertamente porque creen que nadie como el actual mandatario pueda hacer un papel más relevante.
Por ello, lo que suceda en “Anzoátegui” puede golpear hacia abajo, pues un candidato débil a la gobernación vulneraría las posibilidades del abanderado a la presidencia, ya que se supone que irían en fórmula. Pero esto es solo una de las dos caras de la moneda.
El riesgo en Anzoátegui es que además de lo anterior, se designe a un candidato impopular, carente de una base social y ajeno a este partido en la región, al no compartir su indosicracia ni su plataforma política, lo que convertiría a este estratégico estado en epicentro de una debacle electoral, pues se sentiría el fragor de la división interna debido a intromisiones externas y atisbos de perversidad.
Y es ahí donde debe destacarse el proyecto del gobernador Tarek rumbo al 7-O, quien se ha convertido en un operador político de alcances nacionales. Es un hecho que este ambicioso objetivo de siete años del ejecutivo estatal esta consolidado. Aunque hay señales ominosas que no abonarán nada a todo este gran propósito.
Por ello, el trabajo electoral iniciado en Anzoátegui desde hace un par de años, para apoyar a un aspirante exitoso esta cobrando relevancia, y acarreará mayores dividendos, si se realiza una fina labor política en cada uno de los 21 municipios existentes de la entidad ,por menos importantes que aparenten ser. Hay que recordar que el hilo se rompe siempre, por lo más delgado.
De hecho, hay que tomar en cuenta que el triunfo de Chávez se logrará si se opera “quirúrgicamente”, actuando en función del interés superior de retener la presidencia de la republica sin ceder ante caprichos e intereses particulares.
En la actualidad Tarek William Saab, ocupa la gobernación por segunda vez, pues ocupó el cargo de diputado a la AN en el primer sexenio del presidente Chávez época en que el actual mandatario regional hacía sus “primeros tiros de calentamiento” como diputado nacional.
Al igual que otros cuadros que surgieron de otros partidos, después del 4-F de 1992, alcanzando importantes posiciones electorales bajo el auspicio de Hugo Chávez, tan es así que en aquellos años se obtuvo la mayoría de las gobernaciones.
De hecho, la continuidad en la gobernación no se hubiera logrado sin el trabajo realizado por este tigrense al reclutar a dirigentes, a cuadros salidos de la misma sociedad civil, y hasta liderazgos idos del MVR/PSUV. El caso de Tarek encaja perfectamente en este contexto.
Eran tiempos en el 2004 (Alexis Rosa-David De Lima) que el descontento social hacia la revolución llegaba a su clímax, pues la gente estaba ávida de un cambio en el manejo de la cosa pública, situación que Tarek ha sabido capitalizar muy bien.
Como testimonio de lo anterior, se establece el hecho, de que esto pasa y sucede en Anzoátegui, aún cuando las condiciones son diametralmente opuestas; a las que existían hace poco más de siete años en que no se tenía un gobernante revolucionario en la entidad. Hay que reconocer que su gestión ha sido decorosa, y ha prevalecido la honestidad, y la transparencia en el manejo de los recursos públicos.
En política, los espacios no pueden ser llenados por bates quebrados, sobre todo cuando se origina una correlación de fuerzas nacional y regional.