Astrolabio

La crisis de la izquierda en Anzoátegui

La mayoría de los responsables de los partidos de izquierda, coinciden en afirmar que Anzoátegui, ha sido siempre una especie de purgatorio político donde algunos desterrados de la capital política del país, terminan sus días.

Nuestra entidad por su ubicación geográfica, lo apacible de su clima, la cercanía del mar. Se convirtió en una especie de pueblo de Wild West, algo así como un Fort Sumner, donde una noche de julio de 1880, el comisario Garrett, de un tiro en el estomago mató a un tal Bill Harrigan, más conocido por Billy The Kid.

En la década de los ochenta existió en estas tierras de sol y calores sofocantes, un movimiento universitario, organizado y respetado, que libró luchas importantes y trascendentales como la liberación de los estudiantes rehenes de José Angel Ciliberto. Ese movimiento estudiantil fue uno de los primeros en proponer y organizar un paro cívico regional, y mantener vínculo permanente con líderes comunales.

Existía para esa época un fuerte compromiso de lucha de estudiantes del sector de educación media, liderados por el liceo Tomas Alfaro Calatrava, y la escuela Técnica industrial, la escuela Técnica Asistencial y otros liceos. El movimiento petrolero tenía algunos representantes de una izquierda prestigiosa que reclamaba espacios. En el gremio de de educadores era importante la penetración de los sectores más radicales de la izquierda.

En los barrios altos de Puerto la Cruz, nació una organización llamada Unidad de Lucha por los Barrios (ULB), que lideraba peleas importantes por las reivindicaciones populares. Hacia la zona del viñedo, se formó un fuerte movimiento vecinal que participaba activamente de las asambleas estudiantiles, y apoyaba en conflictos tan generales como la lucha por los presos políticos.

Sin embargo con esos antecedentes de lucha y participación, nuestra región quedó relegada en la reproducción de experiencias políticas de importancia para la izquierda. Los tradicionales partidos de la zurda, fueros desbastados, por una especie de crisis política-ética, que les impidió armar o apoyar alguna referencia socialista.

Muchos de los cuadros terminaron en los partidos de la derecha, y los más avanzados se han incorporado al PSUV, desde donde no han podido articular una corriente de pensamiento en apoyo al socialismo.

Sin duda que la crisis de la izquierda en el estado tiene mucho que ver con una carencia elemental de formación, pero también con un problema ético que ha impedido a los militantes encontrar una referencia moral que los conduzca por los nuevos caminos que ha emprendido el socialismo en nuestro país.

A las deficiencias de formación, y de conducción ética, se agrega una variable importante: la formación de hombres de gobierno. Nuestros funcionarios públicos quedan satisfechos y convencidos de que su obra de gobierno es exitosa, cuando reproducen la cultura administrativa de Acción Democrática, es decir reivindican la experiencia del fracaso de un modelo de gestión inhumano.

En el país tal vez existan muchos casos como el de nuestra región, pero existen muy pocos donde las posibilidades de construir una experiencia única para la izquierda, hayan contado con tantas condiciones favorables.

figuera-prensa@hotmail.com


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Luis Figuera


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